Entre las razas felinas con el gen sin pelo, la más conocida es, indiscutiblemente, el sphynx, pero existen otras razas como el donskoy y la raza peterbald.

Este gato, de origen ruso, fue el resultado de un programa de cría experimental realizado en 1994 por la experta en felinos Olga Miranova, que cruzó la también raza nativa rusa sin pelo donskoy con gatos orientales de pelo corto. Su aspecto físico es idéntico al de esta última raza, los orientales, es decir, son gatos grandes, de constitución delgada, esbelta y atlética, con cabeza en forma de triángulo, grandes orejas y ojos rasgados, no redondos.

El gen sin pelo que afecta a los peterbald, es dominante, y por lo tanto basta que uno de los progenitores sea portador para que pueda transmitirlo. Se trata de la misma mutación que también afecta a las razas caninas del xoloitzcuintle mexicano, el crestado chino o el viringo peruano: la displasia ectodérmica. Esta enfermedad puede perjudicar al desarrollo de los dientes, por lo que tal vez, el peterbald requiera una dieta blanda para mantener en buen estado de salud la dentición.

Otra notable diferencia con el sphynx es que el peterbald conserva las vibrisas o bigotes. Se permite que sean calvos, o que estén totalmente cubiertos de pelo, pero este pelaje tan corto, tupido y fino, conocido en el mundo felino como “pelusa de melocotón, es único en esta raza y resulta inconfundible. Se admiten todos los colores posibles de manto que existen en la genética felina, y los ojos solo pueden ser verdes, excepto en el caso de los colourpoint, donde los ojos deben ser azules.

Debido a su herencia desde gatos orientales y siameses, son gatos muy vocales, que utilizan el maullido con frecuencia. Es una raza felina que no se recomienda para personas que carecen de información sobre la raza, ya que se valora, y así se ha seleccionado genéticamente, que deben ser gatos con un genio vivo y expresivos. Por lo demás, se consideran gatos muy enérgicos y activos, reclamantes y curiosos en el entorno hogareño, que necesitan una estimulación alta y ejercicio frecuente para evitar problemas de conducta y de salud. Toleran la convivencia con otros animales y niños, pero insistimos en su fama de ser temperamentales y por lo tanto pueden mostrar impaciencia o ser ariscos si se les atosiga.