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Columnistas  |  25 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Juliana Giraldo Vélez

SOMOS MASA

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Juliana Giraldo Vélez

Juliana Giraldo

Nos quedan unos pocos meses para terminar este año 2020 y las reflexiones vienen a la mesa como un péndulo. Cuestionarnos si fue bueno, hace parte de la rutina anual, mirar desde enero hasta diciembre lo que fue de nuestro tiempo. Se volvió natural pensar que llegó diciembre cuando aún seguimos en octubre, pero lo que algunos no vemos es que todavía queda un cuarto del año para voltear la moneda. El 2020 nos abrió los ojos para mostrarnos lo sensibles que somos y lo rápido que podemos adaptarnos al cambio.

Si viajamos al pasado, al primer pan que se hizo en la historia, nos encontramos con algo no más que agua y harina, apenas dos ingredientes que revolucionaron la forma en la que veíamos el mundo. El pan nos dio la capacidad de ver la transformación que tiene la naturaleza para crear nuevas cosas. Autores como Harold Mc Gee sostiene que “la primera masa abrió paso a la ficción, la figura y el paraíso” y así entender que el mundo no es plano, que es un imaginario de formas por redescubrir. Quién iba a pensar que mezclando agua y trigo podríamos llegar a los hojaldres, los bizcochos, los baguettes y las rosquillas.

Podemos ser elásticos y maleables, somos parte de esa misma naturaleza de la que viene el pan. Parecemos más complejos pero lo cierto es que estamos sometidos a diferentes factores que nos hacen ser lo que somos. Un ejemplo de esto es como nos hemos adaptado a vivir con este virus. En enero no sabíamos que el COVID-19 llegaría al mundo entero y en cuestión de tres meses empezaríamos a aceptar el uso de tapabocas y a desinfectar todo. Ahora nos encontramos en los últimos tres meses del año aún a tiempo para levantarnos de estos tiempos.

Es este el momento de empezar a experimentar y crear nuestras propias realidades. Tenemos el campo abierto, en nuestras manos agua y harina, la vida y el tiempo. Para empezar de nuevo o seguir adelante con más fuerza. El pan es apenas una excusa para creernos abundantes, convertir una situación en miles de posibilidades y los últimos tres meses de este año, en los mejores del 2020. Estamos viviendo un momento de creatividad, pues las cosas ya no son como las conocíamos, las cosas volvieron a ser una masa para volver a creer en la ficción y el paraíso.

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