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Región  |  31 mayo de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

40 Años de una Academia de Historia actuante

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Por: Roberto Restrepo Ramírez

La Academia de Historia del Quindío cumple sus cuarenta años de existencia en esa tierra, desde que varios ciudadanos, empeñados en recuperar y guardar la memoria, emprendieron esa tarea con tesón.

En 1966, cuando se creó el Quindío, uno de los fundadores de este órgano académico tenía consolidado un libro que se ha convertido en referencia documental para los quindianos. Era don Alfonso Valencia Zapata, quien logró con “Quindío histórico” compilar gran parte de la información que otros cronistas del pasado – como don Valentín Macias – habían construido de manera empírica.

Junto con Valencia, algunos quijotes de aquella época decidieron constituirse en entidad académica. En el acta de fundación también aparecen los nombres de Gabriel Echeverry González, Horacio Gómez Aristizábal, Alberto Gómez Mejía, Jaime Lopera Gutiérrez, Diego Moreno Jaramillo, Hugo Palacios Mejía, Bernardo Ramírez Granada y Jesús Arango Cano. Este escritor fue su primer presidente, mientras Valencia Zapata ocupó el cargo de Secretario, y Jaime Lopera Gutiérrez como Vicepresidente.

Hoy la Academia de Historia del Quindío es foro de pensamiento y un guía para la acción en el campo de la recuperación histórica. Es, además, un grupo de profesionales de todos los campos del saber que tienen como misión ahondar en los temas que tienen que ver con el pasado desde sus diferentes profesiones y desde sus perspectivas.

Cada uno de estos miembros actuales se ha trazado una tarea que, desde sus inquietudes, va perfilando la identidad histórica de este departamento. Uno de los temas es el Camino del Quindío, con el profesor Álvaro Hernando Camargo Bonilla, quien viene rastreando suficiente información sobre el también llamado Camino Nacional o Paso del Quindío. Sobre esta faceta se puede publicar un libro entero, o constituir una Cátedra histórica, que abarque lo arqueológico, lo etnográfico, lo ambiental y lo sociológico. Camargo no se ha quedado en esa compilación, de cuyo contenido da cuenta el artículo “El Camino del Quindío y la cambiante biodiversidad en la Provincia Quimbaya” (Volumen 2 de Ensayos de Historia Quindiana”. Ha gestado un evento en el municipio de Filandia que, desde hace 11 años, y cada 20 de julio, se presenta a Colombia y el mundo entero como Festival Camino del Quindío. Ha rastreado folio por folio la historia de Filandia, en su Archivo Municipal, y ya tiene un proyecto de gran envergadura para plasmar la importancia de esa vía histórica en la gloria y declive de ese municipio, donde actualmente reside.

El abogado Gabriel Echeverri González, uno de los dos fundadores que actualmente aparecen activos, es el vicepresidente de la Academia. Es un intelectual dinámico que, desde esa época, se destacaba con su pluma en los artículos de prensa y con sus primeros libros lidera uno de los temas más apasionantes, el de las reseñas históricas de quindianos y quindianas que se han destacado en oficios, profesiones o campos del saber. Eso se refleja en sus constantes artículos titulados “Me encontré en la vida con…”. Pero el más significativo aporte fue, y sigue siendo, el de la construcción de las semblanzas de todos los gobernadores del Quindío, incluidas en el artículo de su autoría en el volumen 4 de Ensayos de Historia Quindiana. Nadie como González es el más autorizado biógrafo del Quindío. Con elegante prosa ha mostrado la faceta de los pobladores y hombres célebres de esta región de Colombia.

Con orgullo, un miembro del Colegio Máximo de Academias de Colombia, geólogo y Doctor en Ciencias, pertenece a la Academia de Historia del Quindío. Armando Espinosa Baquero, nacido en Bogotá, con su curriculum intachable y con múltiples publicaciones, ha adelantado un proceso investigativo sobre la historia de los desastres naturales en Colombia, incluyendo el terremoto de 1999. Su publicación más atinente al departamento apareció en el libro Ensayos de Historia Quindiana, Volumen 3, titulado “Los desastres naturales históricos del Quindío”. En el último libro de Ensayos de la Academia, Tomo 6, presentó uno de sus magistrales artículos, “La conformación geológica del Quindío y la importancia de la sismicidad y el volcanismo”, donde incluye al volcán Machín, cuya última erupción sucedió hace 800 años.

Otra profesión, la agrología, tiene su presencia en esta Academia con el profesional Armando Rodríguez Jaramillo. Es un consultor y asesor en temas de ordenamiento territorial y de planificación en varias entidades del Quindío. En la Academia de Historia, un tema álgido ha sido abordado por él en el proceso investigativo que adelanta desde hace mucho tiempo. Se trata de los límites entre Quindío y Risaralda, publicado en el tomo 3 de Ensayos de Historia Quindiana con el título “Límites pendientes. Dudoso deslinde entre Quindío y Risaralda”. Un bien documentado trabajo investigativo de 122 páginas de extensión. Rodríguez es el académico que está al frente del blog de la Academia, un medio de divulgación, que ya alcanza más de 200.000 entradas de consulta. Además es el impulsor de la condición de faro y de prospectiva que debe tener este organismo.

Un escrito sobre las poblaciones prehispánicas del Valle Medio del Cauca no podía faltar en este compendio de la Academia durante estas 4 décadas. Lo logró un quimbayuno, Jorge Hugo Galvis Valenzuela con “La ruta de nuestros ancestros”. En este artículo, publicado en el Tomo 2 de Ensayos de Historia Quindiana, describe sencillamente al pueblo aborigen Quimbaya, del cual trataban otros autores como Luis Duque Gómez y Ernesto Restrepo Terado y que Valenzuela consultó para rendirle, con ese tratado, un homenaje a su pueblo natal. Su interés no queda allí, también se ha preocupado por otros temas como el que corresponde a las Juntas pro – departamento antes de la creación del Quindío en 1966.

La compilación de 38 artículos, publicados en 6 tomos de Ensayos de Historia Quindiana, de la Biblioteca de Autores Quindianos, ha sido posible a la admirable tarea emprendida por un juicioso académico. Gonzalo Alberto Valencia Barrera es economista y Master en Economía. Experto en temas relacionados con el café y su historia en la región, Valencia ha publicado “Auge y declive de la caficultura del Quindío”, y La Soledad Alejandría – Quimbaya: la tríada centenaria”. Pero su logro académico estrella es el último libro, “Relatos, fundaciones y primeras descripciones de los pueblos del Quindío”. En él trata el tema de los apegos y desarraigos en el poblamiento de la provincia del Quindío, a partir de un presupuesto teórico bien interesante. “En el Quindío, Antioquia puso la gente; Cauca, la tierra y Caldas, la identidad”. Un texto de obligatoria consulta.

En el primer volumen de Ensayos de Historia Quindiana, año 2010, el actual presidente de la Academia de Historia del Quindío, economista y profesor de la Universidad del Quindío, Fernando Jaramillo Botero publicó el artículo titulado “Un recorrido por la Armenia antigua”. Esta compilación documental es apenas el preámbulo de un ambicioso trabajo de registro de monumentos del espacio público del Quindío realizado Jaramillo Botero, que se plasmó en un libro de la Universidad del Quindío donde aparece el compendio fotográfico y documental de monumentos y bienes de interés cultural del departamento. Esta obra fue el aporte universitario a la celebración de los 50 años de celebración de los 50 años de creación del Quindío. El proyecto de Jaramillo Botero sigue en marcha y vienen otras publicaciones que enriquecerán esta temática de documentación del patrimonio cultural tangible del Quindío.

Una de las más reiteradas inquietudes de los miembros académicos es el origen multirregional de las poblaciones de Eje Cafetero. Este factor de poblamiento se dio desde el proceso de la mal llamada colonización antioqueña, porque otros flujos de migración llegaron a estas tierras, especialmente a principios del siglo XX. Este tema apasionante ha sido abordado por el abogado Germán Medina Franco, quien fue en un periodo el Secretario de la Academia de Historia del Quindío. El nombre escogido para este proceso de pesquisa y comprobación es el de la Colonización Silenciosa, título también de su artículo publicado en el volumen 6 de “Ensayos de Historia Quindiana”. Ello abarca la localización de familias de diferentes procedencias de regiones colombianas en los municipios recién fundados y la mención de su llegada en las crónicas históricas. Por ejemplo, el influjo cundiboyacense o la existencia de la calle de Fusa, en Calarcá, y sólo para referirse a dos casos. Medina Franco ahonda en este proceso investigativo y también participa como impulsor y acompañante de los Centros Locales de Historia.

Los Centros Locales de Historia son colectivos de ciudadanos interesados por la historia de sus municipalidades y no son propiamente órganos dependientes de la Academia. Se constituyen y sesionan autónomamente en varios pueblos del Quindío. En el año 2019, mientras se proyectaba el XIX Congreso Colombiano de Historia, en Armenia, uno de los miembros de la Academia, el ingeniero industrial Jorge Hernán Velásquez Restrepo – y quien había organizado con éxito dicho Congreso como su Director Ejecutivo que era – propuso algo novedoso e interesante. Se trataba de la recuperación de información sobre la conformación familiar de las plazas del Quindío en los primeros 40 años de existencia de su vida civil. Con los Centros Locales de Historia, este trabajo se llevó a cabo en varias poblaciones, bajo la dirección de Velásquez Restrepo, quien es además genealogista destacado. De este periodo de pesquisa comunitaria, varias ponencias dieron cuenta de su detallada investigación, las cuales fueron socializadas en el Congreso.

Una de las ponencias, presentada por Velásquez Restrepo tuvo como localización y clasificación genealógica al municipio de Calarcá. Este trabajo de recuperación, que se hizo con sus pobladores – como en los otros municipios – contó con la coautoría de Carlos Alberto Mora Buitrago, otro miembro académico, historiador con una maestría en Estudios Políticos. Su intervención en el proceso fue importante, como también lo es para la Academia, por dos razones. Es el autor de uno de los libros icónicos del país, “Historia Social y Económica de Colombia”, de Editorial Norma. Es también poseedor de una vasta colección de muebles, reliquias históricas, monedas, libros, documentos y fotografías antiguas que conformarán, en pocos meses, un museo. Sobre estas fotografías, proceden de Calarcá las más representativas, las que sirvieron para documentar, con detalles significativos, la historia familiar de su plaza principal.

María Eugenia Beltrán Franco, arquitecta y una de las más destacadas profesionales del Quindío, experta en temas de patrimonio cultural, participó también en el Congreso Colombiano de Historia. Su ponencia se concentró en un trabajo desarrollado con Velásquez Restrepo, en la plaza principal de Armenia. El aspecto singular de este proceso de recuperación de tradición oral para la reconstrucción poblacional de dicho sector de Armenia, se apoyó en un ingrediente bien singular. El plano de la capital del Quindío, o de su plaza, donde el arquitecto artista Hernando Jiménez logró una completa reseña gráfica de todas las casas en los años 20 y 30 del siglo XX. Beltrán Franco es la actual Fiscal de la Academia de Historia del Quindío. Ha desplegado investigaciones en otro campo, con su artículo publicado por esta Academia titulado “Los cementerios, memoria de los pueblos del Quindío”. De esta temática se desprendió un segundo trabajo investigativo sobre el Cementerio Libre de Circasia. Dos capítulos de un amplio campo de la antropología de la muerte, muy meritorio. Otro de sus logros quedó plasmado en el libro “Armenia, énclave exportador de café: 1927 – 1959”, premio del Ministerio de Cultura, y con coautoría de Gonzalo Alberto Valencia Barrera y con Miguel Ángel Rojas Arias.

Los nombres de Miguel Ángel Rojas Arias y de Carlos Alberto Castrillón dan realce, como miembros de Número que son, a la Academia de Historia del Quindío. Son dos prolíficos escritores y ensayistas del Quindío. Rojas Arias es Licenciado en Educación, con Maestría en Historia. Castrillón es Licenciado en Literatura y Lengua Castellana, con Maestría en Literatura. El rigor de sus escritos, la profundidad de sus ensayos y el impacto de sus acciones en la vida intelectual del Quindío son notorias. Desde su comienzo, la Colección Bibliográfica de la Academia de Historia, a través de sus 6 volúmenes de “Ensayos de Historia Quindiana”, ha sido asesorada por Castrillón. Mientras tanto, Rojas Arias ha estado al frente de varios proyectos editoriales, incluyendo la dirección de los dos medios de comunicación escrita y virtual de prensa que tiene el Quindío, La Crónica y el Quindiano. Obras y artículos publicados de ambos son extensos y se han destacado, en el medio de la Academia. Los siguientes son de Castrillón: “Memoria e imaginación en los recuerdos de la guaquería en el Quindío” (2010). “Novelas y novelistas del Quindío (1966 - 2015)”. Es de Rojas Arias “Los nombres de los municipios del Quindío” (2010). En este último tema, Rojas Arias viene desarrollando una serie de publicaciones sobre el origen de los topónimos de los municipios. Y Castrillón, también en el campo de la toponimia, ha producido importantes documentos desde su lugar de trabajo, la Universidad del Quindío.

La labor de otros miembros de la Academia de Historia del Quindío se refleja en varios logros. El historiador Hernando Muñoz Cárdenas ha realizado un silencioso, pero destacado trabajo de pesquisa en dos archivos del Quindío. En Salento y Córdoba. Este rector y docente incursionó en el archivo histórico de Salento, realizando un riguroso examen de valoración documental, donde se categorizaban los hallazgos valiosos de esa joya histórica que contiene los folios más antiguos del Quindío.

Otra mujer joven, médica y antropóloga, Natalia Botero Jaramillo, incursiona en el tema de la historia de las instituciones de salud del Quindío y en el campo conciso de la Facultad de Medicina de la Universidad local. El título de su trabajo, “Historia de la salud y la educación en salud en el Quindío” (Volumen 5 de Ensayos de Historia Quindiana, 2017).

El nombre de John Jaramillo Ramírez es icónico y célebre para la historia de Armenia y el Quindío. Desde la publicación de su libro “Pieza del reblujo” (Alcaldía de Armenia, 2006) y con sus artículos sobre Braulio Botero Londoño el gestor del Cementerio Libre, sobre el Himno del Quindío y sobre los recuerdos y añoranzas de la gesta colonizadora, se ha marcado un estilo sencillo y agradable para el reconocimiento de este publicista y administrador turístico quindiano.

El antropólogo Roberto Restrepo Ramírez, desde 2004, ha incursionado en temas diversos. Las historias de las casas del Quindío. Las crónicas sobre patrimonio y turismo cultural de sus pueblos. El proceso de recuperación histórica de las casas de la plaza de Filandia. Y la resignificación de un libro polémico, “Recuerdos de la guaquería del Quindío”.

Álvaro Pareja Castro, sociólogo eminente, ha desarrollado una quijotesca labor de compilación musical y de investigación documental en la región conocida como la Hoya del Quindío. Cuando se desempeñaba como profesor universitario, dos procesos gestó, comenzó y fructificó, bajo su dirección, y en compañía de la pedagoga musical Martha Lucía Valencia. Se tratan del único Centro de Investigación y Documentación musical de la región y del libro en dos tomos titulado Cancionero Musical del Quindío. Son dos grandes hitos culturales de su época, más el importante artículo titulado “Modos de vida sociomusicales en el Quindío”, publicado en 2017, como Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío.

El Cine Club El Mohán y varios videos de carácter etnográfico e históricos son dos de las realizaciones en el ámbito que maneja el profesor Jorge Hernando Delgado Cáceres. Además, es autor del libro “Caminando y rodando por el Quindío” (Biblioteca de Autores Quindianos, año 2011). El primero es un espacio para la visualización de películas y que desde hace muchos años se ha convertido en un referente de las imágenes en movimiento. Los videos titulados “La colonización en el Quindío”, “Tigrero, el fundador de Armenia” y el producido para la celebración de los 50 años del departamento, son algunos de los que muestran su carácter histórico. Mientras tanto, el libro es un recuento de los teatros que funcionaron en siglo XX en los municipios quindianos. Todo ello ha enriquecido ese tópico de un miembro de la Academia que ha contribuido al conocimiento de la historia audiovisual del Quindío.

Otros procesos y artículos muestran el interés multidisciplinario de los actuales miembros de la Academia de Historia del Quindío. Ellos son “El paso del libertador por el Quindío”, del abogado Evelio Henao Ospina. El tema cafetero, a cargo del ingeniero Oscar Jaramillo García, con su libro “Apuntes para la historia del Comité Departamental de Cafeteros del Quindío 1966 – 2016”. La historia de COFINCAFÉ, otro organismo cafetero del Quindío, a cargo del ingeniero mecánico e industrial Luis Fernando Velásquez Echeverri.

Sin demeritar los procesos y temas aquí planteados, hay uno que ha colmado el interés de la Academia de Historia del Quindío, desde hace 20 años. Es un tema de interés nacional y de enorme significado para el reconocimiento identitario. Es la recuperación del Tesoro Quimbaya. Dos miembros, uno de sus fundadores y el más joven de todos los académicos han luchado con denuedo desde el campo jurídico y de la jurisprudencia internacional. Ambos son abogados. Jaime Lopera Gutiérrez firmó el acta de fundación y ocupó la Presidencia durante muchos años. Sus escritos, artículos y obras publicadas ocupan un lugar destacado en las letras del departamento. Además de la defensa del Tesoro Quimbaya, otros temas han despertado su interés. La vida de Fermín López, el colonizador. La historia del túnel de La Línea. Los antecedentes institucionales del departamento del Quindío. Y últimamente, junto con Castrillón y Rojas Arias, el tema de la toponimia, en especial el origen del nombre inicial de Buenavista, Tolrá.

El joven abogado Felipe Arturo Robledo Martínez es el secretario actual de la Academia de Historia del Quindío. Ingresó con una ponencia interesante y concisa, “La política pública para la sensibilización, recuperación y repatriación del Tesoro Quimbaya”. Basó su disertación en otro trabajo investigativo titulado “Identidad cultural, salud social y Estado social de Derecho. El caso “Tesoro Quimbaya” Quindío, Colombia”, publicado en la Revista de Salud Pública, año 2015.

Ambos abogados participaron en la audiencia de la Corte Constitucional, en la que se le ordenó al gobierno colombiano iniciar las repatriaciones del Tesoro Quimbaya. Un representante de la Academia de Historia del Quindío, desde ese momento, viaja constantemente a Bogotá con el fin de participar en el Comité de verificación para el cumplimiento de dicha sentencia. Fue un logro inmenso para Colombia, para el Quindío, para la Academia.

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