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Región  |  03 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Advierten consecuencias del fenómeno de La Niña en predios cafeteros

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La Federación Nacional de Cafeteros (FNC) hizo hoy un llamado a los caficultores a prepararse ante llegada del fenómeno de La Niña, que, aunque débil según los modelos, traerá consigo lluvias por encima del promedio histórico.

El evento climático, que en principio irá hasta febrero, también se traducirá en más nubosidad, menor brillo solar, menor temperatura media y en general menos energía disponible para los cafetales.

“A partir de octubre estará ya instalado un fenómeno de La Niña que traerá consigo más humedad, lo que a su vez favorece el crecimiento de la roya en los lotes sembrados con variedades susceptibles”, expuso Hernando Duque, gerente Técnico de la FNC.

Por fortuna, gracias a la renovación de cafetales, más del 83% del área en Colombia está sembrada con variedades resistentes a la roya (que es favorecida por la mayor humedad que trae consigo La Niña), de modo que la inmensa mayoría de la caficultura está blindada ante la enfermedad.

Qué medidas se deben adoptar

En el manejo integrado de arvenses, en lotes de pendientes muy largas y fuertes, deben emprenderse acciones encaminadas hacia la preservación de las coberturas nobles. Estas coberturas reducen la velocidad del agua en las pendientes y por lo tanto contribuyen a reducir la erosión de los suelos cafeteros.

En cuanto a los cauces de drenaje de los lotes presentes en las fincas, revisar y dar mantenimiento a los trinchos para evitar mayores daños y erosión hídrica. Los trinchos son muy efectivos, como medida de mitigación.

Para recomendaciones más específicas dependiendo de las características de cada lote, el caficultor no debe dudar en buscar la asistencia el Servicio de Extensión de la FNC.

Cómo cambia el clima con La Niña

En la zona cafetera colombiana, normalmente hay dos picos de lluvia: uno en abril-mayo y el otro en octubre-noviembre, entre los cuales se presenta un periodo relativamente seco entre junio y agosto, con un nuevo inicio de lluvias en septiembre, las cuales van hasta diciembre, para luego retornar a otro periodo seco de enero a comienzos de marzo.

En esta normalidad, los cafetales florecen en agosto-septiembre en departamentos cuya cosecha principal o traviesa se da en el primer semestre del siguiente año, y también hay florescencias en enero-febrero para los departamentos con cosecha principal o traviesa en el segundo semestre del mismo año.

“Este intercalamiento de periodos secos y húmedos define mucho lo que se conoce como la fenología del cultivo, es decir, cuándo florece y cuando fructifica”, anotó Duque.

Adicionalmente y como parte de la Mesa Agroclimática Nacional, donde también participan el IDEAM y otras instituciones, el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé) analiza y discute la perspectiva del clima, y cuando hay variaciones importantes, las da a conocer en los boletines agrometeorológicos que publica mensualmente.

También se hace un monitoreo de publicaciones internacionales, como las de la Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y de la Oficina de Meteorología (BOM) de Australia.

“En ese seguimiento, informamos a los caficultores si se observan comportamientos del clima por fuera de los estándares normales y por esta razón se está haciendo el llamado de alerta con relación al fenómeno de la Niña”, recordó Duque.

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