• VIERNES,  29 MARZO DE 2024

Colombia  |  28 noviembre de 2019  |  12:08 AM |  Escrito por: Edición web

Cultivos urbanos en parques de barrio, estrategia para lograr recreación, ingresos y reducción de violencia

0 Comentarios

Imagen noticia

Disminuir las peleas callejeras, bajar la sensación de inseguridad, promover el trabajo en equipo entre los vecinos, recuperar zonas verdes, diseñar espacios públicos de inclusión social, crear centros multifuncionales y diseñar múltiples alternativas de vivienda unifamiliar, bifamiliar y multifamiliar son los grandes logros de un inmenso proyecto de investigación participativa, titulada ‘Cazucá. De lo informal al mejoramiento integral’, narrada de principio a fin en un libro con el mismo nombre disponible en internet (https://cpnaa.gov.co/sites/default/files/docs/CAZUCA%20-%202016%20-%20FINAL-DIGITAL-NOV.23.pdf).

El trabajo realizado por más de cuatro años reunió a investigadores, estudiantes y asesores del Grupo de Investigación de Hábitat, Diseño e Infraestructura y el Semillero de investigación Arquitectura del Paisaje, se le midieron al reto de validar, si en la vida real su proyecto de investigación participativa era tan viable y eficiente como se veía en la comodidad de sus escritorios en Chapinero.

Así llegaron a Cazucá en Soacha. Exactamente en la prolongación de la Avenida Terreros Ciudadela Sucre, Villa Esperanza del Barreno, San Rafael, Los Pinos y Buenos Aires, donde el primer reto era explicar a los habitantes que el proyecto no se trataba de un grupo de profesionales listos para transformar sus barrios por arte de magia sino de un equipo de investigadores y estudiantes de Arquitectura que venían a enseñarles como volverse protagonistas de su historia porque en una casa no sólo se come y se duerme sino que los habitantes dan vida a su presente y su futuro.

“En arquitectura la investigación participativa es la oportunidad de darle nueva vida y estructura integral a barrios informales que tienen alto nivel de riesgo en tres áreas sensibles que son medioambiental, habitacional y de conflicto social. Asunto que no es sencillo por la dinámica misma de los barrios que se caracterizan por la escasez de servicios básicos, estar en terrenos obtenidos de manera irregular, estar abajo de los estándares tecnológicos, ser fruto de estructuras inadecuadas de construcción, presentar condiciones de hacinamiento e insalubridad, estar localizadas en zonas de riesgo de desastre natural e inseguridad en la tenencia”, explica María Ximena Manrique, docente investigadora de la Universidad Piloto de Colombia.

Ecobarrios con cultivos urbanos

Para los investigadores y estudiantes, el punto de partida fue identificar los lotes con potencial para diseñar Parques de Arquitectura Barrial, nombre técnico de parques en medio de la ciudad donde se puede cultivar lechuga, tomate, cilantro, romero, menta como una forma de generar recursos con la venta o en mínima cantidad para el auto sustento del hogar, lo que es un alivio para el bolsillo de los habitantes.

Además, estos parques generan espacios de identidad, facilitan el compartir, sirven para valorar los hitos e imaginarios del barrio e incluyen el diseño paisajístico del lugar, sembrando árboles, plantas ornamentales. Todo dentro de una estrategia de cultura ambiental y ciudadana.

Para lograrlo, le mostraron a la comunidad todo lo que pasaría si trabajaban en revitalización ecológica que dicho así suena complejo, pero se resume en darle nueva vida y sentido social a parques y zonas verdes que con el tiempo llegan al desarrollo progresivo hacia la autoconstrucción de ecobarrios.

“Al evaluar los instrumentos de planeación de proyectos urbanos en contextos deprimidos por su informalidad, estudiantes e investigador propusieron usar un instrumento denominado UEPZ, esto es Unidad Ecológica de Planeación Zonal que nos permitieron experimentar el diseño de los proyectos de revitalización y de mejoramiento barrial, así como de reasentamiento de viviendas ubicadas en zonas de riesgo, recuperar bordes

paisajísticos, diseñar espacios públicos de inclusión social, crear centros multifuncionales, además de diseñar diversas alternativas de vivienda unifamiliar, bifamiliar y multifamiliar productivas, de crecimiento progresivo y con atributos de bioclimática y autosuficiencia energética con paneles solares que hacen de estos lugares zonas amigables con el medio ambiente, por lo cual, los llamamos ecobarrios”, añade Manrique

La Unidad Ecológica de Planeación Zonal (UEPZ) es un planteamiento alternativo basado en el modelo de subdivisión urbana denominada Unidad de Planeamiento Zonal (UPZ), que sirve para definir el uso del suelo urbano teniendo en cuenta la dinámica productiva de la ciudad. En tamaño, la UEPZ son más pequeñas que las localidades y puedan involucrar varios barrios con características similares, por ejemplo, ser informales, usos, alturas, índices de ocupación, índices de construcción, entre otras. Todo en concordancia con el Plan de Ordenamiento Territorial y la Política de Asentamientos Humanos del municipio de Soacha.

“Los proyectos de arquitectura social emergente para nosotros se convierten en la posibilidad de aplicar y usar la investigación y la innovación como herramientas de transformación de realidades, a partir de la búsqueda de alternativas para lograr la eficiencia en términos medioambientales, abriendo espacios para el diálogo de saberes y la planeación participativa, y generando aportes para la construcción de comunidades de paz, el bienestar de los niños y la seguridad habitacional de las comunidades emergentes de Cazucá”, explica Mauricio Hernández Tascón, Director de Investigaciones Universidad Piloto de Colombia.

Los ecobarrios son zonas ecológicas y sostenibles donde se reduce el impacto medioambiental por cuenta de generar consciencia y cambiar los hábitos de los ciudadanos para que sean responsables de sus actos.

El mejoramiento integral es un modelo de intervención que parte de entender que para la Arquitectura tejer ciudad requiere la participación activa de los ciudadanos como forma efectiva de mejorar la accesibilidad y la habitabilidad, lo que a largo plazo revitaliza el territorio y disminuye las barreras físicas y sociales.

“Todos sabemos que el crecimiento de Bogotá generó un proceso de expansión hacia el municipio de Soacha que ha sido la puerta de entrada de los mayores movimientos de desplazamiento del campo a la ciudad por los efectos de la violencia, la pobreza y la búsqueda de mejores ingresos en la Capital. En ese proceso zonas que antes tenían vocación agrícola, paisajística y ecológica terminaron dando paso a fenómenos como

urbanizaciones piratas, tugurios, barrios de origen ilegal, asentamientos sin planeación, con déficit de infraestructura y bajas condiciones de habitabilidad. Han sido décadas de lo mismo y por eso nos fuimos al epicentro del problema para dar soluciones porque aquí creemos que la Arquitectura está llamada a servir y resolver las necesidades de la humanidad”, puntualiza Manrique.

 

Los investigadores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Artes que pertenecen al Grupo de Investigación Hábitat, Diseño e Infraestructura y su Semillero de Investigación Arquitectura del Paisaje, ya comenzaron el trabajo, por lo cual, hoy día es posible ver la transformación de una tradicional cancha de baloncesto convertida en un cultivo barrial donde es posible seguir jugando mientras la siembra trae literalmente alimento corporal y emocional como evidencia del trabajo social que realmente transforma comunidades.

 

 

7 cifras para entender la dimensión de esta problemática

 

Cundinamarca, Huila, Tolima, Caldas y Antioquia son las 5 zonas de donde más llega población desplazada a Cazucá.

Según la caracterización socioeconómica el 85% de las familias que viven allí vienen de ámbitos rurales, 15% tienen procedencia urbana

46% de las familias habitan un lote en condiciones precarias, 33% viven todos en una sola habitación, 16% viven en casa y sólo un 5% en apartamento.

65% de las viviendas están construida en ladrillo, 33% en latas metálicas y un 2% en madera y cartón.

En Cazucá hay cerca de 17.227 viviendas con una densidad demográfica de 18.000 habitantes por kilómetro cuadrado, de las cuales tan sólo el 32% cuenta con servicios de alcantarillado y el 25% con acueducto.

La tercera parte del territorio de Soacha presenta distintos grados de amenaza por fallas geológicas, deslizamientos e inundaciones. Cazucá es la comuna con mayor presencia de viviendas en zonas de riesgo no mitigable.

Según información del Sistema Nacional para la Atención y Prevención de Desastres en 2010 la ola invernal afectó a 5.559 personas.

 

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net