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La Guaca  |  01 diciembre de 2017  |  12:00 AM

El Honoris Causa de Everardo 

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Algunos medios de comunicación, siguiendo los criterios del señor Carlos López, promotor de la revocatoria del mandato del gobernador Carlos Eduardo Osorio, publicaron una información donde desacreditan la calidad profesional y la idoneidad del asesor para asuntos de paz y reconciliación del gobierno departamental Everardo Murillo Sánchez. El cuestionamiento radica en que en la hoja de vida aparece que acreditó como título profesional y título honoris causa, y dicen los denunciantes que este no es equivalente a un título universitario. Pues están equivocados. Honoris Causa es mucho más que un título profesional, solo se le otorga a personajes que se han destacado profesionalmente y que no son necesariamente licenciados en una carrera. El nobel García Márquez recibió varios en literatura, claro, con razón, muchas personas doctoradas por grandes universidades en literatura, nunca lo igualaron. Históricamente, un doctor honoris causa recibe el mismo tratamiento y privilegios que aquellos que obtienen su doctorado académico de forma convencional, a menos que se especifique lo contrario. El título de Doctor Honoris Causa se otorga en reconocimiento de las experiencias de vida de un individuo o de sus contribuciones en un campo específico. Normalmente es un doctorado y en algunas ocasiones una maestría o título de profesor, y es conferido por una institución que ha obviado los requisitos habituales de matrícula, residencia, estudio y la aprobación de exámenes. Es decir, es un honor, por sus calidades profesionales específicas, pero aún más, por sus calidades como personas, por sus valores morales y éticos que son reconocidos por la institución que lo concede. Y es absolutamente homologable al título que recibe cualquiera otra persona.

 

Lleno hasta las banderas 

La asamblea general de afiliados de la Cámara de Comercio de Armenia, convocada por su presidente ejecutivo Rodrigo Estrada y realizada el pasado miércoles en el Allure Café Mocawa Resort de La Tebaida, tuvo una asistencia de casi 1.000 personas, un número récord. Los carros no cabían ni en el parqueadero del hotel, ni en las zonas duras aledañas. Pero, como en las campañas políticas, también ‘hubo buses de todos los barrios’. Por lo menos siete buses fueron contratados para traer y llevar personas, nos dijeron que eran pequeños comerciantes de los municipios y algunos barrios de Armenia.


Cuestionamientos a Catimore 

No es un político corrupto de Colombia, sino una variedad de café que se ha venido introduciendo al país. Esta vez, la crítica corre por cuenta del periodista y escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal. Gardeazábal mira con recelo la entrada a Colombia de esta variedad de café. Así lo señala en su columna El Jodario: “Nadie sabe quién exactamente la dejó entrar al país. El Ministerio de Agricultura y el ICA no se meten con los cafeteros, ellos para todos han sido un mundo aparte .La Federación no ha dicho ni mu, pero ya su exégeta mayor, Guillermo Trujillo Estrada, que no trabaja allá pero sigue escribiendo cada semana sobre el café, lo denunció. Dejaron entrar y sembrar en el país la variedad de café, oriunda de Costa Rica, Catimore, denominada por los burócratas de la misma Federación y del ICA como CR-95. Esa variedad de café la están sembrando los grandes productores, no los medianos ni pequeños todavía porque según las cuentas que esos magnates hacen, el rendimiento dizque es mayor (lo que es discutible) por productividad y manejo. Pero lo que no saben los suicidas que la siembran y la riegan por todo el país es que en Costa Rica ha sido víctima propicia de la roya, que aquí nos costó trabajo combatir. En otras palabras, alguien permitió o en la Federación o en el ICA o en el Ministerio que entrara esa semilla sin el lleno de los requisitos legales. Solo quienes han ido a Costa Rica saben cuál es el riesgo que ese café puede correr en un invierno colombiano y qué le pasaría a los cafetales nuestros donde la roya vuelva y se los trague. Los viejos cafeteros están alarmados. Los jóvenes que hacen cuentas en la Federación solo meten el dedo en sus computadores para medir el aumento de los sacos de café, pero como nunca se asoman al cafetal y poco o nada saben de lo que sido la lucha para ganarle a la roya y a la broca y a los malos precios, allí están calladitos, sin hacer nada mientras al monstruo lo alimentan torpemente”.

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