Por Néstor Ocampo

El 28 de septiembre de 2016, hace tres años, fuimos testigos de la entrega de 60 “bicicletas públicas” en Armenia. Las entregó el Ministerio de Transporte (Programa Piloto de Bicicletas Públicas 2016) al municipio de Armenia para promover el uso de la “bici” como medio de transporte. Armenia y La Tebaida fueron dos de las 23 ciudades colombianas seleccionas entre 145 propuestas que se presentaron. También se dijo que Salento recibirá un lote de esas bicicletas.

Han pasado tres años y de las bicicletas nada. La Administración Municipal de Armenia nos debe una explicación. Es difícil entender que no haya sido capaz de administrar ese “regalo”.

Los beneficios del uso de la bicicleta son innegables como respuesta a urgentes retos para la ciudad y la humanidad: contaminación del aire, congestión del tráfico, ruido, salud pública, movilidad, crisis climática, bienestar.

Debemos estar atentos a cómo se resuelve esto, porque se trata del erario, de los impuestos que pagamos. Además, nos preocupa la calidad de las bicicletas que, para uso público, deben ser robustas y finas; hace tres años quedamos con dudas al respecto. No sea que cuando se vayan a usar, si las encuentran, ya no sirvan.

También sería bueno conocer detalles, aunque ya tarde, sobre la manera como se adquirieron esas bicicletas repartidas en 23 ciudades del país: modalidad y cuantía del contrato, empresa que las vendió, sus responsabilidades contractuales en relación con la calidad y durabilidad, etc. A ver si algún ente de control del Estado se interesa y avanzamos algo en ‘movilidad sostenible’.