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Columnistas  |  28 mayo de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Álvaro Ayala Tamayo

INFORMACIÓN Y DESINFORMACIÓN

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Álvaro Ayala Tamayo

Por Álvaro Ayala

Nunca antes en la historia moderna los seres humanos habíamos estado sometidos a una emergencia sanitaria como la que vivimos actualmente por cuenta del Covid 19. Pero, tampoco nunca habíamos estado sometidos al bombardeo incesante de tanta información relacionada con el caso. La explosión de redes sociales, la televisión por cable y los medios de comunicación tradicionales se han enfrentado a brazo partido para cautivar sus propios lectores, oyentes y televidentes.

El afán de reconocimiento por parte de los nuevos, lo mismo que los de la vieja guardia, han traído información por millones al punto que si ayer no se recomendaba el uso de la mascarilla, hoy es obligatoria para salir de casa. Es tanto y tan confuso lo que hablan en redes y otros medios sobre el coronavirus que el ciudadano del común no sabe si puede salir con seguridad al supermercado o al trabajo.

En la puerta de la casa toca pegar un letrero que diga, hoy tengo pico y género, mañana toque de queda, el lunes menor de 70 años, el martes puedo porque soy del gremio que produce alimentos, etcétera, etcétera. Pero el problema no es de los medios que ofrecen información cierta y oficial. Lo grave del tema es que han arrojado información científica y médica que confunde y perjudica. Por todos los medios aparecen virólogos, epidemiólogos, terapistas, físicos, matemáticos y hasta espiritistas con la fórmula mágica para acabar con el mal. Otros con las medidas para solucionar los problemas económicos derivados del mismo.

Las falsas recetas abundan más que la misma enfermedad. Unos medios saturan, otros son la verdad absoluta y algunos no aportan. Las irresponsabilidades que lanzan por las redes sociales son como para enfermar. Además, en los medios han aparecido unos personajes de todos los colores y pintas que de un día para otro se graduaron de periodistas para dar consejos y directrices a la gente y los gobiernos sin sustentación seria.

Con la pandemia aparecieron cientos de especialistas sanitarios que incluso se atreven a contrariar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Fenómeno parecido a los asesores de paz y expertos en seguridad que conforman la burocracia que se reparte el botín de los contratos. Dicho grupo ha recibido más dinero que las propias víctimas del conflicto. Aquí parece que vamos a correr la misma suerte. Confunde y contratarás.

Procuraduría, Fiscalía, Contraloría y todas las ías se van a quedar sin funcionarios para investigar la corrupción que originó, no la pandemia del Covid 19, sino la pandemia del negocio infame generado alrededor del contrato a dedo. Está matando más gente la corrupción en los contratos que el mismo virus. Eso que los ciudadanos y veedurías apenas han destapado los torcidos iniciales. Esperen que investiguen los contratos de hoteles y hostales acondicionados como centros de salud, pagos a personal sanitario, compra de oxígeno, suministro de medicinas a pacientes, compras de sábanas, colchones, camas, tapabocas, guantes, vestimenta y todas las incontables adquisiciones que se han hecho.

Hoy a las falsas noticias las denominan Fake News. Pero tranquilos siempre han existido. Así los medios tradicionales nos impusieron los presidentes de turno y siempre amañaron la información para tergiversar la historia. También para ocultar sus delitos y pecados. Nos escribieron las crónicas desde el punto de vista liberal o conservador desconociendo otros sectores existentes y con iguales derechos a opinar y divulgar desde su perspectiva. A esos importantes ciudadanos los ninguniaron. Tal vez por ese motivo aparecieron las redes sociales y los nuevos medios digitales. Allí hay otra oportunidad de saber lo que esconden otros. El equilibrio informativo allí se está materializando.

Con el transcurrir de los días se asentará el polvo y veremos lo que hay hacia el futuro en el horizonte informativo y de opinión. Es decir: hoy los nuevos medios digitales son dinámicos porque revolucionaron esa franja de las comunicaciones. Lo importante es que con el paso del tiempo maduren y obtengan responsabilidad social para que el ciudadano común los acoja y los gradúe como medio.

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