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Cultura  |  25 noviembre de 2019  |  12:05 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Pasión Musical

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Este texto fue escrito por Juan Carlos Jaramillo, integrante de la tertulia Café y Letras Renata.

Todos tenemos una afición. En mi caso, la música, iniciada con la colección de mis abuelos. Había boleros, tangos, intérpretes como el “Dúo Ecuador, Briceño y Añez, “Peronet e Izurieta”, “Garzón y Collazos”, serie Víctor de aquellas canciones. Me encanta, Éxitos Inolvidables o interpretaciones hermosas como Vírgenes del Sol de Yma Súmac, Camino al don de Juan Carlos Barbará, Verde Luna de José García y sus Zorros Grises y de los acetatos de 78 revoluciones, El dolor de la ausencia de Nano Rodríguez, con Terig Tucci, a quien retomaré más adelante.

Llegada la hora, esa música se repartió entre los hijos. Una parte llegó a mi casa en cajas, pero una cayó del segundo piso y se malogró gran parte. Desde entonces, por cultura musical, sé los títulos, pero también autores y compositores.

A propósito de estos, admiré mucho un Long Play de 1955, con temas de Luis A Calvo interpretadas por Manuel J. Bernal en el órgano y Brito Paniagua, en la guitarra eléctrica. Los diciembres y las novenas eran animados por Fantasía Nocturna, la Ballena de Jonás, La Mecedora, Rosa María o Cumbia Triste, pero además de la música bailable, recuerdo a María Dolores Pradera con Pesares o las baladas Qué hermosa Noche o Por una Caminito de Leo Dan, Una noche de verano, Labios de Rubí o Flor sin retoño, remembranza de serenatas traídas por unos vecinos guitarreros, a mi madre y hermanas.

El Casatschok o la Cumbia Sampuesana, de José Bettín, reconstruyen las épocas de colegio junto al galerón Llanero, la Guabina Chiquinquireña y algo que cantaba mi hermana que decía, Alairaito. También la Rondalla, de Villamil, las Brisas del Pamplonita, el dúo Helio y Elizabeth o Algo de mí, de Camilo Sexto.

De la televisión, no puedo olvidar Tierra Colombiana, donde vi a Jaime Llano González, Oriol Rangel, Felipe Henao o de otro tipo, el Show de Jimmy Salcedo con su Onda Tres. Como anécdota, comento que fui apodado Jimmy por el afro que usaba entonces. Galaxia Musical, fue otro surtido de talentos incomparables.

En 1975, El Cuartetazo de los Wawancó, fue tan éxito como “Yo me llamo Cumbia” del maestro Gareña, favoritos para bailar en paseos y fiestas, además del volumen Rumbas solamente rumbas, de la orquesta Serenata Tropical.

Desde que lo oí por primera vez en el programa de Jorge Barón en las voces de un dueto, me fascinó, Pescador Lucero y Río, de José A Morales y por ello tengo varias interpretaciones de este pasillo, como la de los hermanos Martínez, la de Jaime Llano y otras. También me conmovió la historia de Crescencio Salcedo con Mi Cafetal.

Importante mencionar la orquesta Típica Víctor, Adolfo Carabelli, el arpa de Alfredo Rolando Ortiz y a Francisco Canaro, Temas bailables, entre otros, Caminito Serrano, La danza de los Mirlos, Los parientes y agrupaciones legendarias como Los Corraleros de Majagual, Fruco y sus Tesos con su éxito El Preso agitaban las compras de diciembre y por supuesto no podían faltar los 14 Cañonazos o El Disco del Año.

Por aquellos años, había que ser coleccionista para conocer un emporio musical tan variado, donde se oía por ejemplo, Amo mucho tus ojos, de Garzón y Collazos o el Chulla Quiteño, o en la música clásica, la sinfonía inconclusa de Schubert, el tercer movimiento de la tercera de Brahms, o los interesados en la cultura musical, escuchábamos los programas radiales de Octavio Ospina.

Grato tratar con Hernán Restrepo, coleccionista, investigador y escritor, Germán Arbeláez, Israel Álvarez, fallecido, según supe por Darío Tobón de la UFM de la Universidad del Quindío, donde hice un programa por los cincuenta años del fallecimiento de Agustín Magaldi, otro en La Voz de Armenia en homenaje a Adolfo Carabelli y uno a Alfonso Ortiz Tirado, en el centenario de su natalicio, año 1993.

He visto en vivo a Jaime Llano González y Felipe Henao, dos grandes del teclado, el Caballero Gaucho, Oscar Agudelo, el Dueto de antaño, Pepe Quintero, Silva y Villalba, Ernesto Rivero, Hugo Moncada.

Cómo no mentar a los boleristas, Leo Marini y Hugo Romani, de quien tuve la fortuna de recibir un abrazo y su dirección para escribirle, o en lo bailable debo mencionar al Cuarteto Imperial, al Loco Gustavo Quintero, la Sonora Dinamita y tantos otros nombres que se han ido emborronando con el tiempo.

Maestros de música, como Rodrigo Gómez, con quien intenté manejar el tiple, Ana Celia Calderón, dama pianista encantadora, Alfonso Martínez, que tocaba no sé cuántos instrumentos, guitarra, violín, tiple, piano, acordeón, un verdadero maestro cuya casa era el reducto de todos los integrantes de la banda departamental.

Omar Escobar, Germán Rodríguez, gran coleccionista y colaborador, dueño de un centro de bohemia de nombre Caruso, donde daba charlas de música, Bertha Flórez, quien en su casa con Jorge Rozo, ofrecía un ambiente de melodía y platos exquisitos.

mi pasión por las notas, debo mencionar libros: Cultores de la Música Colombiana de José Pinilla, Lo que cuentan las canciones, de Hernán Restrepo, Canciones y recuerdos de Jorge Arias, Los Cien años del Bolero, de Jaime Rico.

Terig Tucci, hijo de padres italianos, nacido en Buenos Aires, director de orquesta y conjuntos, acompañó las últimas grabaciones de Carlos Gardel e hizo el fondo musical de algunas de sus películas. Conoció músicos colombianos, interpretó la bandola y grabó temas colombianos, aunque no conoció a nuestro país. Él hizo patria desde la música. Suyos son los temas, Edilma y Anita la Bogotana.

Adolfo Carabelli, aquel de la Típica Víctor, quien encargado de la casa RCA Víctor en Buenos Aires, que para crear la banda de la empresa, contrató a los músicos más famosos, con quienes la Típica sobresalió desde su creación. Entre sus temas famosos tenemos los pasodobles, Puñal Sevillano, cantado por Alberto Gómez, Que salga el toro, el vals el Aeroplano y abordó tantos ritmos, que algunos dicen que olvidó el tango, en lo que fue un célebre creador.

Para terminar esta lista, que de por sí quedará incompleta siempre, mencionaré a Lucho Bermúdez, con sus pasillos, boleros, bambucos y temas bailables, que lo hicieron famoso en Colombia y en el exterior.

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