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Columnistas  |  15 julio de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Álvaro Ayala Tamayo

¿CANTARÁ BEDOYA?

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Álvaro Ayala Tamayo

Por Álvaro Ayala Tamayo

Si don Luis Bedoya resuelve colaborar con la justicia en el escándalo por la reventa de boletas, la suerte de los dirigentes del fútbol colombiano se agravará sustancialmente. Bedoya es el único del equipo de dirigentes que se encuentra privado de la libertad en la ciudad de Nueva York. Dentro de sus obligaciones y compromisos con la justicia para obtener beneficios firmó un documento en EEUU que lo obliga a decir la verdad y colaborar con las investigaciones. Si lo pillan en una imprecisión o mentira pierde todo. Su libertad está restringida por cuenta del Fifagate, pero como se trata de una mesa de tres patas todo sigue cojo.

Los nuevos hechos dicen que el señor Bedoya también participó en la trama que revendió boletas, hasta por el 350 % de sobreprecio, para los partidos de eliminatoria al mundial de Rusia. Son pruebas sobrevinientes, enseñan los que de derecho saben. Bedoya está pendiente de su sentencia y con estos nuevos hechos su situación jurídica se complica en caso de que la justicia del país del norte le abra un nuevo expediente.

A don Ramón Jesurúm, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, a don Álvaro González Álzate, presidente de la Difútbol (entidad que maneja el fútbol aficionado a través de las ligas regionales) y los otros investigados, además del fallo de la Superintendencia en contra, tienen el nudo en la garganta de un laso que talla y los puede ahogar o desnucar. Se trata del silencio o colaboración eficaz de su cómplice, Luis Bedoya. “Lucho canta“, me dijo un amigo suyo cuando le pregunté qué decisión tomaría. Quiere arreglar todo y regresar con paz y salvo en mano.

También aquí en Colombia lo espera la fiscalía, y no propiamente para que haga el saque de honor en un partido de eliminatorias. No hay que olvidar que los entes de control trabajan en armonía y se colaboran para adelantar las investigaciones. Se cruzan información. Por lo tanto, Superintendencia, Fiscalía, Dian y justicia norteamericana unen esfuerzos para hacer justicia. El mejor intercambio judicial que Colombia tiene con otro país es con EEUU.

También se abre la posibilidad que los aficionados que tuvieron que comprar la boleta a precios elevados se conviertan en víctimas y demanden a la Federación y sus dirigentes. La sociedad tiene la ventaja que el Superintendente de Industria y Comercio, Andrés Barreto, pertenece a la nueva generación de autoridades correctas y sin apasionamientos. Lo pueden voltear como a las medias y no le encuentran nada opaco en su pasado, ni en su cuenta bancaria. Es candidato a ocupar por Colombia un cargo en la Corte Penal Internacional y sería un honor para nuestro país su llegada.

Mientras tanto, aquí en Colombia hay un grupo de dirigentes del fútbol que hace fuerza para que la actual cúpula caiga porque quieren llegar a esos cargos. Otros, (muy pocos) los apoyan. Por ahora, Jessurúm y su grupo dilatan y se defienden como gato patas arriba para que Jorge Enrique Vélez, presidente de Dimayor, no quede como su remplazo. Ellos quieren dejar a sus amigos en la silla de la Federación. Dicha disputa es a tumba abierta.

Por reglamento, Vélez, sería el remplazo en caso de la renuncia de Jessurúm. En el fútbol nadie lo quiere porque lo consideran un oportunista que no conoce un balón y nunca había pisado un estadio de fútbol. Incluso, aseguran que no lo miraba ni por televisión. Llegó de la mano de los políticos, explican y es cierto. En ese caso el humo blanco saldrá por la chimenea el próximo 25 de julio, día de la Asamblea. El partido es largo y ni los jueces saben cuánto durará el alargue. En el otro caso, la pregunta del millón de dólares es si don Luis Bedoya cantará o hace uso de su derecho al silencio.

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