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Cultura  |  30 agosto de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Una muerte inapropiada

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Escrito por Luz Elena Guzmán Giraldo. Integrante Taller Café y Letras.

“A la muerte se le tiene mucho miedo.

O mucha confianza.

La muerte es muy injusta.

Es la única pregunta con respuesta, lo único a lo que, sabemos, llegamos todos.

Pero entonces, ya no estaremos aquí para hablar de ella.”

Gabriel García Márquez.

Quizás las respuestas estén en un atardecer. En la paleta de colores que despliega el universo con sus pinceladas.

Quizás en las múltiples formaciones de las nubes que desde que tengo uso de razón, asocio con figuras y siluetas que traduzco en mensajes escritos en ellas, desde otras dimensiones.

Quizás en el éxtasis producido por un grandioso atardecer un veinte de mayo encuentre las respuestas.

La pandemia causada por un virus importado de China y su efecto en nuestra vida, no es mi mayor preocupación. Desde hace un tiempo había elegido un estilo de vida más simple, más tranquilo y relajado.

No, el confinamiento no cambió mi vida de forma radical porque había iniciado ya un proceso de simplificarla a través de un viaje interior y un renacer constantes.

Los viajes, el contacto con la naturaleza, las montañas, los ríos, los bosques, la selva, las cascadas, las flores, los árboles, las plantas y los pájaros me enseñaron sobre el amor propio, la libertad, la familia, el valor de la amistad y la simpleza de compartir una taza de café.

Quizás no busco respuestas a preguntas como ¿Qué será de la vida después de la pandemia? Porque realmente no me preocupa. Ésta crisis pasará y continuaremos la vida. ¿De qué manera? Dependerá de cada uno de nosotros el cómo la supere y el cómo la continúe.

Alguna vez tuve sueños dentro de otros sueños. Soñé que soñaba y claramente podía diferenciar unos sueños de los otros.

Ahora, en tiempos de pandemia siento que estoy viviendo una pesadilla dentro de la pesadilla del Covid-19. La muerte de un ser querido me sorprendió en medio de una suma de acontecimientos incomprensibles. Se fue: sin despedida, sin abrazos. Ella descansa en paz. Mis hermanos y yo muy cercanos a su cariño, su apoyo incondicional, sus palabras y su generosidad, buscamos respuestas, quizás en un atardecer, con su paleta de colores, quizás en las formaciones de las nubes de un veinte de mayo cuando se cumplen seis meses de la partida de otro ser muy especial en nuestras vidas. Una pesadilla dentro de otra pesadilla.

Una pandemia, un vacío en el alma, un dolor profundo, una muerte inapropiada.

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