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Columnistas  |  23 mayo de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Juan Fernández Cerón

¿Por qué no, un pueblo mas humano?

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Juan Fernández Cerón

 

“La búsqueda humana más importante es la de esforzarse por la moralidad de nuestra acción. Nuestro equilibrio interno y el de la existencia dependen de eso. Sólo la moralidad en nuestras acciones, le pueden dar belleza y dignidad a la vida. Hacer de eso una fuerza viva y consciente es, tal vez, la tarea principal de la educación” A. Einstein.

La degradación ético- moral que sufre nuestra sociedad, nuestras instituciones y nuestro ser, va en ascenso, corrompiendo y acabando con la convivencia, la educación, la salud, la paz y la tranquilidad del hombre y su medio, pero, sí, implantando y fortaleciendo problemas, corrupción, crisis social, enfermedades, que la educación debe enfrentar como reto de transformación.

Ya es necesario crear e innovar desde la crisis que se está viviendo actualmente, para revalorar los valores perdidos o construir nuevos que ayuden a formar nuevos comportamientos personales, familiares y sociales. Educar en valores es tan importante como educar en matemáticas, idiomas, ciencias, etc., con sentido de filosofía de la vida, para la vida y la experiencia

Es preocupante ver como nuestros pueblos, familias y seres humanos, se fragmentan cada día más y más por las frustraciones que originan violencia, corrupción, injusticia y muerte

Para afrontar esta peligrosa debilidad humana, es la escuela y la sociedad juntas, las que deben recurrir a generar planteamientos pedagógicos con una verdadera formación en valores, con innovaciones de aprendizajes social que resuelva la crisis moral y ética de las comunidades, las corporaciones públicas, medio de comunicación y con su ejemplo, ayuden a la escuela a formar ciudadanos de bien

Este sería el verdadero aprendizaje social, significativo, hoy de moda en la dirección educativa. Aprendizaje significativo, es el resultado transformacional del saber que los estudiantes ya saben a otro mejor, es la conjugación enseñanza aprendizaje y no, una causalidad simple. Para que esta conjugación logre la transformación, la escuela, la familia, las instituciones y la sociedad, deben manejar y cumplir la triada educativa de: lo pedagógico, lo filosófico, lo epistemológico, para no volver técnicos los conceptos de educabilidad y enseñabilidad, para que no sigan reinando los planes de estudio sin contexto, la era del formato y la racionalidad pura, que no permiten entrar a un campo del desarrollo del pensamiento crítico y complejo. Nuestra educación actual es de decretos, formatos y no de autonomía, de creatividad pedagógica y menos social.

Son las situaciones sociales, políticas, culturales, económicas, científicas, las que llevan al maestro pedagogo a enriquecer el ser maestro y el hacer escuela, este es el alimento de la pedagogía, el conocimiento y la didáctica, para que la pedagogía, la filosofía, la didáctica y el conocimiento, se dediquen a resolver la pregunta: ¿por qué educamos al ser humano y al cómo hacerlo. La educación, entonces, no se conformaría con el formato de cómo hacer una clase o un plan de estudios, sino a un trabajo colectivo que nace de las necesidades de nuestro entorno.

Si una institución educativa no funciona desde su colectivo como comunidad académica, con proyectos claros y digeribles, que busquen una formación de calidad, está condenada al instruccionismo, desarrollado por el transmicionismo repeticionista y el activismo pedagógico.

El planteamiento ético pedagógico del filósofo E. Morin, para una educación significativa, debe estar orientada a enseñar y aprender la compresión entre los seres humanos como principio de solidaridad intelectual y moral. El comprender humano, dice, va más allá del simple aprendizaje intelectual, puesto que exige empatía, proyección, porque abre el camino de la tolerancia del aprender, aprehender, desaprender y reaprender constante y para toda la vida.

Para lograrlo hay que iniciar con una autoevaluación del ser, que se comprenda, se quiera a sí mismo, de lo contrario no podrá querer ni comprender al otro, ni a lo otro. Ver el comprender ético, como arte de vida, con argumentos, comprendiendo, antes de asumir la posición de juzgar.

No se puede enseñar ni aprender la comprensión critica sin antes aprenderla, no es dictar un discurso, sino, ser portador de ética moral, sustentada con honradez intelectual, honestidad, responsabilidad, justicia que reelige ser y hacer comunidad, o sea, ética humana, que Morin llama, antro-ética, religación que supera la mente egocéntrica y egoísta.

Un educar integral que involucre su entorno, sus conflictos, busca calidad en el ser humano para que sea capaz de concebir su dignidad humana, evaluar su propia capacidad intelectual y decidir cómo hacer buen uso de ella, porque satisface lo que más ama.

La pedagogía, debe ir a la par al avance de las TIC, para aprovechar su velocidad y calidad técnica, con un enfoque emancipador en busca de cambios tanto en el maestro como en el estudiante y por supuesto de la escuela y la sociedad, que al lograrlo cambia el rol de pensador, de escritor, de lector, de investigador, e ir innovando creativamente los modelos desarticulados, humanizando, contextualizado y personalizado lo existente. El trabajo de la tecnología sin la pedagogía innovadora, creadora, humana, no logra el impacto deseado en los éxitos del aprendizaje. Las TIC no producen los efectos deseados, al no pedagogizar sus potencialidades.

Llegó el momento que las secretarías de educación presenten un currículo desde el entorno, donde se identifican sus necesidades, mediante una investigación atípica, para que la escuela responda y busque soluciones.

 

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