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Economía  |  10 junio de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Ventas multinivel y remesas, ingresos de los quindianos que no son reportados en las cifras de desempleo

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El exgobernador del Quindío y analista Jaime Lopera Gutiérrez suscribió un documento análisis sobre el desempleo en el Quindío, a propósito del editorial del diario El Quindiano denominado: Quindío, una economía en recesión. Publicamos el análisis del doctor Lopera:

“Dado que hace poco este periódico virtual se ha ocupado del asunto de las remesas en la economía quindiana, quisiera hacer un par de reflexiones adicionales al respecto en torno al empleo en la región —sustraídas de otros textos propios que he dado a conocer en el pasado.

Ventas de multinivel

Primero, se ha hablado muy poco sobre el enorme impacto social en el empleo local que tienen las llamadas ventas directas de multinivel en Colombia (Herba Life, Yanbal, Nature, Swiss Just, Anway, Nikken, Avon, principalmente), importantes conglomerados mundiales que tienen a bajo su cargo muchas personas y familias en una modalidad que podría llamarse de “empleo disfrazado” y del cual no tenemos estadísticas en el Quindío. Este contingente de trabajadores es aquí, creo yo, un atenuante a las espantosas cifras del desempleo quindiano que registramos mensualmente desde hace muchos años. Nadie se da cuenta, pero se compran muchos mercados con estas ventas multinivel.

Las remesas

En segundo lugar, las remesas son otro cuento. Hace unos cuatro años se calculaba que a Colombia entrarán más de 4.000 millones de dólares por ese concepto, provenientes de EEUU y España, principalmente. El fenómeno no solamente es colombiano: en términos generales, más de 45.000 millones de dólares han pasado del resto del mundo hacia América Latina y el Caribe. Esta cifra, dice la revista Foreign Affairs (Vol. 5, # 3, 2005), “es superior al total combinado de la inversión extranjera directa y la ayuda exterior de la región entera”.

Las remesas en efectivo, dice la misma publicación, llegan a ser más un cuarto del valor de las transferencias monetarias en apoyo a la vida de las familias de América Latina. Como las sumas enviadas a menudo no exceden de los US$ 200/300 dólares mensuales, su registro se hace bastante trabajoso y aún más difícil cuando se trata del lavado de divisas o transferencias camufladas de esta naturaleza. Sin embargo, es una verdad de a puño que estas sumas engrosan el producto interno bruto de las regiones colombianas de una manera constante pero más o menos invisible.

Un desempleo que no es conflictivo

El Quindío es por supuesto una región proveedora de enormes recursos humanos al exterior. La emigración de capital humano del Eje Cafetero a Europa y EEUU ha sido ingente y duradera, con fugas de mano de obra pero también de talentos y especialistas que no encontraron aquí un puesto bajo el sol. Esta operación trae como efecto que estas regiones sean altamente receptoras de un flujo grande de remesas. No obstante que la tasa de desempleo actual está cercana al veinte por cierto, ¿no debería esta región acusar por ello más elevados índices de criminalidad urbana y rural?

No es así. La economía dual de este departamento, cafetero y turístico, es estacional por fuerza de las circunstancias; pero en apariencia su conflictividad social no es proporcional a la ausencia de fuentes de trabajo. Casi se diría que el desempleo no es conflictivo, es decir, que su efecto apaciguador es mayor. Lo cual nos lleva a reflexionar si las remesas quindianas puedan estar subestimadas, sobre todo en los registros del Banco de la República. Porque una ciudad como Montenegro, con cinco casas de cambio, dicen que recibe cerca de 500 mil dólares mensuales en remesas, provenientes principalmente de su ciudad hermana, Morristown, en el estado de Nueva York. Como es obvio, por esta misma razón los índices de pobreza y de indigencia en esa ciudad también pueden estar distorsionados en este caso.

Transacciones privadas

El carácter social de las remesas tiene una característica: “son transacciones privadas entre partes privadas”, Es el dinero de una familia inmigrante, obtenido con trabajo duro (lavar baños, botar desperdicios, pegar puntillas, respirar asbesto, aprender a ser sumisos) y con muchos sacrificios. Eso hay que respetarlo por el valor intrínseco que, mal que bien, representa el notable esfuerzo de los colombianos en el exterior.

Un analista, Donald F. Terry, dice con cierto sarcasmo: “las remesas se pueden caracterizar en verdad como la cara humana de la globalización”. Porque, señala, entre el 80/85 por ciento de las remesas se utilizan para cubrir necesidades básicas diarias tales como comida, vivienda, servicios y asimismo las matrículas escolares —de tal modo que, decimos nosotros, paradójicamente las remesas también financian la educación escolar y universitaria del mismo capital humano que luego se trasladará a los países ricos!

Remesas a actividades productivas

¿No será posible que podamos crear palancas empresariales para movilizar esos recursos y ahorros hacia actividades productivas –generar créditos a pequeñas empresas, disminuir la brecha de intermediación, ofrecer préstamos e hipotecas—, de tal modo que esas sumas de efectivo dejen de estar por fuera del sistema financiero y se constituyan en oportunidades que den empleo y en ahorros que aumenten la demanda? Ese es el reto de loe nuevos gobernantes quienes, en vez de pasear por Turquía, debieran darse una pasada por Zacatecas, en México, donde este problema han sido afrontado, dicen, de manera muy creativa”.

Jaime Lopera

Junio 2019

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