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Columnistas  |  30 junio de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Andrés Macías

LA SALUD Y LA EDUCACIÓN EN JAQUE POR EL ABANDONO GUBERNAMENTAL COLOMBIANO

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Andrés Macías

Por Andrés Macías

El Coronavirus tiene en jaque a dos derechos fundamentales a nivel mundial: la salud y la educación. En Colombia siempre han estado en detrimento, solo que esta vez el protagonista de la pandemia está revelando la negligencia histórica con que el Estado ha tratado siempre esta problemática social.

La solución inmediata frente a la pandemia fue el confinamiento de las personas, pese al hipotético colapso de las UCI en los hospitales. Estando en cuarentena, el fenómeno desató una serie de problemas álgidos en términos económicos y sociales como son la carencia del sustento diario, los conflictos intrafamiliares, el descontrolado homicidio a líderes sociales y la inconciencia de bioseguridad para evitar el contagio.

Si bien es cierto que la pandemia nos cogió desprevenidos, también lo es el hecho de la orfandad en la que ha estado el sistema de salud en nuestro país o ¿acaso es necesario que un virus amenace con desplomar a la humanidad para darle prioridad al sistema que le “salva la vida" frente a cualquier quebranto? Paralelo a la falta de una vacuna para contrarrestar el Coronavirus, también hemos tenido que soportar verdaderos dolores de cabeza esperando atención médica para otras enfermedades que nos quitan el sueño, no solo a quienes la padecen, sino también a los familiares angustiados e impotentes de no poder hacer nada.

Parece que Las manifestaciones con relación a la exigencia del pueblo solicitando atención presupuestal para la salud, no ha sido suficiente. Los gobiernos de turno, pasan haciendo oídos sordos y legislando a favor propio y de su séquito de cuello blanco, pero jamás a favor de la base que los sostienen. De suerte que la vacuna anhelada poco tiene que ver con la que combata solo a la Covid 19. Es urgente un antídoto gubernamental para la salubridad de los colombianos.

El otro sistema que siempre ha estado en Jaque es el que menos le interesa al gobierno porque es el único que combatiría el desequilibrio social, por llamarlo así, al que está sometido el pueblo y es la Educación. La Covid 19 paralizó el sistema educativo oficial y público del país y del mundo. No obstante, y focalizando el tema en el país del “sagrado corazón”, la situación es compleja porque la estructura de este sistema está cimentada en lineamientos y estándares descontextualizados a la realidad de una población que todavía tiene fe de un tiempo mejor sin adiestrar primero el cerebro con el conocimiento.

En estos tiempos, tanto a los docentes como a los estudiantes y desde luego, a los padres de familia, nos correspondió trabajar desde la casa y enfrentar retos que jamás pensamos abordar. Empezando por nuestra labor maestra, tuvimos que darle continuidad al derecho que está constitucionalizado sin la absoluta garantía de calidad y persistencia. Nos pusimos la camiseta desde todos los contextos imaginados; reales avatares emocionales, pedagógicos, y profesionales para prestar el servicio que profesamos con vocación y amor, ya que, de acuerdo con Mahatma Gandhi “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”. Los estudiantes, por su parte, confundidos al principio, desarrollaron actividades de muchas áreas que veían innecesarias y en su mayoría quedaron limitados por la escasa conectividad virtual a la que tendrían que adaptarse en adelante. Seguir instrucciones no siempre fue prioritario para ellos, mucho menos en una educación autónoma. Entra en juego, por lo tanto, la intervención de los padres de familia, muchos de los cuales no tenían idea sobre el rol que desempeñaban sus hijos como estudiantes, el papel de los profesores y más aún sus propias vidas. En este panorama, el sistema educativo tuvo que reinventarse, al igual que otros factores congelados por la pandemia.

Todas las figuras antes mencionadas encarnaron la labor pedagógica de enseñanza aprendizaje y se pusieron a tono con los medios de comunicación y el buen uso de las Nuevas Tecnologías. Proceso complejísimo del que no terminaríamos aquí desarrollándolo debido a la basta dificultad presentada, más bien citaremos las ventajas que ha conllevado, hasta el momento esta coyuntura, para no plantear solo lamentos, sino también el lado positivo, en aras además de una prospección en el campo educativo.

En primer lugar, es importante rescatar el sentido de trabajar en equipo. Para los tres entes atrás señalados, es evidente la satisfacción del apoyo mutuo para obtener los mejores resultados. En segundo lugar, podemos incluir el acercamiento que los docentes hemos establecido con los estudiantes y viceversa. Nunca antes nos habíamos permitido la comunicación a través de aplicaciones y plataformas digitales, como Zoom, Webex Meet, Skype, Windows Live Messenger, correo electrónico o WhatsApp, siendo las más usadas, para acompañar de manera virtual el desarrollo de las actividades pedagógicas y saber el estado en el que se encontraban los educandos en sus residencias. En tercer lugar, tuvimos que replantear las metodologías haciendo uso de las Nuevas Tecnologías y seleccionando contenidos significativos y contextuales en pro del avance de los aprendizajes. Este aspecto ha sido tema de discusión, teniendo en cuenta las adversidades presentadas, sin embargo, rescato la destreza con que se ha enfrentado este reto desde todos los agentes involucrados. Como cuarto y último aspecto, no cabe duda hacer el debido reconocimiento a la educación presencial. Hoy anhelamos con más fuerza volver a las aulas para encontrarnos de nuevo, infortunadamente las condiciones de bioseguridad no están dadas, así como las estrategias pedagógicas que atiendan de manera pertinente la sugerida “alternancia” a la que le apunte el Ministerio de Educación Nacional, sin la rigurosidad que amerita.

Para cerrar, quiero hacer hincapié en cuatro aspectos humanos que mencionó un rector en un panel, organizado por el canal Ministerio Tv en YouTube, reflexionando sobre lo positivo de la pandemia, desde el ámbito educativo y consiste en: “resaltar el valor de la vida, la importancia de la cercanía entre las personas, la comunicación auténtica y genuina, así como la importancia de encontrarse consigo mismo”. Así las cosas, nos corresponde “convertir la adversidad en una oportunidad” porque como bien lo expresa Ernest Renan (1823-1892) “Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles”.

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