Por Iván Restrepo 

Lo acontecido esta semana que pasó con la inauguración de parte de las obras del corredor vial Armenia – Ibagué, en donde El Túnel de La Línea fue el actor principal de esta película, ha generado muchas expectativas sobre cómo va a afectar esta obra al diario devenir de la vida en nuestra región, donde el movimiento turístico tiene un peso imposible de dejar a un lado. Por este medio felicito a los organizadores, a los actores y al conglomerado regional y nacional que tuvieron algún papel tanto estelar como secundario en esta semana cultural previa a la inauguración. Lástima que esta perversa Pandemia se nos haya atravesado; de no haber sido así me imagino la carretera de subida desde Calarcá hasta la boca del Túnel repleta de espectadores, al mejor estilo de la carrera ciclística por excelencia para los colombianos: La Vuelta a Colombia en Bicicleta.

Calarcá, Armenia, el Quindío entero, el Eje Cafetero y el Paisaje Cultural Cafetero en general, fueron tendencia (Trending Topics como se le llama en el mundo del Internet) en Colombia, no solamente el día de la inauguración el pasado 4 de septiembre sino desde varios días antes, motivado por la programación puesta a disposición de todo el mundo a través de las plataformas virtuales acostumbradas para estos casos. 

El día de la inauguración se veía llegar con muchos bombos y platillos, con toda la parafernalia a bordo y, como es costumbre, con mucho personaje queriendo darse crédito y lugar en esta magna obra. Me llama la atención el despliegue de tanta placa conmemorativa: Es la eterna costumbre de los gobernantes de quererse perpetuar en una placa; ese egocentrismo que carcome a más de uno y que desdice de lafrase “Por sus obras les conoceréis”. Entre los lunares del evento, me parece además que se les fue la mano en multitudes en esta, la época del distanciamiento tan predicado por todos. No olvidemos que este es solamente el primer tiempo del partido de la obra completa, entiendo que la segunda parte será jugada según el cronograma en abril del 2021. Amanecerá y veremos la culminación de esta obra que, según mis cuentas, ha sido inaugurada en tres ocasiones desde el 2008.

Precisamente el 4 de septiembre me di una rápida pasada por Calarcá y pude constatar un movimiento de gente que bien debe de asemejarse a lo que esperamos vaya a suceder de manera inmediata. Comenzando por los visitantes residentes en un radio de 150 kilómetros a la redonda, esto es los de Girardot, Ibagué, Pereira Armenia, Tuluá y otros. Celebro con entusiasmo el propósito de poner a tono los parques temáticos y el Jardín Botánico de la región, el movimiento inmediato se va a dar para visitantes de día, esta vez con elatractivo adicional del cruce del  Túnel de La Línea,  algunos viaductos y el arrobador paisaje que nos va deparar el tramo de carretera más presente en la mente de los colombianos,con sus altos picos con las Palmas de Cera, con la venta de ricas viandas y frescos productos de comer; todo lo anterior sin el estrés que genera ir todo un trayecto largo detrás de una tractomula. Veo venir un incremento exponencial en el consumo de todo lo anterior en toda la vía, tanto de ida como de regreso, y puedo imaginar a todos los conductores pagando el peaje y, al mejor estilo de Fernando Jaramillo, exhibiendo con merecido orgullo el recibo del peaje.Imagino también a muchos de ustedes guardando el recibo y exhibiéndolo en sus redes sociales.

Pude constatar durante toda la semana anterior la polémica que generó el cambio del nombre del Túnel. Por mucho que quieran los genios, el túnel ha sido es y será TUNEL DE LA LÍNEA y más ná. Al cierre de esta columna me asalta una duda: ¿Será que el puente de Boyacá de pronto, en algún momento les dio por llamarlo de otra forma? 

Hay que procurar desde ya a que el paso de La línea en ambos sentidos se haga moderadamente, sin correr.

Hasta la Próxima,

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