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Colombia  |  02 enero de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

La nueva alcaldesa de Bogotá anuncia una ciudad segura y sostenible ambientalmente

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Claudia-López

“Gracias a todos por madrugar hoy para acompañarme en este momento tan especial de la vida al posesionarme como la primera mujer, mujer diversa, electa como Alcaldesa Mayor en la historia de Bogotá”, así empezó Claudia López, la nueva alcaldesa de Bogotá, su discurso de posesión.

“Bogotá eligió a la hija de una maestra, a la mayor de 6 hermanos, a la niña que pudo salir adelante con el amor infinito de sus padres y su familia ampliada, a la adolescente que con disciplina y un crédito del Icetex pudo educarse, a la profesional que a punta de mérito, tenacidad y acción colectiva logró abrirse paso en la academia y el servicio público. A la primera mujer, mujer diversa, en ser electa al segundo cargo de elección popular más importante del país”, sostuvo la alcaldesa en una mañana cálida en Bogotá.

La alcaldesa habló de la democratización de Bogotá, que a su criterio, ha sido vertiginosa. “A diferencia de la democratización de Colombia, que ha sido lenta, violenta y dolorosa, la de Bogotá ha sido siempre vertiginosa, audaz y generosa. Todos los matices, todos los colores, todas las posibilidades han sido bienvenidas en la democracia bogotana. Pero aún en esa Bogotá, la inclusión y representación de los jóvenes y las mujeres nos había sido muy esquiva. Este será el primer, pero no el único gobierno liderado por una mujer”.

Una ciudad que habla

“Esta ciudad nos está hablando. Cada calle, cada plaza y cada parque habla, canta, se mueve para demandar la ciudad y el país que sueña y se merece la ciudadanía del siglo XXI. Vamos a cuidarnos entre todos. No vamos a permitir que nos roben la esperanza, no vamos a permitir que nos roben más vidas de esta nueva generación que hoy sale a la calle a pedir a gritos que no los dejemos estancados en los mismos debates y protagonistas del pasado, que les soltemos esas amarras y les demos las oportunidades y capacidades para participar en la vida pública y política, en el desarrollo económico y sostenible que demanda el siglo XXI”.

La alcaldesa se comprometió a defender la protesta pacífica. “No vamos a permitir, de ninguna manera, el abuso de poder de ninguna autoridad contra esa legítima expresión ciudadana. Bogotá es una ciudad que acoge, cuida y potencia a todo aquel que quiera expresarse, que quiere salir adelante. Nuestra tarea será facilitar esta expresión y la canalización de esos sueños en realidades y oportunidades, con todas las garantías y, por supuesto, tomando atenta nota de las demandas de cambio que nos competen como gobierno y administración de la ciudad”.

Aprovechar la energía de los jóvenes

“Necesitamos canalizar y aprovechar, para el beneficio colectivo, toda esa fuerza arrolladora de los jóvenes que hoy se están expresando. La vitalidad, la alegría, la creatividad, el ingenio y la imaginación de una generación puesta al servicio de la convivencia, de la innovación, del emprendimiento, de la cultura ciudadana, de la reconciliación y del desarrollo sostenible es lo que va a desarrollar en todo su potencial a Bogotá y a su región. Ese es nuestro reto, impulsar en y desde Bogotá ese nuevo contrato social e intergeneracional que reclaman nuestros jóvenes y mayorías ciudadanas. Impulsar en y desde Bogotá un gran acuerdo nacional sobre los jóvenes. Una agenda que responda eficazmente a sus aspiraciones legítimas y apenas elementales de educación pública de calidad, de cuidado, de medio ambiente, de cómo profundizar las libertades y los derechos para cerrar las brechas de las desigualdades y exclusiones, y de cómo ejercer los deberes y la responsabilidad compartida en el espacio físico y social de lo público”.

Una ciudad segura

“Vamos a construir una ciudad que sea segura para todos, en donde haya prevención y sanción eficaz a las violencias basadas en género y la violencia intrafamiliar. Espacios públicos seguros y libres de riñas, alcoholismo y drogadicción. Tenemos que trabajar mancomunadamente para bajar el robo y la impunidad que hoy atormentan a nuestra ciudad.

Para lograr una ciudad sin miedo vamos a hacer de la Cultura Ciudadana el eje transversal de la seguridad y la convivencia. Doscientos años de democracia nos dieron derechos y libertades individuales que ahora tenemos que transformar en desafíos y logros colectivos, como sociedad. Tenemos mucho por aprender de nosotros mismos, de lo que hacemos y de cómo nos comportamos, y mucho por cambiar. Yo soy la primera persona dispuesta a aprender y a cambiar y, así, convocar a la construcción de una visión compartida de ciudad, convivencia y cultura ciudadana con la que desterremos de una vez y para siempre el racismo, el clasismo, el machismo y la xenofobia, a través de una pedagogía de la igualdad; sembremos en la ciudadanía una cultura ambiental y promovamos nuevas masculinidades que erradiquen el acoso callejero, el acoso en el sistema de transporte de la ciudad y la violencia de género por parte de parejas. Construyamos juntos una ciudad en la que se pueda vivir sin miedo, en paz, con justicia y seguridad; una ciudad cuidadora.

La gestión de la seguridad y convivencia basada en nuestra mutua confianza y cultura ciudadana será mi tarea directa como primera autoridad y jefe de la policía de la ciudad. Tenemos que garantizar que la formación, la operación y el control de la Policía se ajusten a los principios de los derechos humanos, la cultura ciudadana y el ejercicio legítimo de la autoridad. Necesitamos urgentemente tejer vínculos de confianza entre la ciudadanía y las autoridades; por eso vamos a trabajar de manera coordinada con el Gobierno Nacional y con las demás instituciones de seguridad y justicia, para que puedan cumplir mejor sus funciones, tener mayor bienestar y respaldo, pero también se ciñan al deber de ejercer su autoridad de manera legítima y transparente, bajo los preceptos que dicta la Constitución”.

Superar la pobreza

La política social de Bogotá estará orientada a superar la pobreza evidente y oculta, a combatir la feminización de esa pobreza, a eliminar las barreras que limitan la autonomía y el bienestar, y a fortalecer las capacidades que aseguren a los ciudadanos libertad individual y movilidad social.

Queremos mujeres empoderadas y autónomas. Vamos a combatir las violencias basadas en género de forma directa, constante y articulada. Implementaremos y fortaleceremos estrategias para la promoción del derecho a una vida libre de violencias, a través del empoderamiento y la autonomía económica, física y emocional de las mujeres. Implementaremos por primera vez en nuestra ciudad y en Colombia un sistema distrital de cuidado, que releve de los hombros de las mujeres la responsabilidad del cuidado de la familia, y la institucionalice y comparta con la institucionalidad pública y la privada”.

Una ciudad ambiental

Tenemos que ocuparnos de nuestra casa común y un desarrollo ambientalmente sostenible entender que somos una parte más de una vasta región que es una realidad en la geografía, en la ecología, en la vida y en la ciudadanía, pero a la que le falta ser también una realidad en la institucionalidad. Con humidad y generosidad debemos crear e integrarnos institucionalmente en la región metropolitana de la Sabana de Bogotá. Para que podamos tener las herramientas de ordenamiento ambiental, territorial, de transporte, servicios públicos y seguridad que necesitan nuestros ciudadanos tanto en Soacha como en Bosa, en Chía como en Suba, en la Calera como en Usaquén, para mencionar sólo algunos ejemplos.

Esta región metropolitana tiene una de las maravillas únicas de nuestro planeta: ¡el sistema de paramos más grande del mundo! Desde Chingaza hasta Sumapaz. Gracias al cual tenemos agua que nos cae por gravedad. Si a Bogotá le tocará bombear agua 2.600 metros hacia arriba para surtir a casi 10 millones de personas simple y sencillamente no existiría. Preservar ese ecosistema de páramos, único en el mundo, con toda la estructura ecológica que se deriva del mismo, con sus cerros, sus cuencas, sus ríos, sus humedales, sus reservas es nuestra primera tarea. Y eso implica también acordar unos criterios metropolitanos de ordenamiento territorial para evitar y corregir la expansión desordenada, segregada e insostenible que tiene hoy la huella urbana y de movilidad de Bogotá y la región metropolitana. Tenemos que reverdecer a Bogotá. Reconciliarnos entre nosotros mismos, con los animales y con las plantas, en juego está la supervivencia y la posibilidad del futuro. Hay mucho por aprender, mucho por cambiar en nuestros hábitos de vida: la forma en que producimos y consumimos, la manera en que usamos el agua y el aire, la forma en que manejamos los residuos y el modo en que escogemos y usamos los combustibles. Promoveremos el reciclaje, valorización y aprovechamiento de los residuos orgánicos e inorgánicos en todo el ciclo productivo, contribuyendo a disminuir la huella ambiental de la aglomeración urbana y humana más grande del país.

Aprender a cuidar el medio ambiente también es aprender a cuidarnos y a ejercer la ciudadanía ambiental. Tenemos que preservar la estructura ecológica urbana y rural de Bogotá, tenemos que proteger la biodiversidad, pues nos necesitamos diferentes. No se trata de una opción, es una necesidad vital. Por eso apostamos por un ordenamiento territorial incluyente y democrático que distribuya equitativamente las cargas y beneficios para contar con espacio público y equipamiento urbano de calidad, en una ciudad compacta y sin poner en riesgo el futuro. Por eso promovemos la vivienda social asequible, la movilidad multimodal, regional y limpia, basada en una red de metro y regiotrams que mejoren nuestra calidad de vida y movilidad”.

La movilidad

“Tenemos que reducir el trancón y la contaminación si queremos ser una ciudad con calidad de vida y verdadero desarrollo sostenible. Mientras que nuestra ciudad ha crecido al 4% según el último censo, los municipios más próximos de la región han crecido al 35%. En consecuencia, 2 millones de colombianos entran y salen de Bogotá a diario. La pregunta es cómo logramos que entren, salgan y circulen sin quemar gasolina y diésel que nos está matando a todos la calidad del aire, la salud, y la paciencia en el trancón infinito en todas las entradas y salidas de la ciudad. Y la respuesta es ampliando esas vías de acceso y usando la red férrea que es un patrimonio público abandonado en pasto, y la única alternativa para lograr tener una red de Regiotrams por la que puedan entrar carga y pasajeros en un modo de transporte público, masivo, limpio y sostenible, en vez de que la única alternativa sean individuales camiones y carros quemando combustible, contaminando y atascados en un trancón infinito.

El Regiotram de Occidente desde Facatativá hasta el centro, que gracias al liderazgo de la Gobernación de Cundinamarca y la cofinanciación del Gobierno Nacional ya se contrató, el del Norte desde Zipaquirá hasta Gran Estación, y el del sur desde allí hasta Soacha, que tendremos que estructurar y contratar serán la alternativa de transporte público, masivo, limpio, multimodal y sostenible que necesitan Bogotá y la región metropolitana.

Esa red de Regiotrams se conectará e integrará al interior de Bogotá con la primera línea de metro que vamos a hacer completa desde Kennedy y Bosa hasta Suba y Engativá. ¡No vamos a permitir que Suba y Engativá queden por fuera de la primera línea de metro y sigan peor de embotelladas de lo que están hoy por 30 años más! De esa manera lograremos, otra vez tarde pero al fin, tener una red de metro y regiotrams que sean la base del sistema de transporte masivo en Bogotá, en vez de que esa base sea Transmilenio. Como en cualquier otra ciudad de escala metropolitana con más de 7 millones de habitantes, los sistemas de buses como Transmilenio y SITP, que debemos mejorar para el usuario, transitar a energías limpias y cuidar porque son un patrimonio de nuestra ciudad, deben alimentar la red de metros pesado y ligeros, en vez de tratar de reemplazarlos como base del sistema de transporte público. Así decidimos en democracia que fuera el pasado 27 de octubre y así lo haremos.

El cable

Nuestra siguiente prioridad es construir el cable de San Cristóbal, desde el Portal del 20 de julio idealmente hasta la zona de Juan Rey y La Flora entre San Cristóbal y Usme. También estructuraremos el tercer cable en Usaquén para que los ciudadanos de las zonas altas y populares de Usaquen se conecten al Regiotram del norte. En vez de un Transmilenio por la carrera Séptima nuestra alternativa será hacer de la séptima un moderno corredor ecológico. Debemos ser conscientes que en el corto plazo no tendremos metro sino más trancón por la obra de construcción del metro y que, por lo tanto, tenemos que mejorar y dignificar el transporte en Transmilenio, el SITP, las ciclorrutas y los medios alternativos de transporte.

La movilidad de Bogotá tiene una doble cara. Por un lado somos una de las ciudades más trancadas y atrasadas en materia de metro, pero por otro lado somos un ejemplo global de movilidad alternativa, peatonal y en bici. Bogotá moviliza hoy entre el 6% y el 11% de sus viajes diarios en bicicleta, y sumados con los viajes a pie, se llega hasta cerca del 30% de viajes peatonales y en bici. Bogotá ya es un ejemplo global de movilidad alternativa. Hace más de 20 años cuando se empezaron las ciclorutas parecía razonable que se compartiera andén con cicloruta. El éxito en la cantidad de usuarios y viajes en estos años hacen que esa combinación sea indeseable e insostenible. Muchos andenes hoy son tan congestionados y riesgosos como una avenida.

Por eso tenemos que pasar a otro nivel, independizar el andén de la cicloruta y dejarlo sólo para peatones, y el ciclocarril segregado en vía solo para bicis o patinetas. Seguir ampliando la red de ciclorutas, interconectándola mejor, y dotándola de mejor seguridad, infraestructura y servicios a los usuarios nos permitirá duplicar el número de viajes en bici, a la vez que mejoramos la seguridad y calidad de tránsito para los peatones en los andenes. Si a eso le sumamos continuar el reemplazo de la flota de Transmilenio y SITP y dar incentivos adecuados para que los vehículos particulares también hagan tránsito a energías más limpias Euro VI como gas y eléctrica podemos consolidar en una década un sistema de transporte limpio que o destruya nuestros pulmones, la calidad del aire y el medio ambiente”.

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