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Editorial  |  14 enero de 2019  |  12:14 AM

Túnel de La Línea, odisea con carácter de utopía

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El anuncio de adición de $620.000 millones de pesos para la terminación de las obras del túnel de La Línea, de parte del gobierno del presidente de la República Iván Duque Márquez, se convirtió en el principal motivo de su visita a la megaobra más importante del país en materia vial y reactivó la esperanza de miles de colombianos, sobre todo de los departamentos del Eje Cafetero y de Tolima de que por fin se pondrá en marcha el esperado desarrollo de la región a través de la mencionada obra. Aseguró asimismo el presidente que en mayo de 2020 se estaría entregando el túnel principal y en diciembre de ese mismo año los 25 túneles adyacentes y los 31 viaductos que componen la obra.

El túnel de La Línea fue una idea que nació hace más de 100 años, pero hace 10, en el 2008, se concretó el inicio de la obra, se llevó a cabo la primera explosión en esa parte de la cordillera Central, con el objetivo de disminuir el tiempo de conexión vehicular entre el centro y el occidente del país, es decir con el Pacífico colombiano.

El presidente Duque Márquez aseveró que se ponía al frente de un proyecto abandonado y desfinanciado en donde muchas de sus obras adicionales se encontraban paralizadas y que tenía la convicción de terminarlo durante su mandato. Claro que sí. A Duque le asiste como presidente retomar la obra y llevarla a feliz término sin necesidad de anteponer los errores técnicos, las medidas jurídicas y las promesas fallidas que ha tenido su realización durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos Calderón.

Llegará el momento para hacer las acusaciones respectivas sobre todo para los corruptos, incluso como lo dice el propio Duque, y ojalá no se quede en el discurso como está pasando con los casos palpables relacionados con el asesinato de líderes sociales en el territorio nacional que ya son 9 en los pocos días que van de 2019, “les caerá todo el peso de la ley, porque el que la hace la paga”. Pero ahora se deben concentrar los esfuerzo en la terminación de la megaobra, que según los expertos tendrá beneficios de ahorro en “recorrido de 15 km entre Calarcá y Cajamarca; aumento de la velocidad de operación de 18km/hora a 60km/hora y reducción de accidentalidad de 75%".

Los 620.000 millones de pesos concertados para tres proyectos de la megaobra, no pueden seguir haciendo parte de la corrupción de una obra pactada por $650.000 millones en un principio y que a la fecha ya se ha “comido” alrededor de 3 billones de pesos. Ello en la década que ya cumple el proyecto, 2008-2018, porque habrá que hacerse un estudio del verdadero costo desde el gobierno de Carlos Eugenio Restrepo, 1910-1914, cuando en 1913 se habló por primera vez de intervenir la cordillera Central, y de los 28 presidentes de la República que han tenido alguna incidencia en el proyecto que según esta fecha ha estado en el devenir de los presupuestos del país.

Ojalá las esperanzas del gobernador del Quindío Carlos Eduardo Osorio Buriticá y del alcalde de Armenia Óscar Castellanos Tabares de la terminación de la obra por parte del gobierno Duque, se hagan realidad para como lo dicen ellos sea un “respaldo al desarrollo económico y turístico del Quindío y del Eje Cafetero”.

El túnel de La Línea no puede seguir siendo una odisea, que en sus 105 años de proyectado está tomando características de utopía.

 

 

 

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