• VIERNES,  19 ABRIL DE 2024

Columnistas  |  05 agosto de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Jaime Lopera

LAS PALABRAS PIEDRA, LAS PALABRAS TÓXICAS, LAS PALABRAS BENEVOLENTES

0 Comentarios


Jaime Lopera

Es mejor tropezar con el dedo

del pie y no con la lengua

―Proverbio suajili

Por Jaime Lopera.

Hace años, exactamente en junio de 2011, el periodista Ásbel López entrevistó en París para el diario El Tiempo a Michel Lacroix, el filósofo de la ética de las relaciones humanas. Conservo desde entonces una copia de dicha entrevista la cual se resume en un catálogo de 8 Reglas del lenguaje que no resisto la tentación de darlas conocer dada la incidencia que estas recomendaciones tienen en esas relaciones humanas. Tiempo después vi otra entrevista del mismo filósofo con Caroline Lachowsky para Radio France Internacional que provoca similares reacciones.

Las palabras, dice Lacroix, pueden causar un inmenso bien, pero también heridas irreparables. Y añade: “los padres pueden causar a veces daño con ciertas palabras, pero de manera involuntaria (…). Y es por esa razón que debemos reflexionar sobre las palabras que dirigimos a los hijos, a la pareja, a los familiares, a los amigos, a los colegas, etc. Es necesario hacer un esfuerzo por ‘des-centrarse’, es decir, tratar de ponerse en los zapatos del otro, recordar que la otra persona es un ser sensible como yo y que por eso debo ser muy cuidadoso en el trato”.

El buen uso del lenguaje consiste en que mi palabra sea cordial, es decir, usarlo para crear un lazo social mediante palabras que pueden parecer banales, como “gracias”, “buenos días”, “hasta luego”, etc. Ese tipo de palabras ayudan a crear un vínculo positivo como dicen de los ingleses cuando llaman “small talk” a ciertas conversaciones breves que generan un clima de comprensión y de atención al otro.

Nosotros mismos habíamos escrito, antes de conocer lo de Lacroix, un texto sobre la importancia de las que llamábamos Palabras Piedra que se resume diciendo que existe la tendencia a maltratar a los demás con el uso de las palabras: las ofensas, los insultos, las burlas son innumerables como formas de agresión verbal. El lenguaje, decía Lacroix, a veces se vuelve un arte de la guerra. Y añadimos nosotros: las palabras se vuelven piedras que se arrojan y hieren, a veces de por vida. ¿Quién no ha olvidado una palabra del padre, dicha en un momento de furia, que suele venir a la memoria muchos años después para recordar que era una palabra tóxica que revelaba una subestimación?

En el 2013 decíamos en una de nuestras compilaciones lo siguiente: “Es más rápido y fácil decir “incompetente”, “falso”, “hipócrita”, “tonto”, “deshonesto”, “imbécil”, o “perezoso”, que describir con más de una palabra estas mismas conductas que observamos entre nuestros relacionados. La descripción de la conducta es más larga (en vez de una palabra, por lo menos diez), pero sus efectos en los demás tiene un efecto mágico: el que escucha no se siente agredido y la comunicación se hace con el fin de ayudar, no de agredir”. (La Culpa es de la Vaca para Desmotivados. Editorial Intermedio, Bogotá, 2013).

En resumen, Las 8 reglas de la ética del lenguaje de Lacroix son las siguientes:

1. Mi palabra debe ser cordial: debo saludar, despedirme, dar las gracias.

2. Mi palabra debe ser amable: debo dejar en el aire una suerte de puntos suspensivos para que el otro se exprese; no debo ridiculizar a nadie en público.

3. Mi palabra debe ser positiva: debo ser una fuente de inspiración para los demás.

4. Mi palabra debe ser respetuosa de los ausentes: debo evitar el encadenamiento incesante de juicios sobre los demás, como si la conversación fuera un tribunal virtual.

5. Mi palabra debe ser tolerante: debo exponer mi punto de vista de manera no violenta, escuchar las opiniones distintas a la mía; la buena voluntad de discutir y escuchar es el fundamento de la democracia.

6. Mi palabra debe ser la guardiana del mundo: debo mostrar admiración por lo que me rodea, el mundo natural y el social. Es mejor el exceso de admiración que el exceso de desprecio.

7. Mi palabra debe ser responsable del lenguaje: debo hablar bien mi lengua materna, emplear la palabra exacta, respetar la gramática y la pronunciación, tratar de expresarme con elegancia y refinamiento.

8. Mi palabra debe ser verdadera: debo evitar la mentira, los eufemismos hipócritas y las exageraciones injustas”.

Esperamos que esto interese y se aproveche. (Jaime Lopera)

Julio 2020

PUBLICIDAD

Otras Opiniones

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net