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Mascotas  |  07 abril de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Científicos estudian si también existe el autismo en los perros

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El autismo, condición, que afecta al comportamiento de las personas que lo experimentan, tiene aparición entre los perros con algunos síntomas similares, aunque está bajo debate científico y el nombre que recibe es el de comportamiento disfuncional canino.

Muchos científicos se han preguntado si el autismo también se presenta en otras especies. Ya en 1966 se publicó el primer artículo científico que abordaba este tema con el perro como protagonista, titulado "Un síndrome en el perro que se asemeja al autismo infantil humano", en el cual se describía la aparición de ciertos comportamientos muy similares al autismo en cánidos domésticos. Desde entonces, se han llevado a cabo numerosos estudios en busca de evidencias y respuestas, y hoy en día los perros se utilizan como modelos en la neurociencia para investigar el trastorno del espectro autista en personas.

Existe la hipótesis de que esta condición es congénita y se caracteriza por la falta de ciertas neuronas en el cerebro que ayudan a los perros a aprender las normas sociales. Estas neuronas, llamadas neuronas espejo, ayudan a los perros jóvenes a reflejar el comportamiento de los perros mayores en situaciones sociales, y se cree que la falta de ellas podría ser la causa del CDB. Aunque algunos estudios sugieren que las neuronas espejo pueden ser la causa del comportamiento disfuncional canino, otros investigadores aún la consideran una condición idiopática de causa desconocida.

Diagnosticar el comportamiento disfuncional canino sigue siendo muy difícil para los profesionales en salud animal, por lo que el estudio clínico se basa en la comparación de conductas típicas y atípicas.

Algunos signos clínicos que pueden llevar a la sospecha de que un perro tiene esta condición son comportamientos repetitivos y compulsivos, mostrarse antisociales y apáticos ante cualquier estímulo que puede incluir no querer jugar, no mostrar interés hacia otros perros ni pasar el tiempo con sus cuidadores y preferir aislarse en espacios alejados y seguros incluso dentro del propio hogar. Son perros que pueden no prestarnos atención durante los paseos, y presentar también dificultades para hacer uso de su lenguaje vocal y corporal. Los perros con CDB tienen problemas de comunicación y no son capaces de expresar sus emociones como otros perros. Esto puede apreciarse en que no saben mover la cola en momentos de alegría, evitan el contacto visual con personas y otros animales, son particularmente silenciosos a la hora de usar sus vocalizaciones o incluso muestran “ausencias” cognitivas. Estados similares a un trance durante los que estos perros pierden la mirada en un punto fijo durante mucho rato, sin responder a su entorno.

Otros síntomas son sobrerreacciones fuera de lugar a estímulos, a ruidos o a ambientes nuevos, donde muestran una respuesta exagerada, con llantos y temblores. En ocasiones, una simple caricia entre las orejas puede hacer que reaccionen con hipersensibilidad sensorial, y tengan respuestas de miedo, dolor o agresión.

Como puede apreciarse, el cuadro de síntomas es muy complejo y los profesionales veterinarios deben descartar muchas causas y otros trastornos que pueden llegar a provocar síntomas similares. Además, estos síntomas pueden variar de un perro a otro y algunos perros con CDB solo mostrarán unos pocos de los comportamientos descritos mientras que otros perros pueden expresar la mayoría de ellos.

Una vez alcanzado el diagnóstico, no existe un tratamiento único. Se pueden utilizar medicamentos de modificación de comportamiento, pero la mayor ayuda para un perro con CDB debe proceder de sus titulares, entorno y familia humana, dándole un espacio seguro, tranquilo y cómodo.

Se deben evitar las situaciones que desencadenan sus reacciones exageradas y no forzar al animal a pasar por ellas. Por supuesto, además del control veterinario, es recomendable y útil acudir a un etólogo o a un educador canino para que nos ayude a entender, controlar en la medida de lo posible y a trabajar en la convivencia con un perro con comportamiento disfuncional.

Con un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento, un perro con comportamiento disfuncional puede llevar una vida plena.

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