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Columnistas  |  16 septiembre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: FABIO OLMEDO PALACIO

ASÍ NO ES PETRO

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FABIO OLMEDO PALACIO

Por Fabio Olmedo Palacio

Los últimos acontecimientos que sucedieron en Bogotá y en algunos lugares del país, le dieron nuevamente a la izquierda radical encabezada por Petro, la posibilidad de hacer lo que él y sus amigos saben organizar a la perfección, como es sembrar el caos y destruir. El lamentable insuceso de la muerte de Javier Ordóñez, en hechos que las autoridades judiciales tienen la obligación de aclarar lo más pronto posible, debe servir para depurar la policía de algunos de sus miembros que manchan esta institución tan necesaria y querida por los colombianos. El resultado fue la muerte de 14 colombianos, entre éllos la de una señora atropellada por un SITP, que fue robado por manifestantes armados, 11 CAI destruidos (centro de atención inmediata), 206 buses vandalizados, 12 estaciones y 4 portales arruinados, 13 buses en pérdida total, 254 vidrios fracturados, supermercados y bancos saqueados en Medellín, Cali, Bogotá, Cúcuta y Armenia, donde además asaltaron las oficinas de la Registraduría Nacional. En $15.000 millones se estiman las pérdidas de lo sucedido en Bogotá, sin contabilizar lo ocurrido en otras regiones del país. Lo que muchos colombianos no saben, es que además de tener una conexión clara con grupos al margen de la ley (ELN, grupos residuales de las FARC, y combos criminales) que quieren desestabilizar el país, existe también una disputa territorial por Bogotá entre Petro y Claudia López, así de claro. Esta vieja rencilla entre antiguos socios, que eligieron a Petro y a Samuel Moreno entre otros, se está llevando nuestra Capital de la República por delante, en una pelea por los votos y el poder político, donde los unos acusan a los otros de incumplimientos de todo tipo, y ésto en la izquierda radical no se perdona. Recordemos cifras para que veamos al final de este desastre, que los dos funcionarios públicos no son muy distintos. De un presupuesto de $52.5 billones de pesos, se ejecutó en la administración Petro solo 30 de ellos así: en prevención del delito se cumplió únicamente con el 54.5%, en movilidad no construyó ninguna troncal, ni reconstruyó la Caracas ni la Autopista Norte como lo prometió, no hizo un solo kilometro del Metro y de 7 kilómetros de cable aéreo para los barrios del sur, únicamente dejó contratado 2, de 16 puentes peatonales construyó 3, de 1000 jardines infantiles que prometió para los barrios pobres de la capital cumplió con 6, de 100 nuevos colegios públicos a los que se comprometió no edificó ni uno, solo reconstruyó 10, a los estudiantes de la Universidad Distrital les ofreció levantar 2 nuevas sedes en el sur de la ciudad y no hizo ninguna, de 13 parques públicos construyó 2, en vivienda de interés social para los más vulnerables prometió 70.000 y solamente terminó 2.974. En fin, una administración desastrosa para la ciudad. Estos malos resultados contrastan con casos de éxito de Petro y sus amigos de la guerrilla del M-19, como el holocausto del Palacio de Justicia o el robo de armas al Cantón Norte, utilizadas posteriormente contra soldados, policías, campesinos, industriales, políticos, dirigentes sindicales y todos los que se atravesaran a sus siniestros planes. Claudia López se quedó en campaña, se dedicó a promover el odio de clases, quebró la economía bogotana y se olvidó que ya no es oposición, sino gobierno y que desde el primero de Enero del 2020, es constitucionalmente la jefe de la policía local, función que le quedó grande pues hasta ahora lo que ha inaugurado y contratado viene de la administración anterior. Por lo demás, es un caso de estudio interesante de cómo “Gobernar” echándole la culpa de su incapacidad a otros. Estos actores que participaron en estos tristes y lamentables incidentes, son funcionarios públicos y, como tal, desde los policías hasta el senador Petro y la alcaldesa Claudia López son responsables y deben someterse ante ley. Como servidores públicos deben asumir la responsabilidad de sus acciones u omisiones y éstas pueden determinar la existencia de una sentencia de carácter civil, penal o administrativa. Vale la pena recordarles a éstos, que instigar al desorden que produzca sedición o asonada, se tipifica como delito.

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