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La Guaca  |  03 julio de 2018  |  12:32 AM

La segunda renuncia

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Renuncia tardía, la del alcalde Álvarez, la de la semana pasada.

Esta no es la primera vez que el exalcalde de Armenia Carlos Mario Álvarez escribe una carta de renuncia de su cargo, como la que hizo llegar el pasado viernes 29 de junio al gobernador Carlos Eduardo Osorio B. En abril del 2016, el alcalde Álvarez había redactado una carta dimitiendo, ante la cantidad de problemas que encontró en la administración que había empezado unos meses atrás. Esa misiva fue destruida, nunca salió de su escritorio, por consejos de sus más cercanos amigos. De haber renunciado en ese momento, Álvarez no hubiera firmado el anticipo de valorización, ni firmado otros contratos que lo comprometieron, estaría en libertad, no tuviera una investigación judicial y gozaría de un buen prestigio. Renuncia tardía, la del alcalde Álvarez, la de la semana pasada.

Bajo recaudo 

El municipio de Armenia presenta un bajo recaudo de impuesto predial y complementario, debido, según expertos, a la crisis política que vive la administración local, tras el encarcelamiento y ahora renuncia del cargo por parte del alcalde Carlos Mario Álvarez Morales. Según fuentes de la secretaría de Hacienda del municipio, en lo corrido del año se han recibido $7.000 millones menos que el mismo periodo del año anterior. Esta situación pone en aprietos al gobierno local para cumplir con sus compromisos. El bajo recaudo también pasa por la contribución de valorización, que se encuentra prácticamente paralizada.

Aurelio y los medios

La partida del ingeniero Aurelio Mejía García ha sido muy sentida entre los periodistas y medios de comunicación de la región, pues este hombre tenía un permanente contacto con ellos. Investigaba muchas situaciones anómalas de las administraciones públicas y daba a conocer los resultados de las mismas a sus amigos los periodistas. Algunos, independientes, las publicaban, otros no. Con mucha frecuencia se le veía en los cafés de la 14 con periodistas, una carpeta llena de papeles y la más grande disposición de denuncia. Sin duda, Aurelio Mejía era un amante de Armenia, pero de los de verdad.

 

 

 

 

 

 

 

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