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Cultura  |  27 abril de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Al poeta caficultor Elías Mejía

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Foto: Ricardo Noreña

Por Jhon Jairo Salinas

En el corazón de Calarcá, donde las montañas se besan con el cielo y el aroma del café impregna el aire, habita un hombre de espíritu noble y corazón de poeta, Elías Mejía. En la vereda La Bella, municipio de Calarcá, su finca se erige como un oasis de verde esmeralda, donde la vida brota en cada rincón. Este hombre, no solo cultiva café con manos curtidas por el sol y la tierra, sino que también siembra versos con la pluma de su ingenio.

En sus líneas, plasma la belleza que lo rodea, la fragancia de los jazmines que adornan su finca, el canto de las aves que saludan el alba. Su mente, un caleidoscopio de ideas, se nutre de la sabiduría de los libros y la experiencia de la vida. En las mesas de billar, teje estrategias con la misma maestría que compone poemas, demostrando su destreza en ambos campos. Pero su mayor obra de arte, sin duda, es el amor que profesó a su madre. Un amor filial, profundo e inquebrantable, que lo acompañó hasta su último aliento. Cuidó de ella con devoción, convirtiéndola en la musa inspiradora de sus versos más tiernos y sentidos.

Este hombre, poeta, intelectual, billarista y sembrador de café, es un ejemplo de vida sencilla y noble. Su legado se extiende más allá de sus cultivos y sus escritos, deja una huella imborrable en el corazón de quienes lo conocemos. En él se conjugan la sabiduría de la tierra, la pasión por las letras y la infinita ternura de un hijo ejemplar.

Sí, en la verde ladera, donde el sol se derrama, vive un hombre de tierra, poeta y caficultor del alma. Entre surcos y cafetos, brota su inspiración, versos que nacen del aroma a tierra y a flor. Canta a la lluvia que nutre, al sol que da calor, y al fruto que madura, cosecha de su labor. En la quietud del campo, encuentra su platónica sirenilla, en el canto de las aves y el murmullo del agua pura. Sus versos son sencillos, como el grano que cultiva, llenos de la fragancia del café que cosecha y vida.

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