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Región  |  22 febrero de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

La innovación es el reto de la caficultura en Colombia

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A sus 35 años Diego Samuel Bermúdez, es un caficultor del municipio de Bolívar en el sur del Cauca que hace 12 años salió de una vida turbia y se enrutó por el camino de los cafés especiales con rumbo a la prosperidad y a la grandeza.

Su experiencia en el mundo del café se basa en la comercialización, creación de empresa, producción de cafés especiales para exportar a más de 60 países de Europa, Asia, Norte América, Canadá, Australia y Filipinas entre otros lugares del mundo.

Luego de muchas lágrimas, quiebras económicas, caerse y levantarse, logró estabilidad monetaria para su familia, los hijos pueden estudiar y su interés no es enriquecerse con dinero sino en lo espiritual, poder compartir juntos y disfrutar la vida.

Este muchacho, no es un cafetero de tradición y tiene todo el éxito del mundo, los resultados alcanzados se basan en la pasión y el amor que le ha puesto al emprendimiento en el que se empeña toda su numerosa familia y los vecinos que le rodean.

Se juventud le permite hablar sin miedo de la innovación que logra a partir de la incomodidad, del sentir que se pueden hacer cosas diferentes, que se debe atender un segmento del mercado dispuesto a pagar y a corresponder con la calidad de los cafés, a partir de ahí, nace la idea de lo nuevo, para ser consistentes a la hora de producir cafés.

La inquietud de este hombre, lo ha motivado a crear nuevas maquinarias que le permiten mediar y controlar variables muy representativas en su deseo de tener un café de alta calidad.

Para llevar a efecto esa innovación no contó con dinero, lo único que tenía eran ganas de hacer cosas diferentes, su familia no es adinerada, sin embargo, cuenta con la motivación para salir adelante y aportar a la caficultura del mundo.

Dice que en estos doce años las cosas no han sido fáciles, la vida siempre pone pruebas y obstáculos que en un principio son difíciles de soportar y luego se ha dado cuenta que son aprendizajes que lo han ido formando para afrontar el futuro y el emprendimiento deseado.

“Hay que estar atento a las señales de la vida y del mercado” dice este joven empresario de los cafés especiales.

“Claro que han sido muchas las lágrimas mías y de toda la familia en este camino de 12 años en la caficultura, amores y decepciones con el café, pero seguimos enamorados de esta bebida, de lo que hacemos en familia y lo que aportamos para todos los productores”.

Hace una pausa y dice con toda seriedad que “hay que alejarse de la caficultura de mendicidad que se desarrolla en el país, hay que dejar de esperar que alguien haga por uno, se debe emprender, creer y apasionarse por lo que se hace, evolucionar y que el esfuerzo cree la empresa para valorar lo que se tiene”.

Las tan codiciadas certificaciones para muchos, a Diego no le interesan, afirma que hace todo con un nivel de responsabilidad económica y social muy alto, convencido que una certificación no es la base de la negociación de los precios de sus cafés y agrega que sus productos son posicionados en el mercado por la calidad en todo el procesamiento y la responsabilidad que tiene económica y ambientalmente con todos los productores de la región donde laboran.

Afirma que los recolectores de café se benefician del éxito de su empresa porque se vende el producto a muy buen precio, lo que significa que transfieren las utilidades hasta estos trabajadores, de tal manera que en las fincas de su familia los pagos por recolección son de mil pesos por kilo, esto permite una estabilidad en la comunidad, no tienen problemas para encontrar mano de obra, ni para las labores culturales cotidianas del café, debido a que pagan más de un salario mínimo a sus colaboradores y están comprometidos con su crecimiento, para que quienes cultivan cerca puedan vender su café al exterior sin ningún tipo de comisión o exigencia.

Explicó, que se trata de una alianza estratégica de mercadeo entre 1.400 familias a las que se capacita en transferencia tecnológica y les aportan en el pago del 20% más en el valor del día con el compromiso que el productor tenga una taza limpia.

El empresario contó su historia en el auditorio de la Cámara de Comercio de Armenia, donde sembró semillas de emprendimiento, innovación y éxito.
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