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Región  |  07 noviembre de 2019  |  04:05 AM |  Escrito por: Administrador web

Ensayo sobre La Tebaida, un laboratorio en la elección de alcalde y la participación política

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Rubiel Alberto Londoño Mejía.

La constitución de 1991, entre sus bondades, nos presentó, la oportunidad de tener en los pueblos la autonomía mediante el voto popular. Los ciudadanos podemos elegir nuestros mandatarios locales, regionales, y continuar eligiendo nuestros mandatarios a nivel nacional, todo esto mediante un proceso democrático del derecho fundamental que toda persona en su mayoría de edad tiene de elegir y ser elegido, previo a la convocatoria de elecciones para periodos y fechas determinados.

Como veníamos de una hegemonía ejercida por los partidos políticos tradicionales, y una historia de barbarie y violencia política, fue el ingrediente que sirvió como antecedente por el que se adelantó en Colombia una Asamblea Nacional Constituyente que finalmente desemboco en la nueva constitución política que en Colombia nos rige a partir del año 1991, llena de grandes cambios que nos da la esperanza de un país más equitativo y que remediaría los problemas de fondo que veníamos padeciendo.

En la práctica y para no extenderme, muchos de mi generación, no percibimos en ese momento que todo parecía muy bueno, pero que el país requería una madurez, que apenas si estamos viviendo hoy unos 28 años después, como lo demostraron las últimas elecciones de alcaldías y gobernaciones y los cuerpos colegiados municipal y regional. Me atrevo a decir, que se requirieron 10 años de quienes después del 91 han nacido, es decir las personas que hoy están entre 18 y 30 años, que indiscutiblemente salieron a votar, y le mostraron al país, que son superiores a las fuerzas oscuras de la corrupción que nos han gobernado hasta hoy; hombres y mujeres muy jóvenes, que han vivido un país sin oportunidades para ellos, un país gobernado por hampones que solo creen en el todo vale, que saquean y destruyen nuestro país, sus fuentes de recursos no renovables, tramposos que aprovecharon esa oportunidad de oro que nos brinda nuestra constitución, y mediante la compra de votos, el chantaje por el empleo, y toda clase de artimañas, se han apoderado del poder que les da, tener mandatarios de bolsillo, en los más altos cargos, los dueños del capital ponen a su medida, presidentes, senadores, representantes, y el pueblo ha terminado votando elección tras elección para quien desde un grupo AVAL, hoy ya es un rey puesto, que ha saqueado los bienes públicos y privados, para hoy ser uno de los hombres que se cuenta como el cuarto hombre más rico del mundo, el señor Luis Carlos Sarmiento Angulo. Todo el estado puesto a merced de este hombre, los legisladores, aprobando Leyes para favorecerlo a él, la contratación de infraestructura para él, creo que 280 empresas de los cafeteros han terminado en poder de él, es decir unos 25 años los votantes, de manera indirecta han votado por él, la fiscalía es de su bolsillo, y afortunadamente no ha sido capaz de permear en el 100% de los organismos de la justicia.

Esos muchachos que son hijos de nuestra nueva constitución, hoy le dieron dientes a esa justicia debilitada por los funcionarios del poder ejecutivo, y legislativo, y por qué no decirlo, por unos pocos miembros del estado, puestos como generales, que dan miedo por asesinos a merced de esa misma organización criminal que impera para saquearse el país, y que involucra muchísimos funcionarios, que hoy popularmente lo llaman el sistema y que está diseñado para robar, sin importar a quien o quienes haya que matar. Por eso son enemigos de la Paz, pues la guerra los sostiene como adalid en todas las regiones que han convivido con esa violencia. Son líderes que pregonan que el estado hace presencia, porque mandan brazos armados de policía y ejército, como si la presencia del estado fuera eso y no llevar oportunidades de educación, salud y bienestar. Todo se logra con inversión social, con oportunidades de trabajo, y con una nación donde predominan la propiedad privada en manos de pequeños y medianos propietarios y un reducido número de grandes propietarios, que dan a la propiedad privada el verdadero uso que tiene de cumplir, es decir todo bien mueble o inmueble debe cumplir con un objeto social en pro del desarrollo y el bienestar de los ciudadanos que consiste en la regulación del uso suelo, del agua, del ambiente, del aire, de la vida, y solo si se cumple este objeto, quien se le considera propietario, se hace merecedor de derechos que le generan a él y a los suyos beneficios que ante los demás los hacen privilegiados, y a quienes los ciudadanos deben también premiar con esos privilegios, sin salirse de una clara regulación a la riqueza que el estado debe controlar para evitar lo que hoy nos está pasando.

Vale aclarar que el problema no son los ricos, por el contrario, el problema es que se requiere que haya muchos ricos, que la riqueza no se concentre en uno solo o unos muy pocos como hoy está pasando y que la pobreza casi que desaparezca, el país de oportunidades, un país con un modelo como el de nuestros hermanos estado-anídense, que nace con oportunidades y donde el estado brinda a los ciudadanos la garantía de poseer casa, trabajo, educación y salud, y nada es gratis, pero es un país donde hay oportunidades.

Ojala no nos pase como pasa en países que como en Chile hoy, se estallan en una violenta protesta social, producto de la desesperación y la desesperanza incontrolable y de muy difícil manejo.

Las elecciones pasadas, me trajeron esperanza, hordas de jóvenes votando por candidatos que si bien no son seguramente la solución definitiva, si son el principio de un cambio, demuestran que estamos madurando políticamente, y que los viejos que hemos hecho daño a nuestras regiones a nuestros país y hasta a la vida y el planeta, ya o nos estamos muriendo, o estamos siendo minoría.

Solo como ejemplo, comentare de mi pueblo, acciones como crear una unidad de tránsito, que busca funcionarios con una formación delictiva en la que ellos mismos ni se dan cuenta, se van entre las cinco y nueve de la mañana, y las cuatro a seis o siete de la noche, se van a las vías de entrada y salida del municipio a parar o emboscar más bien a los motociclistas se salen o regresan del trabajo o del estudio, su misión no es otra que la de acabar con este medio de transporte, se le da queja al mandatario local de los abusos que cometen y su respuesta es tajante, ¨odia las motos y a los motociclistas¨.

Mi padre hace 50 años y más, nos enseñaba que La Tebaida era un pueblo cuartel de trabajadores, en el, unas pocas familias dedicaban sus actividades a la prestación de servicios, es decir una clase media, que con un poco de mejores oportunidades educaban sus hijos, ese nicho de población, dependían de un negocio que podía ser, un granero, almacén de ropa, una finca, un bar o una cafetería un hospedaje, un taller, un restaurante, un camioncito, un campero, una venta ambulante, una carnicería, una que otra micro industria, etc. Otros contaban con el privilegio de un empleo con el estado, y uno que otro profesional, pero todos dependíamos de esa gran afluencia de campesinos, de trabajadores, que de una u otra forma, sostenían esa economía local prospera de los años setenta.

Hoy 50 años después, si miramos el contexto, ha cambiado, pero el número de pequeños propietarios en proporción a la cantidad de personas que se dedican a trabajar por un salario mínimo o menos, sus hijos nacen sin oportunidades, y los pocos que logran tener un empleo más digno, requieren del uso de una moto para poder desplazarse a su labor, quizás como profesor, guadañador, cosechero, incluso como labriego, en los retenes, son atropellados de esta forma, me pregunto acaso a esa hora no es que se desplaza esa gran fuerza laboral en nuestro pueblo?, casi que todos personas honestas que buscan llegar con el sustento a sus casas y que tienen la esperanza de pagar un arrendamiento o si acaso la cuota del crédito hipotecario del banco que tiene que cumplir para lo que él cree que es su casa, pero que en realidad hoy debe más del 70% de su valor, o la factura de los servicios públicos que no dan espera, hombres que hoy asisten a una esclavitud moderna y desdibujada oculta en una fachada de país democrático, pero que la realidad es otra.

Ver como se ha reducido las motos al grado que han desaparecido más del 50% de los talleres y almacenes de repuestos, de estos los que aún existen están en una crisis tenaz. Y esto es solo un ejemplo como se va generando más y más pobreza, un pueblo donde la aparición de supermercados compiten y han hecho desaparecer las tiendas de barrio y los pequeños negocios, pues campañas de entidades como la DIAN, Planeación, Secretaria de salud, entre otras, hacen y hacen requerimientos hasta que al final logran doblegar a esos pequeños empresarios o propietarios que no resisten la presión y abandonan su emprendimiento, tratando de salvar algo del patrimonio.

El matadero, fue cerrado y con ello una treintena de personas que dependían directa o indirectamente de él, hoy hacen parte de esa gran masa de población desocupada, que por efecto del turismo, hasta los más viejos ya no cuentan con una banca en el parque, los encontramos sentados en andenes y zonas periféricas avergonzados de sentirse acorralados por la pobreza, o enclaustrados en un ancianato, donde los mandatarios locales los adoctrinan y humillan a tal grado de condicionarles el voto por los candidatos de turno a las administraciones, a boca llena les repiten que las ayudas que les hacen se las atribuyen a título personal, con expresiones como agradezca que lo tengo en tal o cual programa, la compra de conciencia al grado de exigir reconocimiento por ejecutar labores que son propias del cargo por el que les están pagando.

La masiva expedición de normas y requisitos que limitan las oportunidades de quienes tienen ideas.

Espero muchachos, que mi esperanza en ustedes este bien fundada, mi generación no fue capaz de salvar a Colombia de las garras de unos muy pocos, luchen y postulen personas con principios y capaces de cambiar el estado sin necesidad de estallar en una protesta social violenta, tienen ustedes las herramientas constitucionales para sacar adelante una sociedad más justa y de oportunidades, exijan por educación salud, empleo, y una pensión, pero sobre todo luchen por un país de oportunidades un país de propietarios, un país de muchos ricos donde se estimule el consumo a conciencia y se traduzca en más y más empleos.

 

 

 

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