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Columnistas  |  18 agosto de 2019  |  12:05 AM |  Escrito por: Rafid Alain Ortegón Castañeda

Humanos como bestias

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Rafid Alain Ortegón Castañeda

¿Llegará la raza humana a modificar su composición corporal por moda o por efecto evolutivo y adaptativo de la especie?

En el mundo del fitness actualmente hay una gran controversia y es adquirir resultados visibles en el menor tiempo posible. Pero esto ha llevado a efectos fatales en cada una de las personas. Si es por cirugías, está el factor de quedar mal operados, morir en el acto o peor aún, a los seis meses estar igual que antes.

Si es un resultado por estimulación endocrina, la complejidad y el efecto impactante que deja huella en el cuerpo es por años. Hay sustancias de rastro biológico que se quedan en el torrente sanguíneo y las fibras musculares por un periodo de tiempo amplio, haciendo efectos secundarios con consecuencias irreversibles.

Es por eso que entraremos a hacer una pequeña revisión conceptual y de realidad en temas de la actividad física. En este caso hablaremos del Clembuterol. Un popular anabolizante que está siendo consumido actualmente por muchas personas dedicadas al tema del fitness y también por deportistas de alto rendimiento.

Es importante aclarar que este químico le permite al cuerpo ganancia de la masa muscular y por ello quienes inician un proceso de entrenamiento y vinculan sus objetivos a ver volúmenes y resultados rápidos, acuden al Clembuterol como una medida viable, pero en realidad poco confiable con relación a sus orígenes, pues los agrónomos y zootecnistas han trabajado con esta sustancia por décadas, ya que se inyecta a los bovinos para que estos en su etapa de crecimiento ganen masa muscular y con ello en el periodo madurativo y de cadena alimenticia, puedan tener suficiente peso y se genere una rentabilidad notable para el dueño.

Al ser usado en seres humanos cambian totalmente las características y objetivos, pues una persona promedio en este lado del mundo está pesando entre 70 a 80 kilogramos, pero una res pesa entre 400 a 500 kilogramos. Una diferencia evidente. Por tanto ese aspecto anabólico que genera el Clembuterol está llevando a los deportistas a modificar el ADN, logrando cuerpos exorbitantes y desproporcionados donde no hay simetría entre tronco y las extremidades.

Y que decir de las conductas agresivas que son algunos de los efectos secundarios al consumir este producto, y otras como la ansiedad, el estrés excesivo y la disfunción eréctil. Cabe resaltar la disminución del tamaño de los testículos al verse la testosterona desperdiciada en el objetivo de la fuerza.

Poniendo estas cartas sobre la mesa es recomendable antes que nada, que cuando alguien nuevo se vincule al fitness o haga parte de este ámbito y quiera objetivos transcendentales, piense en qué va a hacer y cuál es el impacto que va a traer el producto o servicio en su cuerpo.

La mente es la primera que debe entrenarse, ya que es la que domina. Luego se acondiciona el cuerpo, pues este es el resultado de la operación visible, palpable y no el inicio o la causalidad. En ella nacen nuestras ideas y mejoramos nuestros hábitos y conductas humanas.

¿Será posible que llevemos el cuerpo a expresar un resultado que no tiene profundidad en el pensamiento? Hagamos como raza que la mente y cuerpo evolucionen y exploren las profundidades, misterios y conceptos por lo siglos venideros, pero sin modificarse genéticamente a la fuerza con daños irreparables y solo por aparentar.

 

 

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