Por Valentina Suárez Fernández

El banco del Vaticano hace parte del estado, Stato della Città del Vaticano, en italiano. Está ubicado en el marco de la ciudad eterna, Roma. Este estado es el más pequeño del mundo sin acceso al mar, está en la península itálica o apenena que es una de las tres grandes penínsulas del sur de Europa, junto a la balcánica y la ibérica. Pese a su pequeña extensión se considera estado en tanto que cuenta con territorio, población, soberanía, autodeterminación e instituciones que garantizan su funcionamiento administrativo. Las reservas, fondos y ganancias del estado han sido determinados por un gran músculo financiero muy superior en historia y en moneda en relación a su espacio.

Los escándalos en los cuales se ha visto envuelto esta entidad bancaria oscilan entre la corrupción en el uso de los recursos hasta el retiro de cardenales que han denunciado la problemática ante medios de comunicación y autoridades. Diversas fuentes italianas expresan que el banco debe poseer entre 10 mil y 15 mil millones de dólares.

Francisco desde el inicio de su papado el 13 de marzo de 2013 de manera reiterativa ha expresado la necesidad de hacer transformaciones que acerquen a los feligreses a la iglesia catolica. Entre ellas, se refirió a la posibilidad garantizar un equilibrio de géneros en el estado y en la iglesia. Entre las muchas declaraciones de Francisco se destaca esta afirmación, “El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”. Sin duda, estas declaraciones han generado escándalo ante las posiciones más ortodoxas de la iglesia católica. Pero Francisco ha mantenido su actitud de apertura.

La crisis de credibilidad y confianza que se han gestado en las misma entrañas de la iglesia católica han dispuesto decisiones en varios órdenes del Status Civitatis Vaticanæ, en latín. Así, en el año 2014 con la intención de mejorar las estructuras y las ejecutorias del banco, creó el concejo económico del estado integrado por 15 miembros de los cuales ocho son cardenales, el director del consejo y seis miembros más. Compuesto de manera inicial por hombres. El pasado 7 de agosto de este año incierto confuso y variable, Francisco nombra a seis mujeres como consejeras económicas. Un consejo integrado por María Concepción Osácar Garaicoechea, presidenta del consejo de administración de Azora Capital y Azora Gestión; Eva Castillo Sanz, jurista y economista; Charlotte Kreuter-Kirchhof, profesora de derecho en la Universidad Heinrich-Heine de Dusseldorf; Marija Kolak, presidenta de la Asociación alemana de bancos y cajas populares; Ruth Mary Kelly, exministra laborista de Educación, y Leslie Jane Ferrar, exconsejera financiera del príncipe Carlos de Inglaterra. Seis mujeres de distintas nacionalidades del viejo continente –Españolas, alemanas, británicas- laicas académicas, expertas, “capaces de decisiones importantes” como dice Francisco.

Un consejo económico con un tinte riguroso y con el “genio femenino” darán el rasgo peculiar y distintivo al manejo del banco con reservas de oro y arte incalculables para la historia de la humanidad. Para nombrar algunos sin detrimento de los demás, sólo por mi singularidad estética, Ángel tocando el laúd Melozzo da Forlì 1480; San Jerónimo óleo sobre madera, Leonardo da Vinci 1482: Santa Flavia el Perugino 1496-1499: Transfiguración templeo Sanzio 1516-1520.

Francisco construye un liderazgo transformador, contemporizador e incluyente. Jefe de estado y jefe de la iglesia católica cristiana sincronizado con el tiempo y el espacio de un siglo acosado por la novedad generada por los cambios vertiginosos de esta aldea global.