Una parte importante de la salud de nuestros perros es su dentadura e higiene bucal. Un buen cuidado de sus dientes y boca es primordial para evitar enfermedades, especialmente cuando se hacen mayores, como la periodontitis o enfermedad periodontal, una de las patologías más comunes y severas.

Esta patología consiste en un cuadro clínico que comprende infecciones orales que llegan a afectar tanto a las encías, como a la estructura ósea encargada de soportar a los dientes.

Al igual que ocurre con otras enfermedades, cuando no se proporciona una adecuada higiene dental a nuestros peludos se forma placa bacteriana en sus dientes y encías, lo que puede derivar en la acumulación de sarro y, si no se pone solución, la inflamación de encías (gingivitis).

Si nuestro compañero de cuatro patas sufre la enfermedad periodontal los síntomas habituales que puede mostrar son la halitosis (mal aliento), acumulación de sarro en los dientes, inflamación de las encías, desarrollo de abscesos en la boca o, en los peores casos, pérdida de piezas dentales o el bajo apetito.

Si identificamos alguno de estos síntomas, será clave acudir rápidamente al veterinario para realizar una evaluación de la cantidad de sarro y el posible avance de la gingivitis.

Si tras las pruebas se confirma que nuestro peludo sufre periodontitis, el tratamiento irá en función de la gravedad del proceso infeccioso y del estado de salud del paciente. La pauta más común que se suele suministrar en estos casos es la administración de antibióticos para combatir las bacterias y controlar su avance.

Para eliminar el sarro y evitar su avance al resto de piezas, se realiza una intervención quirúrgica (un pulido dental) para revertir el posible daño que se genere en las piezas dentales. Y, en los peores casos, si la masa ósea se ha visto ya afectada, es posible que haya que extraer la pieza dental, además de aplicar antibióticos directamente debajo de las encías para controlar el avance de las bacterias.

La prevención es clave. Para retrasar la aparición del sarro conviene realizar un cepillado de los dientes de nuestro perro de forma regular. Así evitaremos que los restos de comida se acumulen de forma progresiva entre sus dientes y encías y pueda derivar en esta enfermedad bucodental, que, a la larga, puede generar graves problemas de salud.