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Columnistas  |  10 julio de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Andrés Macías

CONSECUENCIAS IDIOTAS DEL EXCESIVO USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

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Andrés Macías

Por Andrés Macías

“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una generación de idiotas”, cuando Albert Einstein (1879-1955) planteó esta frase expresó su preocupación por el excesivo uso que las personas le estaban dando a la tecnología de aquel entonces. Hoy cobra más vigencia el excedente de visión de este genio porque las Nuevas Tecnologías llegaron para quedarse. Pero, ¿Cuáles son las consecuencias que el excesivo uso de las tecnologías convierte a una generación en idiotas?

Empecemos ilustrando el tema, trayendo a colación aquel momento en el que olvidó su teléfono en algún lugar. Quizás siente un vacío en el estómago que no precisamente es generado por el hambre o porque las mariposas amarillas del amor lo habitan. Usted lo que siente es el desprendimiento de uno de sus miembros. Es como si el celular hiciera parte de su anatomía, se ha convertido en una “prótesis tecnológica”, pero como no crece de su cuerpo, y de acuerdo con Freud (1856-1939), a veces le provoca muchos sinsabores porque se ha despojado de sus artefactos que lo hacen sentir un “dios con prótesis”. Este trastorno es conocido como Nomofobia que, según la Real Academia de la Lengua Española, consiste en el miedo irracional a permanecer un tiempo sin el teléfono móvil.

Médicos ortopedistas señalan que las cirugías más atendidas en sus pacientes están relacionadas con la tendinitis (inflamación o la irritación de un tendón, las cuerdas fibrosas que unen el músculo al hueso) la deformación del dedo pulgar, tratamientos al famoso túnel del carpo, dificultades en los dedos, sobre todo, el pulgar y el meñique, entre otros, y todo atribuido a los artefactos que manipula una persona en la era digital. Añadido a este problema, no se queda atrás la dificultad de visión al que estamos expuestos por la luz que emiten las diversas pantallas y que son contraproducentes por el exceso de uso (somos una generación de ciegos). Ni que hablar, asimismo, del déficit de atención que se puede desarrollar lo que, a su vez, puede ocasionar baja autoestima, problemas en las relaciones y dificultades en la escuela o el trabajo.

Las redes sociales, por su parte, crean también sus efectos críticos, sobre todo en los adolescentes que están en búsqueda de una identidad, reflejada en los prototipos de la farándula, influenciadores y youtubers quienes, al contrario de fortalecer los arraigos de una cultura propia, lo que hacen es “confundir” y monetizar sus cuentas en redes con seguidores, muchas de estas vacías de contenidos formativos. En un país como el nuestro, escaso de oportunidades para quienes no las toman, analfabeto funcional y con alto “desequilibrio económico”, el fenómeno de imitar a un modelo, como prototipo de vida es peligroso porque puede generar depresión, pérdida de identidad, hasta llevar al suicidio a una persona, al verse limitada y sin lograr la imagen soñada e influenciada por una sociedad capitalista. Entonces ¿Será que estar en las redes sociales nos hace más inteligentes?

Google es también el Dios de nuestra época, es la solución mundial a la búsqueda de respuestas inmediatas sobre cualquier asunto. Sin dejar de lado las innumerables aplicaciones digitales que entretienen, pero que también facilitan la adquisición de productos “necesarios” que evitan el desapego y la creatividad. De manera simbólica, muchas personas dejaron de utilizar las escuadras para el diseño y, con esto no quiero negar las bondades de los programas que crearon para reemplazarlas, pero sí es cierto que la creatividad y la inteligencia humana estaban milimetradas en cada centímetro de una regla, de una página de un libro, de una conversación real, de un acto cultural, de un mapa calcado, de una maqueta o de un cálculo mental; en suma, de la experimentación tangible y real de cualquier proceso. ¿Estaremos de acuerdo entonces con el ingeniero biomédico Javier Casillas (2017) al decir que, esta es una generación dependiente de la tecnología, la más floja y la menos productiva?

Finalmente y para dar respuesta a la cuestión señalada en la introducción, es preciso señalar que todos estamos involucrados, de algún modo, con la generación que preocupaba a Einstein. Cuanto más avanzan las épocas más serán quienes la conforman. Por otro lado, el excesivo uso de las tecnologías también nos convierte en idiotas en el sentido de que, nos acostumbramos a los diferentes mecanismos de uso, cuyas instrucciones mecánicas y entretenidas nos apartan de la dimensión humana y social. No en vano la población más poderosa de Estados Unidos está prescindiendo de las herramientas tecnológicas en el sistema educativo. El llamado es claro para que consolidemos relaciones más personales, provechosas y significativas con los nuestros. De igual forma, para darle un uso inteligente a las Nuevas Tecnologías que si bien son ventajosas, también nos convierten en dependientes estúpidos, en una especie de cíborg del siglo XXI. Somos el puente para que las nuevas generaciones usen de manera responsable no solo las Tecnologías.

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