Por Luis Fernando Franco

La aparición en el mundo del denominado coronavirus, el que recorriendo los continentes está dejando una estela de dolor cobrando miles de víctimas, por igual ha prendido las alarmas en el municipio de Génova.

Desde hace varios días, en asocio con la administración seccional, el gobierno de Génova ha venido implementando medidas de prevención y responsabilidad para evitar el contagio entre la población advirtiendo sobre contactos cercanos con personas enfermas, maneras correctas de estornudar, guardar reposo en caso de resfriado, uso de tapabocas, limpieza y desinfección de superficies, aireación y otras, aplicables como acciones de control para evitar la presencia o proliferación de la virosis.

Intensificando el accionar controlador se han implantado variadas medidas, de manera especial el confinamiento voluntario apelando a diversas convocatorias, y donde agregamos una coloquial, como es la de: ECHE PA´LA CASA.

En esta sumatoria de variables, la Iglesia Católica ha sido receptiva y promotora de cierres, pero con extrañeza se ha notado que otros sectores religiosos, en los primeros días, al parecer aprovechando la venia direccional, han mantenido un normal accionar a pesar de las disposiciones emanadas frente a conglomerados con riesgo de contagio.

La aplicación del toque de queda ha sido claramente acatada por la comunidad y no ha causado traumatismos y si respaldo después de los malos entendidos entre los gobiernos municipales, departamentales y nacional, contándose para su ejecución con la actividad policial y el apoyo de orgánicos del Batallón de Alta Montaña, lo que ha hecho del compromiso ciudadano una responsabilidad positiva.

Una tarea inicial fue la supresión de clases presenciales –no vacaciones- invitándose a la comunidad educacional y padres de familia para hacer causa común con el cuerpo profesoral para evitar los atrasos lectivos.

En este cúmulo de situaciones, la correspondiente a la economía empieza a verse afectada, y de manera especial, con la paranoia vibrante ha dado pie a la escasez de productos, al incremento de precios y especulación con elementos de urgente utilización o de necesario consumo alimenticio.

Y en ese aspecto económico, por igual se esperan medidas que favorezcan la recolección cafetera de los próximos días y la urgente puesta en práctica de medidas sanitarias ante la necesaria presencia de centenares de cosecheros, el control de establecimientos abiertos al público y la limitación en la venta e ingesta de bebidas embriagantes.

Preocupante ante la alarma generada por el Covid 19, la limitada situación del centro asistencial, cuyos esfuerzos de seguro no alcanzarían a paliar la aparición de algún brote de la pandemia, y al respecto, es necesaria y urgente la intervención de los estamentos del área de salud para procurar los recursos presupuestados y adeudados, para una normalidad en la actividad hospitalaria.

La situación extendida, con variadas y dolorosas muestras a lo largo y ancho del orbe, obligan a la reflexión comunitaria para tomar conciencia del momento que se atraviesa y atendiendo las recomendaciones, actuar con seriedad y responsabilidad para evitar un brote viral y las lamentables consecuencias que ello traería. Este sonar de alarmas tiene que comprometernos a todos, evitando las acciones inoficiosas que pueden generar una situación de riesgo, a la vez que eliminando el comentario sin sentido.

La toma de medidas para ingreso y circulación ciudadana al municipio es necesario acatarla, sensibilizándonos al máximo de la responsabilidad que nos compete, la misma que hasta ahora han demostrado y puesto en práctica variados grupos de atención a los semejantes como el hospital, disponiendo personal para ejercer control en el ingreso a la localidad y plena disposición en el centro asistencial para atender alguna emergencia; las fuerzas del orden que no cejan en recorridos y vigilancia preventiva; el hogar del anciano, que aminora dificultades para los mayores con el acercamiento hasta sus hogares y manteniendo a la vez el cuidado de los internos en el asilo, al igual que la notoria disponibilidad gubernamental de asumir las responsabilidades que la difícil hora determina.

Ha llegado el momento de hacer causa común para la defensa de toda la población, haciendo primar el interés colectivo sobre el particular, sin dejar de lado al Todopoderoso para que sus bendiciones nos den la fuerza necesaria para soportar y superar la emergencia que se vive.