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Columnistas  |  29 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Álvaro Ayala Tamayo

CONTEO DRAMÁTICO

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Álvaro Ayala Tamayo

Por Álvaro Ayala Tamayo

Lo mejor que puede pasar el próximo 3 de noviembre con las elecciones en EEUU es que el ganador obtenga una ventaja amplia y suficiente. No será fácil. De acuerdo con la historia reciente los primeros derrotados en los comicios son los encuestadores. Las empresas que pronostican los resultados se convierten en el hazmerreír y ridículo de la actividad política a la hora de la verdad. Se sabe que tienen menos credibilidad que la política misma y eso es mucho. Son tales compañías las primeras en ingresar al pabellón de los quemados. Todos tenemos nuestro corazoncito que nos inclina hacia un candidato. Quien lo niega es el primer mentiroso.

Las campañas electorales siempre contratan personal de logística para todas sus actividades previas y entre esas incorporaciones lo primero es un encuestador de bolsillo. Al conocer cuáles son las zonas fuertes de su candidato siempre se aseguran de ir allí para conocer la percepción de la gente. Es decir: en uno y otro bando son sesgadas las mediciones. Eso es lo que anima y mantiene la campaña viva. Pero el día del susto y la verdad la realidad aparece a quemarropa. Algunas de esos pitonisos desaparecen para siempre, otros mutan o también quedan los que presentan todo tipo de disculpas para lavarse las manos.

Como también tengo mi corazoncito y quiero que gane uno, no voy a caer en la trampa de la polarización y los insultos. Ambos son extraordinarios señores y competentes para ejercer el cargo. Gane quien gane el mundo necesita que merme la peleadera para que los mercados financieros paren la volatilidad y se pongan en marcha los planes para recuperar la economía universal. Con pandemia o sin pandemia todo tiene que seguir. Pero, ahí es donde está el próximo contratiempo.

Si los resultados son reñidos y hay que esperar hasta el último minuto de la población más recóndita o acudir al reconteo la situación cambiará dramáticamente. Y si son impugnadas peor. Será Troya y quedaremos en la olla. Las elecciones de EEUU importan a sus ciudadanos y al mundo exterior. Sus políticas nos rebotan y más cuando se trata de nuestro primer socio comercial. Hasta una transición tranquila nos afecta porque el Centro Democrático y el petrismo han calada donde el tío Sam. Si hay empate técnico, ventaja mínima, reconteos o necesidad de acudir a los jueces, imagino lo que vendrá a continuación. Manifestaciones, autos incendiados, aglomeraciones sin tapabocas, marchas de mujeres, marchas de hombres, supremacistas, pacifistas con y sin escopeta, denuncias, demandas, paros, encapuchados, unos llorando otros sonriendo, y todo el menú para un acto de semejante magnitud. Sería la madre de todas las manifestaciones. Solo unas elecciones fueron impugnadas. Las del 2.000 entre George W Busch y Al Gore. Los jueces también tienen su corazoncito y su candidato. Lo mejor que puede pasar la próxima semana es que haya ganador algo sobrado.

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