Anteayer declaró la ministra del Trabajo: “La reforma pensional no se hará en 2019, aunque este año avanzará una mesa técnica que partirá de respetar los derechos adquiridos. No se aumentará la edad de pension, se respetará la pensión sustitutiva, los subsidios se focalizarán en las pensiones de más bajo valor”.

Además, hizo saber que hay otros proyectos que merecen toda la atención del gobierno y que no pueden disiparse los esfuerzos. Doña Alicia, no le creo ese cuento tan reforzado; ya nos había adelantado algo el niño Iván y el mismo Carrasquilla. Si se van a respetar los derechos adquiridos, entonces, ¿qué se reformará? Según su discurso, el Estado está preocupado porque muy pocas personas se pueden jubilar; admiro esa gran sensibilidad social y el interés por los desposeídos, pero el agua va por otro molino: muy pocos colombianos cotizan para la pensión y lo recolectado no alcanza para pagar las mesadas de quienes han adquirido ese derecho; el mayor porcentaje se gasta en pensiones de muy alto costo (congresistas, ministros, magistrados, expresidentes, exfuncionarios de Puertos de Colombia, Jesús Antonio García Cabrera, Leonor Serrano de Camargo, etc.). Mil jubilados reciben más de 25 salarios mínimos. O sea, que unos pocos se chupan la sangre de las Cajas de Previsión y de los Fondos de Pensiones.

Asegura, usted, que no hay tal “bomba pensional”, que es una exageración para distraer y confundir al pueblo colombiano, entonces, si las pensiones se llevan una mayor tajada del presupuesto, y la mayor parte es para unos pocos; si en el 2018 recibieron más de 40 billones y son la mayor fuente de inequidad, ¿eso no es una bombita que amerita una reforma urgente? Piénselo bien y no diga disparates.

Que la reforma hay que dejarla para 2020 para atender otras preocupaciones y darles tiempo a los estudiosos del tema, es mentira; el problema es que este año hay elecciones regionales en Colombia, las cuales se llevarán a cabo el próximo 27 de octubre , con el fin de elegir Gobernadores para los 32 departamentos, Diputados de las Asambleas Departamentales, Alcaldes de 1099 municipios, Concejales municipales y Ediles de las Juntas Administradoras Locales; como la reforma pensional toca muchas peladuras, los electores se alejan y se les daña la fiesta de la democracia, la gobernabilidad se va al suelo y tambalea la mermelada. No nos meta mentiras que ya nos creció el bigote y hemos vivido muchos embustes. Es bueno que se dé una pasadita por el país para que vea cómo le madrugaron al calendario electoral sus copartidarios. En una de sus giras turísticas, pregúntele a un jubilado, con mesada superior a $2.885.000, cuánto le retendrán de impuesto anticipado en cada pago, por cuenta del Artículo 34 de la Reforma Tributaria y cuánto debe aportar para salud. La respuesta se la adelanto: $480.000 de impuesto y aportes para salud: $346.200. Usted y los lectores harán la respectiva resta y caerán en la cuenta del gran privilegio de ser jubilado en Colombia. Como decía mi abuela: “Al que no lleva la carga le parece que no le pesa”.

ADENDA: ¿Sabía, usted, señora ministra del Trabajo, que el reajuste de las pensiones superiores a un salario mínimo se calcula de acuerdo con el crecimiento del IPC del año anterior? ¿Qué según el DANE, fue de 3,18%, mientras que el incremento del salario mínimo fue del 6%? ¡Sagrado Rostro¡