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Columnistas  |  06 abril de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Gloria Chávez Vásquez

EL VIRUS HUMANO

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Gloria Chávez Vásquez

Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre.

Carl Sagan

¡Qué le pasa a usted hombre! ¿No se da cuenta de que lo están mirando?

Desde afuera. Desde allá, tras ese sol luminoso hay un microscopio apuntando a usted. No. No quise decir telescopio. Como dije primero, es un microscopio electrónico y están observando sus movimientos.

¿Qué le importa que le observen?

No se desanime, con un poco de paciencia le llegará a importar lo suficiente como para sentirse importante.

Pero, no se sienta importante. No se deje llevar por sus impulsos. Piense. Razone y dese cuenta de que si le están observando con un microscopio, es porque debe de ser usted muy pequeño. Y sin sentirlo realmente, si usted adquiere conciencia de esta pequeñez, le va a entrar una claustrofobia tan aguda que habrá que buscarle un terapista rápidamente.

Respire, deténgase y respire de nuevo. Todo el aire del universo es suyo y esa conciencia de lo infinito le amenaza con la acrofobia. Quienquiera que lo observe no desea más que someterlo a un análisis. A un estudio detallado de su persona o, digamos más apropiadamente, de su partícula.

Muévase todo lo que quiera, desde luego, el espacio en que usted se mueve es relativamente infinito, así que no importa que usted corra sin parar por largo tiempo. No avanzará mucho. No cubrirá toda la distancia necesaria para salir del radio de observación. Y suponiendo que lo logre, una pinza tan desordenadamente gigantesca, tanto que ni usted se hará consciente de su forma y la interpretará como una energía, o una fuerza cualquiera, le devolverá a su lugar epicéntrico.

Pero no se desespere; si usted agudiza la visión y tiene un poco de fe, verá a un par de personas en idéntica situación. No se preocupe por ellas; están igualmente preocupadas en su propia supervivencia.

Concéntrese en lo suyo. Como verá, la luz cambia en intensidad y a veces de colores. Una y otra vez algo como una lluvia de sabores cáusticos y temperaturas variables cae sobre su cuerpo. A veces hay truenos persistentes. De vez en cuando hay un terremoto y el cielo se oscurece como un eclipse. En cada uno de estos momentos, usted y su corazón palpitan al compás de la muerte. Su observador acaba de descubrir en usted algo muy importante.

Se le acaba de identificar, se le ha dado un nombre...

Es usted el virus humano, causante de la enfermedad más temida en el universo, la que desata explosiones de energía en cadena. El microbio atómico que ataca las regiones del cuerpo universal a la que pertenece esta criatura que lo está clasificando.

1

DDD De la colección de cuentos

Opus Americanus.

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