Nunca he criticado mi primera escuela de periodismo, nunca he querido ser el egresado desagradecido que dice que no aprendió nada en cinco años de universidad porque si bien, mi mejor escuela han sido los lugares en los que he ejercido y las tertulias con profesiones experimentados que han compartido lo que saben conmigo, sin las bases que durante cinco años este programa me dio no hubiese sabido cómo apropiarme de lo que el trabajo me aporta a diario.

Sin embargo y agradecida con los buenos docentes que tuve, también debo ser honesta y admitir que el nuestro ha sido un programa con falencias y malas decisiones, con docentes no tan buenos dando clase y docentes muy buenos dejando de dar clase, pero yo supongo que eso pasa en todos los programas de muchas de las universidades, lo que si va en contra de todo propósito es que en una facultad de ciencias humanas, en una carrera como Comunicación Social – Periodismo, se estén silenciando voces y se esté evitando el debate público.

Esta semana en la página de Facebook oficial del programa se destacó el logro obtenido por uno de los docentes, ante el hecho los estudiantes manifestaron su descontento e indicaron que no estaban de acuerdo con la publicación por distintos motivos, unos mucho más graves que otros, que nos dejaron -a todos- esperando otras medidas, pero la respuesta del programa fue eliminar la publicación, yéndose con ella las opiniones de esos muchachos que se están formando para ser la voz de otros, esa voz que el programa eliminó ¿No es esto el reflejo de lo que es este país? Un país donde no se nos permite alzar la voz para denunciar, un país que revictimiza a sus víctimas, un país donde los protegidos pertenecen a un pequeño círculo y la última esfera tiene que vivir entre la desesperanza y el descontento, pero eso sí, en silencio. Pareciera que al borrar la publicación se nos quisiera obligar a olvidar que una denuncia existió, como se nos quiere muchas veces obligar a olvidar lo que en este país alguna vez sucedió, lo que en este país continúa sucediendo.

Está claro que en CSP pasan cosas que no deberían pasar en ninguna universidad, está claro el descontento de los estudiantes. Hagan caso a las denuncias y dennos la cara a todos los que estamos exigiendo verdad, respeto, claridad y medidas necesarias. No es posible que en cada nicho de esta sociedad queramos seguir escondiendo cosas y ´lavar la ropa sucia en casa´cuando es la misma suciedad la que nos afecta a todos de alguna manera ¿Qué esperan que pensemos sobre lo denunciado cuando la respuesta fue ocultarlo todo?

Escuché dentro de sus aulas discursos y anécdotas que afianzaron en mí mis ganas de ser esta profesional que continúo construyendo, exijo entonces que desde estas mismas aulas y desde sus oficinas sean consecuentes con lo que quisieron enseñarme a mí, a los que estuvieron conmigo, a los que estuvieron antes y a estos muchachos a los que enseñan ahora. Vergüenza debería darnos a todos que en estos salones se profesen discursos tan bonitos que se ven hoy malbaratados con las acciones. No podemos pretender que los que vienen sean la voz de los que no tienen voz, no podemos pretender que los que vienen sean el contrapoder, no podemos pedir profesionales éticos, valientes e íntegros si estamos dando el ejemplo mal desde casa. No censuren, no silencien, propicien el debate que tanta falta nos hace en esta Colombia ya callada y con miedo.

A esos muchachos que se atrevieron a denunciar, los aplaudo hoy de pie porque están demostrando su convicción y amor por la profesión. #CSPSinMoralEs el mensaje que desde arriba están dando a los de abajo, que finalmente son los que acreditan y engrandecen con sus logros el nombre de este programa y de esta institución. Gracias, están hablando también por los que no lo hicimos en su momento.