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Cultura  |  30 abril de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda

Los conocí de paso

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Un poema de Jaime Quintero.

Su historia no es sólo una historia,
La suya es una gran historia,
Una historia de amor al ritmo del son, el sabor y
El tesón.

La primera vez que los vi a dúo
Los vi juntos... bailando,
Su armonía me sorprendió.
reinaba en sus pasos.

Lejos imaginaria conocer,
En el desprevenido tiempo
El valor de la armonía en ellos...
en sus corazones, en sus almas,
en sus pasos.

Luego lo sabría ...
y esto fue lo que supe
de sus propias voces,
de su propio abrazo.

Por parte de él,
un mandato matriarcal
Daría el estallido a ésta,
su nueva historia de amor.

Por parte de ella,
la amistad de amigos
que impulsan al ánimo
de salir de casa
a gozar el gozo.

Ambos, sin saberlo,
sus pasos atraídos ya estaban,
por el imán de esa noche, que en apariencia
era una noche más de baile y copas
envueltas en alegre música con
tenues luces al son del son.

Sus pasos, al correr las melodías
de una en una, terminaron por encontrarse.

Los pasos de él, según ella,
sueltos, fuertes y dominantes.
Los pasos de ella, según él,
ligeros, armoniosos
como calcados a los de él.

Los pasos, los de él,
se hicieron prudentes.
Los pasos, los de ella,
se hicieron en esa noche,
sólo para los de él.

Sus pasos, los de ambos,
Se armonizaban cada vez más
entre pausas cada vez menos.

Los pasos, los de ambos,
estaban acompañados,
como hace mucho no ocurría,
de risas, de voces,
de miradas, de filtreos y
sobre todo,
de armonía profunda,
que según ambos,
les llegaba más allá del alma.

En esa noche magnética
nunca, ellos, ni él, ni ella, lo dijeron.
Sólo sus pasos se atrevieron
Lo que sus voces acallaron.

Los pasos, los de ambos, se dijeron
lo que sus dueños aún, por confusas razones,
aún no sabían ni consentían.

No sabían que de esta armonía en pasión
devendría una hermosa y rítmica unión.

Todo fue muy rápido y caótico.
Los pasos, los de él, se alejaron.
Los pasos, los de ella, se marcharon.

Los pasos, los de ambos,
sin el uno al otro se quedaron.

Los pasos, los de ella,
se apresuraron a otros suelos se debían.
Pero esto, los pasos de él no sabían.

Los pasos, los de él
Se quedaron.
Aquí pertenecían pero ya, sin los de ella, igual no bailarían.

Los pasos, los de él, resignados, se decían..
Seguro con el pasar del tiempo
los olvidarían.

Los pasos, los de ella,
En la distancia
Ya no sabían de bailes en pasión
Sólo sabían de apuros
En un suelo
De gran acción,
Pero sin emoción.

Los pasos, los de ella,
En vez de olvidar
Cada vez más se urgían.
Olvidar aquellos pasos, los de él,
No podían.
Su corazón cada vez más acosado
Por ellos, le decían,
que sin los de él , no podían seguir,
que sin esa armonía
no tolerarían vivir.

Sus pasos, los de ella,
Un día, con su aliado corazón
a los de él, llamaron.
Los pasos, los de él,
en franca sorpresa,
de emoción se alegraron

Los pasos, lo de ambos,
Vía libre, dieron a sus voces,
que ya seguras de sí,
en complicidad tejieron
con palabras y sin prisa,
lo que sus pasos
con sus giros y toques alados
tiempo atrás al son del baile
habían fundado en una noche
llena de ritmos, llenas de risas.

Pasos y voces, los de ambos.
La armonía ahora viven
Y de ese un gran amor hoy día.

 

De cuando en vez en alguna rítmica noche,
si la vida te lo permite,
un gran brindis a ellos debes,
Pues ellos del amor bailan y
al amor se deben.

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