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Columnistas  |  23 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Aldemar Giraldo

EL PACTO NACIONAL DE DUQUE

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Aldemar Giraldo

Aldemar Giraldo Hoyos

En 1956, lejos de casa (Benidorm, España), los partidos tradicionales de Colombia se repartieron la tajada: tú mandas cuatro años y yo, los siguientes, hasta ajustar 16 años; así dejamos de pelear por bobadas y nos repartimos la torta; eso sí, los demás no tienen derecho a nada; si quieren algo que esperen, después será. Este pacto o acuerdo político se llamó Frente Nacional y empezó a funcionar en 1958; de entrada y, sin hacer mucho ruido, le hicieron maturranga al partido de Gustavo Rojas Pinilla y a cualquier movimiento político de oposición existente en ese momento. El cuarteto musical estuvo constituido por músicos, como Lleras, Valencia, Lleras y Pastrana; estos apellidos han estado ligados al poder en Colombia y, hoy, reaparecen en el pecho de hijos, nietos, bisnietos y, hasta sobrinos; da la impresión de que ostentar uno de estos “linajes” da derecho a mandar y a tener hacienda propia.

Esos 16 años y muchos posteriores corresponden a lo que puede llamarse una hegemonía política (la supremacía de un partido sobre otro), la cual ha hecho imposible la verdadera participación democrática en la cual quepan todos los sectores; la lucha entre liberales y conservadores se ha convertido en una guerra entre hermanos al surgir el verdadero cáncer del siglo XX en Colombia: La Violencia; esta ha engrosado la lista de muertos, desaparecidos y mutilados; ha sido imposible el debate de los temas de interés nacional, con base en argumentos, sin recurrir a insultos personales o a señalamientos públicos; el que no piensa como yo, es mi enemigo, mi opositor; en todos los estrados se descarta de plano la oposición del otro en razón del origen ideológico, omitiéndose el análisis de las ideas de los demás.

Hoy, 22 de octubre de 2020, seguimos en las mismas; Duque ha hablado de crear un gran pacto por Colombia; lo propuso desde su campaña política, pero “tiene más de retórica que de realidad” (García:2019); se trata de gobernar para sus copartidarios, sus amigos, partidos de gobierno y benefactores; trata de convencer a los colombianos de que es el presidente de todos, que gobierna para todos, especialmente, para los más necesitados. Es claro que en este pacto no se va a tener en cuenta a los Verdes, al Polo, Colombia Humana, ASI, MAIS, etc.; en resumen, no caben todos. Trata de “juntarse” con otros partidos para promover su agenda legislativa; se trata de una coalición para conseguir rédito político y beneficios para quienes financian las campañas y la elección; se niega a usar las herramientas o el mecanismo a través de los cuales se hacen los pactos nacionales; tiene, además, otra piedra en el zapato, el Estatuto de la Oposición, el cual marca una dinámica diferente en las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo.

Quien más utilizó la influencia y el poder de la lengua para que se diera el Frente Nacional fue Laureano Gómez, quien tenía en el bolsillo a industriales y poderosos; hoy, nada se mueve en este país sin la bendición del exsenador y ya sabemos quiénes lo apoyan y le prenden velas. Fácil es concluir cómo será ese Pacto Nacional y a quiénes beneficiará. Como decía mi abuelo Echandía: “El Frente Nacional convirtió la política en el reparto de empleos”.

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