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Columnistas  |  22 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Jairo H. Londoño

POR ANTOJAO

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Jairo H. Londoño

Por Jairo H. Londoño

Cuando mi Dios empezó a ‘montar’ el mundo; es decir, a ‘abrirlo’, creó a Adán y lo puso de mayordomo, estableciéndolo en el Paraíso, que era lo único ‘abierto’ que en ese entonces había.

Adán lo hacía todo, pues el Señor no bajaba sino una vez a la semana (siempre en Domingo) a darle vuelta a la finca.

Aprovechando una de esas visitas del Señor a su propiedad, Adán, que se sentía muy solo, y luego de titubear un rato, le dijo: “Pues era que yo le iba a decir que… que me diera a mí también una compañerita. Ya ve que el tigre tiene su tigra, el hipopótamo su hipopótama. El rinoceronte su rinoceronta, el mamut su mamuta, el ardito su ardita, y hasta el pisco tiene su pisca. El único que está aquí varao soy yo…”.

El Señor le hizo advertencias, el ángel que siempre lo acompañaba también, pero Adán siguió insistiendo, y el Señor, al fin, le ‘hizo’ la compañerita.

"Adán que no ‘conocía el almendrón’, le dio mil gracias al Señor por el beneficio ‘tan grande’ que le había hecho. El Señor le contestó muy serio que ‘no había de qué’, y enseguida se fue con el ángel otra vez al cielo”. (Del libro Bobadas mías, de Rafael Arango Villegas)_.

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Pero esa cara bonita traía su embuchado, tenía un sexto sentido, podía saber que estaba pensando Adán antes que se lo dijera y se trata de una facultad genética, todas la heredan, ante lo cual estamos indefensos. En ese entonces el hombre tenía veinticinco costillas, nos quitaron la inteligente para dársela ellas, el resultado fue que no hay peor cuña que la del propio palo.

Son divinas, amorosas, caprichosas, encantadoras, lloronas, celosas, histéricas, enojonas, altaneras, despeinadas, retadoras, soñadoras, protectoras, tiernas, seductoras, maliciosas, pero definitivamente mujeres y madres. Pueden hacer hasta cinco cosas al mismo tiempo, hablan por el celu, vigilan la leche en el fogón y no se les riega, destapan la olla caliente y no se queman, le da órdenes a la muchacha, vigila el niño, toma nota en papel, se ríe del chiste de su amiga y se pinta las uñas, le sobra tiempo para mirar por la ventana.

Desde luego hay cosas que nunca lograremos entender y compartimos solo por amor, porque las queremos: acompañarla a comprar ropa; ¿para qué se mide la misma prenda, cinco veces, si no la va a comprar? ¿Por qué pregunta por la salud de nuestra secretaria, si le guarda bronca? ¿Para qué revisan las calorías de los alimentos, si después vamos a la heladería?

Han logrado escalar los peldaños más altos de la sociedad, para muestra, la canciller alemana, Ángela Merkel, sencilla, amable, honesta, la figura más poderosa de Europa..

Como muchas mujeres colombianas, lindas, inteligentes, emprendedoras y las mejores madres del mundo.

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