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Columnistas  |  13 marzo de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Diego Luis Ramírez Hincapié

Pijao histórico (2)

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Diego Luis Ramírez Hincapié

Mientras sonaban tristonas las canciones rancheras en la vitrola del Bar Social, entre aguardientes, bromas, anécdotas y recuerdos, surgió de pronto la idea por Pedro Nel Vásquez, “salamineño de raca mandaca” como lo había bautizado Gonzalo Ramírez Aristizábal, de convocar a todos los hijos ausentes de Pijao, dispersos por todo el país, a un Encuentro de Hijos Ausentes; el otro contertulio que conformaba el trío de los alegres compadres, era un personaje del derecho que más tarde habría de ocupar la silla de los gobernadores del Quindío, amén de un ministerio nacional: Diego Moreno Jaramillo.

La idea caló y de inmediato cada uno emprendió la tarea de hacer lo indicado: promover la iniciativa entre los suyos. Comunicada la feliz decisión al Alcalde, el Economista Humberto Marulanda Flórez, quien para afianzar lo decidido, lo oficializó mediante un decreto en el que constituía la Junta Organizadora del Primer Encuentro de Hijos Ausentes de Pijao, la cual estuvo conformada por prominentes ciudadanos del poblado y quienes de ipso facto empezaron a realizar las gestiones pertinentes: comunicarse con los paisanos que residían en las diferentes ciudades del país y el extranjero, para promocionar la idea.

Se constituyeron entonces colonias organizadas en Bogotá, Barranquilla, Medelín, Cali, Manizáles, Armenia, Pereira y otras más que incluían ciudades extranjeras, tales como Morris Town y Dover en New Jersey, USA,

Todo empezó viento en popa y el éxito se avizoraba en el horizonte; todo el pueblo vivía pendiente de ese magno día. Y no hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla reza el adagio popular.

Y el 21 de julio de 1979 pasó a la historia como el día del Primer Encuentro de Hijos Ausentes de Pijao. Fue un magno acontecimiento no solo nacional sino también Internacional que se recordará por siempre y que se institucionalizó para bien y honra de la ciudadanía pijaense y como añoranza perenne de las juventudes que con ansias esperan periódicamente su realización, para continuar realizando encuentros culturales, deportivos, familiares y cívicos sin las barreras o cortapisas de las banderas partidistas.

A mediados del presente año, deberá realizarse el siguiente encuentro, pero hasta el momento no se conoce programación alguna por parte de la Alcaldía Municipal.

Pijao no puede seguir nadando en un mar de ignominia e improvisación y aconteceres como ese deben celebrarse con orgullo, pompa, alborozo y altivez

El Pueblo más lindo del Quindío merece otra clase dirigente incluyendo en ella unos líderes y periodistas oriundos del municipio, más comprometidos con su progreso y desarrollo.

El turismo ecológico es el futuro del municipio y la región cordillerana del Departamento. Hacia allí deben apuntar todos los planes. Así lo han entendido CORFOMENTO PIJAO y Cittas Slow. Y así lo deben entender sus dirigentes.

El pasado ha sido grandioso, el presente glorioso y el futuro debe ser verde como la esperanza. Pijao tendrá por siempre un sitial de honor entre los pueblos amables de Colombia y ahora del mundo. De sus hijos es el destino y el destino no está escrito, se construye y luego se escribe.

Escrito por DIEGO LUIS RAMIREZ HINCAPIÉ, para EL QUINDIANO.

Pijao marzo 7 de 2019

Nació en Montenegro hace más de sesenta años, pero el jura y perjura que allí morirá y que el viento de allí será su mortaja. Después de graduarse de bachiller en el Instituto Montenegro se consiguió una chamba de maestro de escuela, para ganarse la vida, pues ya había entendido que si quería vivir escribiendo a toda hora, no podía vivir de escribir.

Por eso fue juntando día a día palabras que formaran frases de cuentos o versos de poemas. Y logró hacerse a un capital literario, que podrá no ser el más prolijo o el más rico, pero si, quizás, el más íntimo y el más sencillo de los autores quindianos vivos.

Nos conocimos en Génova, ambos exiliados del magisterio, pues era allí el lugar a donde iban a parar los maestros culpables de algo y sin derecho a juicio. Él sobrevivió a tal “lejanía”, yo no a ella, que como tal no lo era. El premio fue la concordancia en la palabra y un montón de amigos, de esos que uno hace en los pueblos a punto de verbo para matar la monotonía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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