Un panorama triste y desolador viven más de 700 habitantes de la calle de Armenia en este momento de confinamiento lo que empeora para 120 mayores de 70 años que pasan el día viviendo de la caridad pública y apenas consiguen cualquier alimento y unos centavos para pagar el lugar donde van pasar la noche sin tanto riesgo.

Con la decisión de las autoridades de decretar toque de queda para mayores de 70 años, los responsables de los programas de Hogares de Paso para la atención de personas en condición de calle adultos mayores se preguntan, cuál es la suerte de estas personas, cómo van a levantarse la comida o quién les proveerá los alimentos, se trata de un asunto realmente preocupante, opina el Psicólogo Julio Velasco Morales quien toda su vida la ha dedicado a brindar apoyo a los desarraigados, a los menesterosos, a los sin familia, a los abandonados o a los que simplemente escogieron vivir en las calles de Armenia a quienes no se puede encerrar para que aguanten hambre, la mayoría personas de la tercera edad.

Dice que son varios los programas que en Armenia no cuentan con apoyo oficial, viven de la caridad o de la buena voluntad de algunos ciudadanos y propone como alternativa en esta coyuntura tan delicada, hacer uso de recursos financieros provenientes de la estampilla Pro Anciano, los cuales, sorprendentemente no se gastan en Armenia desde junio del año 2019, como si esta población no tuviera necesidades, todo por la inoperancia y negligencia del anterior secretario de desarrollo social de esta capital.

Velasco Morales, sugiere también, que a partir de los decretos nacionales se sustente la compra de raciones de alimentos no perecederos, para ser entregados domiciliariamente a muchos ancianos que están confinados sin recursos, son los vendedores ambulantes de refrescos, inciensos, revistas, revuelto y que viven de lo que se ganan a diario con sus ventas y ahora se ven sometidos al encierro sin saber que va a pasar con sus vidas.

Agrega que es inquietante la situación de los mayores de 70 años, incluso parejas que viven solas en sus casas o lugares de alquiler y sin familia que los tenga en cuenta, sin saber a quién recurrir en caso de necesitar un medicamento o comida y sugiere convocar el diagnóstico a través de las Juntas de Acción Comunal.

El fundador de la Casa del Peregrino, Julio Velasco, admitió que por ahora cerca de 60 personas en condición de calle, la mitad adultos mayores que integran su institución, están recibiendo los alimentos gracias a la caridad de ciudadanos que apoyan la causa, pero no deja de inquietarse al pensar lo que sucederá las semanas siguientes con este confinamiento, el toque de queda y la carencia de recursos para esta población.