• MARTES,  23 ABRIL DE 2024

Región  |  11 mayo de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Feliz de ganarle la partida al Covid-19, se siente la quindiana Trini Patiño en Barcelona, España

0 Comentarios

Imagen noticia

Muy contenta, feliz de regresar a su trabajo luego de una prolongada cuarentena por cuenta del Covid-19, virus que la atacó junto con otros miembros de su familia y los obligó a un confinamiento incomodo, temeroso y angustiante en un reducido espacio en Barcelona España, se encuentra María Trinidad Patiño Ceballos.

Esta quindiana, afirma que logró pasar el susto, que su situación y la de su familia fue difícil y que en España la crisis sanitaria ha sido horrible por la cantidad de contagiados y las muertes que produce, máxime que su trabajo es con personas mayores, aunque va mejorando todo por fortuna.

Esta familia originada en el barrio Santa Rita de Armenia, ha tenido que pasar momentos muy complicados por cuenta de la pandemia. Son seis personas en un pequeño espacio en donde viven Trini con su ex-marido, su hijo de 21 años, su hija y los dos niños de ella, es decir sus nietos.

El Coronavirus afectó especialmente a su ex-esposo, a su hijo y a ella, aunque su hija también presentó síntomas leves, mientras que los niños no resultaron con la enfermedad.

“Todo empezó cuando el padre de mis hijos, llegó una tarde con gripa normal, malestar, dolor de huesos, de cabeza y un poco de fiebre, al día siguiente tos seca, congestión nasal sin mocos, luego mi hijo que siempre ha sido muy sano, empezó con síntomas y eso me extrañó.

Al tercer día, yo me sentí mal de salud, aunque seguí trabajando con personas mayores, yo usaba tapabocas, lo hice durante varios días, pero no soporté más y tuve que informar a la empresa donde laboro, me transfirieron al médico, quien me mandó de baja, pero no me hicieron pruebas, porque no llenaba los criterios para hacerlas”.

Comenta esta sobreviviente del Covid-19, que en España se critica el mal manejo de la situación debido a que muchos pacientes ni siquiera fueron atendidos con pruebas y pudieron haber contagiado a otros.

En su caso, la situación fue de esa manera, cuatro de los seis habitantes en un pequeño piso en Barcelona, vivieron y padecieron los síntomas que aunque no llegaron a neumonía, fueron fuertes, sin embargo, no les hicieron exámenes.

Todos presentaron fiebre de 37.7 grados, dolores, malestar e incomodidad, aunque no tuvieron dificultad respiratoria, por lo tanto, no les practicaron pruebas, posteriormente, perdieron los sentidos del gusto y el olfato, lo que les permitió deducir que enfrentaban el virus, en medio del miedo, con momentos de depresión e incertidumbre.

María Trinidad Patiño, trabaja en una empresa que presta servicios sociales a domicilio y la mayoría de sus clientes, son personas adultas mayores a quienes les brinda apoyo en sus casas, con duchas, paseos, acompañamiento, preparación de la comida y lo que sea necesario para facilitarles las actividades de la vida diaria.

Esta mujer un día empacó sus maletas hace 9 años y abordó un avión que la llevó a buscar futuro en Barcelona, al principio trabajó como camarera en pisos en un hotel, lo que le pareció una actividad muy dura, demasiado desgastante, entonces ingresó al curso para trabajar con personas mayores, que la acreditó como Técnico en Atención Socio-sanitaria para personas en el domicilio, el cual le ha permitido trabajar en diferentes empresas, en casas particulares, interna o por horas.

Es una tarea que le gusta, le parece muy bonita, en la que se valora mucho a las personas mayores, lo hace con vocación y espíritu de servicio, aunque no es el mejor pagado, por lo tanto, complementa sus ingresos con ventas de cosméticos y productos para la salud.

Trini, está pendiente de su patria, a la que sueña regresar con la posibilidad de abrir un centro día para personas mayores, aunque se siente muy a gusto en Barcelona, donde la han tratado bien y va logrando sus expectativas.

Volviendo a su contagio con el Covid-19, ella dice que fueron momentos complicados para convivir tanto tiempo seis personas, en un apartamento de 48 metros con la presencia de dos niños.

Afirma, que adoptaron las precauciones necesarias, cambiaron los hábitos de alimentación, tomaron las bebidas y remedios aprendidos de la sabiduría de su madre, el jengibre, el limón, cosas naturales y las pocas medicinas que les recetaron para calmar la fiebre y la tos. Entendieron que era lo que había y se amoldaron a vivir la crisis.

Durante las semanas que estuvieron enfermos, les hicieron seguimiento, cada dos días recibían la llamada telefónica del médico que les preguntaba cómo estaban de fiebre, y en general de salud, hasta que les dieron el alta por teléfono y mandaron al correo electrónico el mensaje relacionado.

Al mirar atrás, ve cosas interesantes, resalta lo positivo y dice que inicialmente se estaba preocupando demasiado y se sentía deprimida, sobre todo, le afectaba que cada día, crecían las cifras de muerte de los mayores, que es el personal con que trabaja.

Reconoce que fue importante estar juntos y que a pesar de no convivir con el padre de sus hijos, los dos entendieron que debían superar las diferencias y aprovechar el momento en familia para compartir muchas cosas que no hicieron años atrás.

Se refiere a disfrutar el tiempo de reunirse a comer juntos, en el comedor como familia, se alegra de ver por primera vez en la vida al padre de sus hijos preparar el desayuno para todos, por primer vez vio a su ex, jugar y compenetrarse tanto con los nietos, lo que la hizo caer en cuenta, de aprovechar la oportunidad para estar presente en las vidas de esos niños con mayor frecuencia.

El Coronavirus les abrió el espacio para compartir en familia muchas cosas, limar ciertas asperezas, discutir, hablar sobre diferentes temas, aprender a aceptar la realidad y sacar de lo negativo cosas positivas.

Afirma que vivir en carne propia esta infección le ha permitido aprender a valorar lo que se tiene, las personas, cada minuto y cada momento.

Les permitió darse cuenta que nos preocupamos por minucias, de lo materialistas que somos, de lo frívolos y superficiales. Lamenta la manera en que se gasta el tiempo y energía en cosas banales, mientras a lo realmente importante se le deja de lado, como a los amigos, a los momentos y a la familia que son lo realmente importante.

Al salir adelante y sentirse aliviada junto con su familia esta mujer expresa su inquietud, debido a que no les han hecho ninguna prueba o test, máxime que ya regresó al trabajo con personas de avanzada edad y vulnerables, confía en que la empresa les ordene prontamente el test que le brinde tranquilidad.

“Estoy muy contenta, como le parece que salí por primera vez esta mañana a trabajar y al pasar por una zona boscosa, la vi divina, divina, se nota que el planeta tuvo tiempo de regenerarse y está más verde, los árboles hermosos, veo todo tan bello, que me dio mucha felicidad y me detuve a respirar el aire fresco, luego el encuentro con mis viejos y con un compañero de trabajo me causaron una gran alegría y muchos motivos de agradecimiento”, Concluye su relato Maritrini.

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net