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Armenia  |  14 febrero de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

EL VIAJE A TURQUIA III. El nombre de Armenia (Q) no tiene origen en el genocidio de los armenios en el territorio otomano

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El nombre que lleva esta ciudad, Armenia, capital del departamento del Quindío, nada tiene que ver con el genocidio del pueblo armenio, en la gran meseta de Anatolia, en el antiguo Imperio otomano, y del que se le acusa a los turcos. El gobierno de Turquía actual invitó al alcalde de Armenia (Q) Óscar Castellanos Tabares y a nueve concejales del municipio, al país de las mezquitas, para tratar de convencerlos de que los turcos no cometieron genocidio contra la nación armenia de Euro-Asia.

A propósito de toda la polémica local y nacional sobre este viaje, trataremos, en este último informe, de explicar el origen del nombre del municipio de Armenia (Q), teniendo como hipótesis central que, repetimos, nada tiene que ver con el genocidio comentado.

La primera noticia

La primera versión sobre el origen del nombre de Armenia (Q) fue consignada por el periodista e historiador Alfonso Valencia Zapata en su libro Quindío Histórico y que nos dice que el topónimo proviene de un homenaje que los fundadores le brindaron al pueblo euroasiático conocido como Armenia, tras la masacre sufrida en el año 1896 a cuenta de los otomanos.

Esa versión ha sido copiada casi por todos los escritores e historiadores locales que hacen referencia al nombre de la ciudad, sin fijarse que la fecha no coincide. Primero, la primera masacre (no considerada genocidio) fue espaciada entre 1894 y 1897. Segundo, la fundación de Armenia se realizó el 14 de octubre de 1889, es decir que el ataque indiscriminado de los turcos otomanos contra los nacionales del país de Armenia se protagonizó entre cinco y seis años después de la fundación de la ciudad de los quindianos.

En esas masacres murieron unos 300.000 naturales del país de los Urales, que se rebelaron contra el gobierno turco-otomano, que a pesar de haber declarado la igualdad para todos los ciudadanos, en la Constitución de 1876, siguió excluyendo a los hijos de Armenia, cristianos ortodoxos, y favoreciendo a los musulmanes.

También hay una gran confusión con relación al genocidio que sufrió la nación de Armenia entre 1915 y 1918 a manos de los Jóvenes Turcos que se hicieron al poder en un golpe de Estado y que aprovecharon la coyuntura de la Primera Guerra Mundial para detener y asesinar a los principales dirigentes de esa nación y luego expulsar a todo el pueblo, al que fueron matando en asaltos programados sobre las caravanas de emigrantes. Muchos otros murieron de física hambre en ese desplazamiento forzado que provocaron los turcos.

Los datos más conservadores de la historia hablan de la muerte de 1.500.000 armenios (gentilicio de los nacidos en la nación del Cáucaso) a manos de los turcos en este periodo. Así, la nación de Armenia protagonizó al igual que los judíos una diáspora que los llevó a muchos países del mundo, considerándose el segundo más importante pueblo errante del globo terráqueo.

Armenios en América Latina

Muchos emigrantes de la nación de Armenia llegaron a América Latina, pero no a Colombia. Una importante colonia tuvo asiento en Argentina, tanto que crearon desde allí el Consejo Nacional Armenio y el gobierno argentino de Néstor Kirchner declaró en 2008, el 24 de abril, Día de Acción por la tolerancia y el respeto entre los Pueblos, en conmemoración del genocidio sufrido por el pueblo de Armenia entre 1915 y 1918.

Por esta cercanía y por la emigración de armenios a Argentina se ha planteado que el nombre de Armenia (Q) fue traído de esta nación latina, donde se hizo muy famoso el tema del genocidio y el desplazamiento. Pero, como en el primer caso, las fechas tampoco coinciden porque cuando naturales de la nación euroasiática llegaron a Buenos Aires, ya existía la Armenia de las montañas del Quindío.

El abogado, clérigo e historiador Alfonso Toro Patiño argumenta que el nombre proviene como homenaje a los muertos en la masacre de los turcos con el pueblo armenio en 1880. Pero, el periodista e historiador de esa nación, Vartan Matiossián, en un artículo publicado recientemente bajo el título ‘El nombre de Armenia en Colombia’, desmiente la versión de una masacre en esa fecha y cree que es sólo una ayuda de la imaginación.

De Armenia Mantequilla

Otro argumento más reciente es que la denominación proviene del pueblo Mantequilla, de Antioquia, fundado en 1868, pero rebautizado con el nombre de Armenia en 1875, y de donde, seguramente, vinieron varios colonizadores a la región del Quindío y prestaron el nombre de su aldea natal para el nuevo lugar a fundar. Esta idea también fue descartada porque entre los fundadores y las personas cercanas a la región, ninguna hay que proviniera de ese pequeño caserío del antiguo Estado Soberano de Antioquia.

Especulaciones a granel

En las enciclopedias y menciones a Armenia Quindío, en los periódicos internacionales, las equivocaciones históricas son frecuentes. El periodista Vartan Matiossián nos cuenta que el historiador Hovhannés Babesián escribió que “en el siglo XIX fue fundada por un grupo de inmigrantes armenios, en quienes se basaron otros historiadores, Kamsar y Aspram Avetisián, para decir que fue fundada por ese grupo de inmigrantes y allí predominaban los extranjeros”. Gran mentira histórica.

También comenta que, a su turno, Zaven Sabundjián, otro historiador, partiendo del escrito de Babesián, precisó: “Fue fundada en el siglo XIX por un grupo de inmigrantes armenios quienes, salvados de las matanzas, se establecieron allí”. Evidentemente se refiere a las matanzas de 1894-97. Estas dos versiones son absolutamente falsas, inventadas por escritores armenios, desde Everán, para justificar la existencia de Armenia, Quindío.

“El semanario ‘Armenia Reporter’ de Nueva York (actualmente en Nueva Jersey), editorializaba con motivo del terremoto de 1999 que el nombre había surgido de comerciantes armenios que habían recorrido Sudamérica y se habían establecido allí”. Versión también absolutamente falsa.

Don Alfonso Valencia menciona igualmente la creación, en el siglo XIX, de la Liga Nacional de Auxilio a Armenia. Dice que las gentes entregaban dineros para favorecer a las víctimas de las masacres y que por tanto a través de esta promoción llegó la palabra hasta los colonizadores. Sobre el particular, la misma fuente, el periodista Vartan Matiossián, sostiene que en ese país jamás se ha conocido dicha liga y si de pronto existió, el dinero nunca llegó a la comunidad afectada por la mano de los turcos.

Un mismo origen

Una cosa sí es cierta. El nombre tiene un mismo origen. Armenia, Quindío, como topónimo, se lo debe a Armenia, el país euroasiático cuya capital es Everán. La cuestión está en dilucidar cómo llegó el nombre aquí, a estas montañas, quién lo dio, quién lo trajo y por qué.

Primero, miremos el origen del nombre. La enciclopedia por Internet, Wikipedia, dice que el nombre es una tradición que viene de Hayk, patriarca de los armenios euroasiáticos, un tataranieto de Noé, hijo de Togarma, hijo de Gomer o Cimerios, que a su vez era hijo de Jafet, hijo de Noé. No hay que olvidar que es en el monte Ararat, de las montañas de la República de Armenia, donde se dice que está el arca de Noé.

Por esta descendencia patriarcal (que vivió en el sitio) se ha propuesto por los creyentes cristianos a Armenia como el sitio del jardín bíblico del Edén y popularmente se ha creído que el monte Ararat es la montaña bíblica sobre la cual se posó el Arca de Noé, después del diluvio universal.

Según la misma enciclopedia, “Hayk era un cacique de los armens, una tribu armenia de la época de Aratta (el nombre también se asemeja a Ararat, y la montaña está situada de hecho en el área posible de Aratta). El término persa es armani, primero registrado en la inscripción de Behistún (521 a. C.). El término Armenoi, griego, se verifica en Heródoto, que divulga que los armenios eran colonos de Frigia.”

“La etiología tradicional para el epónimo es de Armenak o de Aram, el biznieto del biznieto de Hayk, y de otro líder que fue, según la tradición armenia, el antepasado de todos los armenios. También algunos historiadores antiguos de Armenia, como Moisés de Khorene, dicen que los armenios eran urartos y que la palabra ‘Armenia’ deriva de un rey urarto llamado ‘Aramu’, teoría que algunos historiadores modernos descartan”.

“Algunos eruditos judíos y cristianos escriben que el nombre ‘Armenia’ deriva de Har-Minni, es decir las ‘montañas de Minni’ (o de Mannai). Varios eruditos armenios, incluyendo Ishkhanyan (1989), han identificado el término persa con el ‘Armani’ (Armanum, que también se lee Armanim) mencionado entre los enemigos derrotados por el rey Acadio Naram-Sin (2300 a.C.), localizándolos en las montañas de la Armenia meridional”.

“El historiador Arnold Toynbee menciona que ‘Armenia’ puede provenir de ‘Erimena’, padre del último regente de Urartro, Russas III. Agrega además que otra alternativa es que provenga de ‘Aruma-ni’, que significa país de los arameos, pueblo que arribó del norte de las estepas árabes a fines del siglo XI o comienzos del X a. C. y conquistó Nairi”.

No hay que olvidar que desde el mismo momento de la fundación de la ciudad en las montañas del Quindío, las gentes han denominado a la región como el Edén de Colombia, y así aparece en muchas publicaciones de los primeros años y en periódicos regionales y nacionales. Es decir, entre los fundadores existía la relación de Armenia como la nación del patriarca Noé y, por supuesto del Paraíso Terrenal.

De Villa Holguín a Armenia

Cuando los treinta colonos fundaron la ciudad el 14 de octubre de 1889 con el nombre de Villa Holguín, en homenaje al presidente encargado de la República Carlos Holguín Mallarino, y por sugerencia de Pedro Vicente Henao, el topónimo de Armenia ya estaba en las mentes de la gente, pues existían, de acuerdo con todas las fuentes, varias fincas, de propiedad de José de los Reyes Santa, Antonio Herrera y el coronel Tobías Marín, que estaban situadas en la porción de Armenia, jurisdicción de Salento, según el contrato de venta de las mismas suscrito en la notaría de este último distrito.

También hay un documento notarial de Cartago donde se dirime un conflicto de tierras en una zona meridional de este municipio, el más importante de la zona que perteneciera al Estado Soberano del Cauca, donde tanto el querellante como el poseedor residen en el ‘caserío Armenia’, en hechos que ocurren en el año de 1886. Es decir, ya había sido traído el nombre a la región antes de la fundación de la ciudad.

Lo trajeron los sacerdotes

La hipótesis más cercana a la llegada del nombre de Armenia a la montaña del Quindío, pertenece a la Iglesia. Era evidente que los sacerdotes en los púlpitos hicieran mención a Armenia, el primer país del mundo que en el Siglo I después de Cristo, adoptó el cristianismo como religión oficial, y que fue llevada y diseminada por dos de los apóstoles: Judas Tadeo y Bartolomé. Además, de ser mencionada como el lugar del Paraíso Terrenal y del Arca de Noé.

Ese nombre se quedó en la mente de las gentes, tradicionalmente muy religiosas, y los tres colonos primeros: el coronel Tobías Marín, Antonio Herrera y José de los Reyes Santa le pusieron a esa porción de sus fincas, que fue después un pequeño caserío, el nombre de Armenia, seguramente porque se les pareció al Edén, al Paraíso bíblico que leían en los labios de los sacerdotes de la época.

Varias fuentes aseguran, entre ellas el padre Rafael Arboleda, rector de la Universidad Javeriana de Bogotá, que en el siglo XIX, estaba de moda bautizar las granjas, las fincas que se iban montando, con nombres bíblicos y del cercano Oriente. Armenia fue uno de ellos. No olvidemos a Jericó y a Antioquia. Y para no ir muy lejos, Alejandría, el primer nombre de Quimbaya o Puerto Samaria. Y en el municipio de Salento persisten los topónimos de Palestina y Canaán para mencionar a dos de sus veredas.

En síntesis, para no darle más vueltas al asunto, el nombre de Armenia proviene del país euroasiático, traído a América por la tradición cristiana por ser el primer lugar que adoptó esa religión, llegada a los oídos de los colonizadores, creyentes católicos, que, espontáneamente, bautizaron así una porción de tierra que desbrozaron y sembraron y que luego le vendieron a Jesús María Ocampo Toro y Jesús María Suárez para que fundaran esta ciudad. Es decir, ninguno de aquellos que trajeron y popularizaron el nombre sabía del genocidio, ni de matanza alguna en el país Euro-Asiático de Armenia.

 

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