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Columnistas  |  31 octubre de 2017  |  12:00 AM |  Escrito por: Laura Isabel Rojas

Paisaje Cutural Cafetero: cultura y patrimonio

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Laura Isabel Rojas

Nuestra cultura cafetera está altamente necesitada de ser cuidada y custodiada como un verdadero patrimonio nuestro y de la humanidad

Desde el 25 de junio de 2011 la UNESCO declaró el Paisaje Cafetero como Patrimonio Mundial, lo que necesariamente implica la responsabilidad de todos los actores sociales por su protección y preservación. Según la UNESCO, la declaración de los Paisajes Culturales es un reconocimiento a la existencia de paisajes que son representativos de las diferentes regiones del mundo, que combinan las obras de la naturaleza junto con las de la humanidad, las cuales expresan una relación larga e íntima entre los pueblos y su entorno natural. Dice la UNESCO además, que la conformación del PCC está dada entre otros aspectos, por su localización, relieve, clima y suelos, lo que favorece la gran presencia de bosques nativos y corredores biológicos considerados indispensables para la conservación de la biodiversidad mundial. Dicho esto, me parece muy importante pensar acerca de la importancia del PCC desde una perspectiva patrimonial teniendo en cuenta la polémica que ha desatado en Armenia la suspensión judicial de dos artículos del POT. Empezaré por decir que el PCC por ser un bien patrimonial universal es un asunto del gobierno y sus autoridades, el reconocimiento internacional que recibimos debe significar un beneficio de preservación y mayor sostenibilidad en ordenamiento territorial, pues los bienes culturales como el PCC no pueden ser desubicados, el PCC pertenece a un territorio específico y no puede ser de allí trasladado, de manera que su existencia favorece el dinamismo social, económico y cultural, contribuyendo además a la generación de empleo, por ello la labor estatal frente a los recursos patrimoniales está principalmente dirigida a la oferta turística, a la creación de empresas, a la ya dicha generación de empleo, al desarrollo territorial, a la preservación y a la concienciación de protección de esos recursos naturales y culturales así como el desarrollo de las comunidades que los conforman, apuntando a atender la diversidad y complejidad de los paisajes y a las necesidades del territorio, situación que parece entender muy bien la Procuraduría General de la Nación, al reclamar un verdadero desarrollo sostenible para Armenia, ya que gracias a su labor se ha planteado el riesgo en el que se encuentra el recurso hídrico de la ciudad, pues no puede desconocerse que, por más cumplidores de la norma que sean los constructores –como ellos lo afirman–, hay un daño ambiental y afectación al PCC irreversibles, además no hay áreas de protección ni reserva ambiental claramente definidas, lo cual nos hace a todos vulnerables: al Paisaje, al territorio, a ustedes y a mí. No entiendo cómo propender por el interés general y usar las herramientas jurídicas que proporciona la declaración de Paisaje Cultural puede ser interpretado como una persecución infundada frente a un sector determinado, tal como lo han venido difundiendo algunas personas; no entiendo cómo es posible que propender por un ambiente en mínimas condiciones óptimas lo equiparen con generar pánico económico. Aplaudo la labor de la Procuraduría a través de sus representantes locales y regionales, si ellos se equivocan ya un juez nos lo dejará saber, por ahora creo que se está haciendo lo apenas justo, nuestra cultura cafetera está altamente necesitada de ser cuidada y custodiada como un verdadero patrimonio nuestro y de la humanidad. No veo en ello un ataque al POT actual, sino una oportunidad para mejorarlo y ajustarlo a la declaración hecha por la UNESCO. Buscar un ambiente sano no nos va a dejar sin empleo.

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