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Región  |  10 abril de 2020  |  08:00 AM |  Escrito por: Edición web

Un Viernes Santo en Filandia, 107 años de tradición.

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Por: Oscar Jairo Taborda Gallego y Roberto Restrepo Ramírez

Es el día más concurrido del año en la Colina Iluminada del Quindío. Desde la noche anterior se prepara todo lo concerniente al monumento que representa el Santo Monte Calvario que se instala con múltiples detalles en la parte posterior del Templo La Inmaculada

La Semana Santa de Filandia es una tradición muy especial, que se realiza fervorosamente desde el año 1879, primero en la explanación que hoy corresponde al parque principal, frente a una sencilla capilla, construida desde el momento en que, el 20 de agosto de 1878, se firmó el acta de fundación por más de 100 personas.

No es posible concebir el desarrollo de este pueblo quindiano, sin tener en cuenta el desenvolvimiento de estas celebraciones religiosas. De acuerdo con las informaciones recibidas de las más antiguas familias – las mismas que han venido interviniendo en los preparativos de los actos solemnes – se estableció el año 1913, como el comienzo de un proceso espiritual que, 107 años después, le ha dado realce a lo que hoy se conoce como la Semana Santa en Vivo de Filandia.

Desde 1905, cuando se inauguró el templo, un sencillo altar instalado en el atrio de entonces se colocaba una mesa con los principales ornamentos para celebrar los oficios del Viernes Santo, al aire libre, frente a los feligreses que se agolpaban en la plaza principal, que también lo era para el mercado dominical o sabatino y para la feria ganadera.

Desde 1913, el señor Manuel García Peláez (el Mocho) y sus hijos Jesús María y Manuel García Cardona instalaron el llamado Monte Calvario de Filandia. Luego se unieron don Francisco Arenas, don Víctor Reyes y don Arcadio Arias. Este último era un carpintero destacado, que elaboró los muebles en maderas preciosas para todas las familias del pueblo.

Otras celebraciones llegaron después, mostrando año tras año nuevos elementos en la estructura de madera, con los escalones por donde subían la imagen de Cristo para colocarla en la cruz.

Don Salomón Román Peláez era el encargado de guardar y transportar en su camión las maderas y las escaleras para armar todo el calvario. Desde las 5 de la mañana del viernes santo debían estar en el templo.

El 3 de noviembre de 1994 fue fechado el nuevo armazón en aluminio, gracias a la gestión del señor William Zuluaga Ospina (1944 – 2006) con la colaboración de la colonia de filandeños en Estados Unidos. Con el apoyo de los hermanos García, Adalberto, Javier y Hernán, se hizo realidad la nueva estructura.

Esta es una tradición a la cual se han sumado ciudadanos que ya han fallecido. Ellos son los señores Alfredo Cortez, Francisco Parra, Francisco Arenas, Orlando Arias, quien leía el pregón de la sentencia. También estaban Alfredo Naranjo, Guillermo Giraldo Giraldo, padre de los hermanos Giraldo Pérez, y los hermanos García.

La estructura tiene tres niveles de aproximadamente 10 metros de altura. Para ascender hasta el último nivel hay 24 escalones divididos así: dos de 9 pasos y el último de 6.

El telón de fondo fue donado por el señor Hernán García, y el que cubre el Monte Calvario, que tiene pintada la imagen de Jesús orando en el Huerto de los Olivos, fue una donación del señor Javier García.

El señor Jimmy García donó las sabanas para el descendimiento. Es de anotar también que Hernán García fundó la Guardia Romana que acompaña durante las celebraciones del Jueves y Viernes Santo. Esta Guardia ha sido dirigida también por el señor Camilo Serna, Camilo López y Gonzaga Martínez ya fallecidos. Actualmente los coordina Jaime Marín Marín. Claiver Giraldo Duque actúa como el soldado Longinos, el que atravesó con su lanza el costado de Jesús. En cuanto a los penitentes, inicialmente fueron convocados por Leopoldo Betancourt. Durante cierto tiempo no participaron de la Semana Santa. Después, otra vez fueron reunidos por Harold Galviz Peláez, nieto de Doña Ester Marín de Peláez, quien coordinaba la cena del Jueves Santo.

En la elaboración de la estructura antiguamente comenzaban desde las 4 am y terminaban a las 9 am del mismo Viernes Santo. Actualmente le dedican tres horas diarias en la noche, quedando listo desde el Miércoles Santo. Antes lo poblaban con sauce, hoy con guadilla.

En los últimos años, la Comisión ha sido presidida por don Antonio Loaiza acompañado de los señores Edilberto Galviz, Alfonso Osorio, Abelardo Duque, Rodrigo Hernández, Abel Andrés Álzate, Bernardo Quintero Salazar y los hermanos Giraldo Pérez, John Edier, Norbey, Rubiel y Arbey. También han estado Mario Murillo Peláez, Alirio Aponte Guzmán, Gustavo Buitrago Ramírez, Alberto Román, Mauricio Loaiza Murillo y Germán Herrera Salazar, quien lee el descendimiento del cuerpo de Jesús. Es de destacar la colaboración de Edilson Hidrobo García quien desde hace 40 años coordina la organización de las imágenes en compañía de las hermanas Cortés Correa.

Parte importante de estas celebraciones estribó en el Grupo de Penitentes y en la Guardia Romana, donde el papel que desempeñó Josefina Cortés le mereció el título de Guardiana de las tradiciones de Semana Santa. Junto con ella, se recuerda mucho a Camilo Serna, quien desplegaba sumo cuidado en las Once Estaciones del Viernes Santo.

Dos hechos se recuerdan en esta fecha. “Don Francisco Arenas, presidente de la Comisión del Calvario, trabajó casi moribundo en su conclusión del montaje del Viernes Santo de 1976. A insinuación amable del Párroco fue a la casa y murió el martes de pascua del mismo año. Don Arcadio Arias, también de la misma Comisión, gran ebanista y tallador en madera fue el creador del hermoso crucificado que preside el despacho parroquial”. (Filandia. 1878 Cien años 1978 “Memorias”, por Francisco Betancour. Impresores del Quindío. Armenia. 1978).

En estos tiempos del turismo, el Viernes Santo de Filandia se volvió una celebración de importancia comercial. Es una símbolo más del devocionalismo de esta región de Colombia, donde las tradiciones entran en pugna con el valor económico y con la pérdida de elementos significativos.

Ni siquiera los hechos de violencia de las décadas aciagas de los 40 y los 50 interrumpieron estas conmemoraciones religiosas. Por eso el Viernes Santo de 2020 será recordado como el único de ausencia total de la tradición del Monte Calvario en sus aspectos de organización familiar y comunitaria.

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