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Medio Ambiente  |  18 noviembre de 2019  |  12:17 AM |  Escrito por: Edición web

¿Por qué son tan preciadas las aletas de tiburón? Polémica por Resolución sobre las aletas

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En Colombia se desató una polémica con la expedición de una resolución del ministerio de Agricultura por medio de la cual se autoriza a capturar tiburones y disponer sus aletas para la exportación.

La expedición de la Resolución 350 de 2019, por la cual se fijan las cuotas globales de pesca de las diferentes especies bajo aprovechamiento para el año 2020, causó gran controversia entre ciudadanos, biólogos y ambientalistas. Aunque la resolución habla de diferentes especies, como atún, jaibas, langostas y peces óseos, la polémica se centró en el tema de la cantidad de toneladas autorizadas para las aletas de tiburón.

En verdad, como dijo el propio ministro de Agricultura, este tipo de resoluciones no es nueva. Cada año, el ministerio ha venido expidiendo un documento sobre este particular, pero ahora incluyó las cuotas de aletas de tiburón, lo que desató la protesta.

¿Por qué son tan preciadas las aletas de tiburón?

Las aletas son un lujo gastronómico, para paladares exigentes. La sopa de aleta de tiburón fue hace tiempo una exquisitez disponible sólo para los ricos, pero debido a la creciente clase media, es ahora un manjar habitual en bodas, banquetes y reuniones de negocios. Un cuenco de sopa puede costar hasta $100 americanos, por lo que las aletas son una de las partes del tiburón que reportan más beneficio.

Como la carne del tiburón no es tan buena como la de otros peces y sus cuerpos abulta mucho y quitan espacio de cargamento, las aletas frecuentemente se cercenan. Durante el proceso de cercenamiento, se sube el tiburón a cubierta y se le cortan las aletas. El tiburón se vuelve a tirar al agua, en ocasiones aún vivo, para que se desangre y muera. Esta brutal práctica también es increíblemente derrochadora: tan sólo se utiliza entre el 1 y el 5% del peso del cuerpo del tiburón, y se elimina una fuente de alimento esencial para muchas personas.

Además, sin las aletas no se puede identificar a muchos tiburones, lo que dificulta aún más su gestión pesquera. Se calcula que cada año se cercenan entre 26 y 73 millones de tiburones, todo por un insípido producto que no es más que el "ala de un pez" y que tan sólo sirve para dar un poco de consistencia a un caldo

Investigación académica

Tres universidades del país, a través de sus departamentos de Biología expidieron en las últimas horas un documento, oponiéndose a la cuota expuesta por el ministerio.

Las universidades de Los Andes, Javeriana y Rosario presentaron un comunicado conjunto en donde piden sea retirado y se abra un espacio de discusión amplio sobre la situación de los tiburones en el país.

A través de la resolución 350 de 2019 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural se establecieron las cuotas de pesquería en Colombia. Para el recurso tiburón se estableció que para la pesca artesanal es posible aprovechar 350 toneladas de tiburón en el océano Pacífico y 125 toneladas en el mar Caribe, cuotas que se han mantenido exactamente igual desde 2012 (ver resolución 360 de 2012), siempre que sean capturas incidentales. Sin embargo, por primera vez, la resolución incluyó específicamente a las aletas de tiburón: 9,9 toneladas en el Pacífico y 5,2 en el Caribe, decisión cuestionada por las tres universidades.

Si bien es cierto que el Gobierno aseguró que el aleteo sigue prohibido en el país, una de las dudas surgidas tras la publicación de la resolución, los académicos tienen serias dudas sobre la forma como se calcularon las cuotas, cómo fueron establecidas, su alcance, impacto y las medidas de control a implementar. Por esta razón, la Universidad de los Andes, la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad del Rosario emitieron un comunicado conjunto en donde manifiestan sus inquietudes y ofrecen su apoyo para realizar los estudios necesarios para garantizar el equilibrio de los ecosistemas pelágicos.

"Para nosotros, como universidades al servicio del país, es fundamental que se determinen cuotas de pesquerías en Colombia como una medida importante para el manejo de este valioso y necesario recurso. Estas cuotas deberían estar definidas de acuerdo con la estabilidad y salud poblacional de las diferentes especies en los mares colombianos. Para esto, resulta fundamental contar con estudios sistemáticos para entender, al menos en el mediano plazo, la abundancia y la reproducción de las diferentes especies".

Según manifestaron, las cuotas van en contra de las tendencias nacionales e internacionales sobre la conservación y la sostenibilidad de los ecosistemas pelágicos, especialmente en el caso de los tiburones. ¿Cuáles son sus preocupaciones?

La cuota de aletas

Establecer una cuota específica de aletas de tiburón, dice el comunicado, “es en extremo contraproducente” por la demanda, sin distinción de especies, en Asia y su creciente mercado ilegal en el mundo. “Existe un mercado legal que es Hong Kong, allí llegan todas las aletas del mundo para ser distribuidas a otros mercados”, recuerda la profesora Susana Caballero del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes. Para su comercialización, las aletas deben cumplir con una serie de requisitos. Sin embargo, ya se conoce que para el mercado ilegal algunas embarcaciones trasbordan la carga de aletas en aguas internacionales, evitando tocar puerto y con ello los controles oficiales.

Separar la cuota de aletas de la de tiburones genera confusiones y suspicacias. Para Caballero, puede ser interpretada más como una meta de venta, posición que comparte Juan Armando Sánchez, director del Laboratorio de Biología Molecular Marina (Biommar) de Los Andes e integrante de la Comisión de Sabios establecida por el Gobierno: “¿Será que se quiere eventualmente hacer un comercio de las aletas? Eso no lo dice ahí, pero se presta para esas interpretaciones”.

Es importante tener en cuenta que la comercialización de la carne de tiburón es muy pequeña debido a su baja calidad ya que se pudre con facilidad, por lo cual su consumo se presenta en algunas regiones del país, aunque no se conoce con claridad en dónde.

La resolución tampoco menciona cómo se va a realizar el control y seguimiento de las aletas de tiburón. “Se habla de cuotas de aletas de tiburón por primera vez en Colombia, entonces uno esperaría que la autoridad ambiental decomise o monopolice esas capturas, pero de eso no se habla”, comenta Sánchez.

“Sin datos sólidos, tanto del estado de las poblaciones de las especies de tiburón amenazadas, ni datos sólidos de sus capturas incidentales, una cuota tan alta atribuida a la pesca artesanal claramente genera amenazas y una posible asociación con una pesca dirigida a los tiburones”, se lee en el comunicado.

¿Cómo distinguir los tiburones pescados de manera incidental? ¿Y si, por el contrario, los pescadores se enfocan en ellos por el lucrativo negocio de las aletas y los hacen pasar por pesca incidental? ¿Cuáles mecanismos de control va a implementar el Gobierno? ¿Se autoriza la comercialización de aletas? “No quisiéramos ver una cuota de aletas si no se sabe exactamente cómo se va a realizar su seguimiento”, sentencia Caballero.

Ausencia de estudios

Los tiburones son las especies del tope de la cadena alimenticia, son los que controlan a los peces intermedios, quienes, a su vez, controlan a las especies más pequeñas. Si se reduce su población, se incrementa la cantidad de otras especies y se pone en riesgo el equilibrio del ecosistema pelágico.

En Colombia, “tenemos una gran diversidad de tiburones tanto en el Pacífico como en el Caribe, pero sabemos muy poco de algunas poquitas especies, no sabemos casi de la gran mayoría”, recuerda Caballero, quien se ha dedicado a investigar la aplicación de técnicas moleculares en genética para tener más información que ayude a implementar programas de manejo y conservación de diversas especies acuáticas, entre ellas los tiburones.

Desde 2011, el documento técnico de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap) recomienda "con urgencia hacer un estudio detallado sobre el estado del recurso dirigido a especies clave de este grupo, con fines de manejo que incluyan zonas estratégicas de reproducción y crecimiento. Se requiere la implementación de medidas que incluyan las diferentes pesquerías que acceden a la especie (arrastre, anzuelo, malla) tanto a nivel industrial como artesanal”.

De manera textual se ha copiado la advertencia a través de los documentos técnicos desde 2011 sin que se realicen los estudios. “No se han priorizado dentro de los planes de investigación y tampoco lo ha priorizado la Unap, por lo que nunca hay fondos para hacer este tipo de estudios”, recuerda Caballero.

Ahora bien, en el documento no es claro cómo se obtuvieron los datos ni la metodología utilizada. ¿Los pescadores artesanales sí capturan 475 toneladas de tiburón? ¿Cuántos de ellos consumen este recurso?

En esos mismos documentos se manifiesta que el “recurso tiburón” está sobreexplotado, entonces ¿Por qué continuar con cuotas cercanas al tope recomendado? ¿Por qué mantenerlas exactamente igual desde 2011? “Hacer un aumento o mantenerse en el tope cuando el recurso está sobreexplotado no tiene mucho sentido”, sentencia Juan Armando.

¿Cómo se calcula una cuota de pesca?

La profesora Susana Caballero, quien además es la directora del Laboratorio de Ecología Molecular de Vertebrados Acuáticos - Lemva de Los Andes, explica que para el manejo pesquero existen una serie de modelos que ayudan a determinar la cuota de pesca de cualquier especie para no poner en riesgo su población ni el equilibrio del ecosistema. “Una de las partes importantes es tener en cuenta la abundancia, cuántos tiburones en este caso hay, pero también se debe considerar cada cuánto se reproducen. De ahí se puede calcular cuál sería el máximo que se puede capturar, de manera que la población se mantenga”.

Actualmente no se cuenta con ese conocimiento básico, no se conoce el estado de la población de las distintas especies de tiburón, cómo, cada cuánto y en qué lugares se están reproduciendo, cuántas crías tienen y cuánto se demoran en llegar a la etapa de reproducción.

Las especies protegidas

Una pesca dirigida “agravaría la situación de amenaza de especies vulnerables, de acuerdo con los Libros Rojos Nacionales de Especies Amenazadas y la UICN, como Alopias pelagicus, A. supercilliosus, Carcharinus falsciformis y Sphyrna corona”, se lee en el comunicado. ¿Cómo identificaron y escogieron estas especies que están en la resolución?

Los profesores llaman a la cautela a la hora de abrir cuotas de explotación de cualquier recurso. Estas especies han sido incluidas en los últimos años dentro de la convención CITES, que regula todo el tráfico y comercialización internacional de especies en peligro, en el apéndice II, es decir, pueden ser comercializadas siempre y cuando se cuente con los permisos de importación, se identifique de dónde vienen y, adicionalmente, se demuestra que la población está en un buen momento de abundancia.

¿Qué pasa con la pesca industrial?

“La resolución es muy enfática y muy clara en que esto es solamente para la pesca artesanal; sin embargo, hay pesca incidental de tiburón en la pesca industrial y no sabemos qué pasa con eso, no se menciona, no se dice nada”, asevera Juan Armando Sánchez.

Efectivamente, en la resolución 1743 de 2017 de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca se prohíbe la pesca industrial de tiburones y rayas, a excepción de un 35 % del total de la faena pesquera por captura incidental.

¿Qué controles existen para este tipo de pesca y la artesanal? ¿Cómo influye captura industrial en la población de tiburones?

¿Cómo va a ser el control?

“Todo dependería de cuánta gente tienen en playas y puertos, inspectores de pesca, recolectando la información de cuántos tiburones están desembarcando los pescadores, existe una falta de personal capacitado y en el lugar para que pueda hacer esta toma de datos”, manifiesta Caballero. Ese personal debe estar capacitado para identificar, también, el tipo de especie, para lo cual es indispensable que los tiburones lleguen completos a la playa. Muchos se parecen y sin las aletas ni la cabeza es muy difícil diferenciarlos.

Susana Caballero recuerda que hace tres años ella y Diego Cardeñosa, egresado de la Maestría en Ciencias Biológicas de Los Andes, fueron invitados a Ecuador para enseñar a los técnicos pesqueros los métodos moleculares, con ADN, para identificar tiburones. “Si quieren tener personas realmente bien capacitadas, desde la academia estamos en capacidad de hacer equipo con el Gobierno para este fin.”

En esta ecuación también es importante tener en cuenta el nivel de corrupción existente. ¿Cómo garantizar que los técnicos sí reporten la cantidad de tiburones pescados?

Un llamado al trabajo en equipo

“En este contexto, de manera respetuosa y conforme a nuestro rol de universidades con reconocimiento de la comunidad científica, queremos poner a disposición del Gobierno los equipos de trabajo de nuestras diferentes instituciones para realizar acompañamientos a los estudios que se requieran para establecer cuotas de pesca responsables”, dice el comunicado.

“La invitación es a que se haga realmente una discusión abierta, que se revisen los estudios, que se busquen opiniones de terceros, que lo que persigamos sea la sostenibilidad de la seguridad alimentaria”, concluye el profesor Juan Armando Sánchez.

¿Qué es el aleteo?

El aleteo consiste en capturar a un tiburón, cortarle las aletas en el bote y botarlo moribundo al agua para que tenga una muerte cruel.

¿Qué es la pesca incidental?

La pesca incidental se refiere a la captura no intencionada de especies marinas que están protegidas, no tienen valor económico o no son deseadas. En el caso de los tiburones se otorga permiso al pescador para que haga un aprovechamiento integral del animal.


 

*Información preparada con base en documentos de la Universidad de Los Andes y la Fundación Oceana.

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