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Ciencia Y Tecnología  |  10 diciembre de 2017  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Cementerio de los libros (5)

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Por Ilda Baoth

 

Usos De La Noche

Carlos Alberto Agudelo Arcila/Umberto Senegal

Poesía. Ediciones Kanora. Fotografías interiores de los autores: Fernando López Rodríguez. Carátula surrealista, de autor anónimo. Editor Umberto Senegal. Coordinación de Nataly García Montoya. Impresión: Litografía Skrybe, Calarcá, Quindío, Colombia, junio de 2017. 112 páginas. Contracarátula del poeta rumano Ion Codrescu.

Un atractivo libro de poesía que recoge muestras de un par de escritores calarqueños: Carlos Alberto Agudelo y Senegal. No mencionaré aquí detalles del segundo autor, cuyo trabajo regional es uno de los más conocidos y proyectados fuera y dentro del país. Por sus microrrelatos y por el haiku en particular, este género que en Senegal me atrae más que sus compromisos o ideales políticos que asume en la poesía dedicada al problema palestino: Balas, arena y poemas. La de Senegal, en esta obra conjunta, es una grata mezcla de erotismo, filosofía oriental y juegos con el lenguaje. Extrañé sus haikus que no aparecen por ningún lado. Respecto a la poesía de Agudelo Arcila, es indudable que a pesar de ser un autor poco conocido entre sus pares es también uno de los más destacados por la originalidad de sus versos y por la multiplicidad de sus temas. Pero también por su constante trabajo que le hace autor de más de 10 libros inéditos y más de mil poemas escritos a lo largo de su vida. Aforista de poéticas síntesis con varios libros publicados, he leído con agrado sus columnas en este diario. La palabra poética de Agudelo vuela entre lo surreal y lo coloquial, describe universos del ámbito cotidiano o de ensueños y pesadillas que encuentran en sus palabras otras maneras de relatar la ensoñación y la realidad. Tiene capacidad fabulatoria y lírica desde el poema breve hasta el poema extenso.

 

Una Mirada Al Horizonte

Juan Camilo Puentes

Diseño y diagramación, Juan Camilo Puentes. Sin editorial ni impresora conocidas. Fotografía de solapa, por Daniel Arango. Prólogo de Florentino Márquez Vargas. Septiembre de 2015. Sin datos de la ciudad donde se imprimió la obra. 176 páginas.

Representante de las nuevas generaciones de poetas quindianos, Juan Camilo nació en Armenia, en 1992. Desconocía a este autor, hasta cuando me encontré con unos haikus suyos en la antología que recientemente publicó la Biblioteca de autores quindianos: Témpora. Cinco haikus que allí, mezclados con los poemas de otros autores, hombres y mujeres jóvenes que trabajan poco o nada la poesía, no muestran la categoría de su obra ni mucho menos la propuesta universal y trascendente que Puentes formula estéticamente al adoptar esta difícil manera de percibir y escribir el mundo. Hermoso libro con haikus que en su totalidad no se ciñen al tradicional conteo de sílabas propio de dicha forma en Japón. Poemas que dan la impresión de que su autor estuvo largas temporadas en Japón, conviviendo con sus costumbres y su manera de sentir la vida. Una mirada al horizonte es uno de los más vitales libros de haiku que se han editado en Colombia, pleno, total, con sentido zen de la vida y del mundo, con la elegancia y las sugerencias, con los ambientes temáticos, espaciales, geográficos, de vida y muerte, de paisaje urbano o rural que caracterizan este tipo de poesía. Una muestra: ¿Cómo seguir/después de olvidar todo/ en el invierno? Me gustaría conocer la opinión de Senegal, sobre este joven autor y su manera de escribir haiku.

 

Crisis

Gustavo Alberto Ospina Salgado

Poesía. Diagramación e impresión Nexo Media. Armenia. Tiraje de 500 ejemplares, junio de 2012. Ilustración interior del pintor Abiézer Agudelo. Hermosa edición en tapa dura y con cubierta ilustrada por la pintura El grito, de Edvard Munch. Solapa por Jorge Eliécer Echeverri y contracarátula con palabras del poeta Hugo Mario Cárdenas Palacio, destacando la obra de Ospina Salgado. 128 páginas. Prólogo de Julio Ernesto Ospina y presentación del poeta calarqueño Elías Mejía.

He buscado por diferentes lugares, y no encuentro explicación satisfactoria y lógica para la manera como algunos escritores tienen de distribuir los versos del poema, centrándolos en la página, como sin orden, sin simetría, poco gratos a la vista y nada acogedora la lectura. Le sucede a Gustavo con su libro Crisis, una serie de poemas donde se observa la trayectoria discontinua, temblorosa, de alguien que pudo haber sido poeta notable en su región, pero que por sus particulares crisis, visibles para quienes en ocasiones nos lo encontramos vagando con rumbo incierto por las calles de Calarcá, ebrio y solicitando alguna moneda, dejó inconcluso su talento poético. Poemas con la notoria influencia musical y métrica de Federico García Lorca, escritos a lo largo de su vida, casi desde su juventud y que andaban dispersos en periódicos de provincia y en revistas donde posiblemente Gustavo Alberto fue promocionado con afecto y esperanzas. ¿Ha vuelto a escribir? ¿Ha vuelto a leer? Por lo que me comentan quienes lo ven a diario, poco, muy poco de esto. Sin embargo, Crisis queda aquí para la bibliografía de la poesía regional como un texto que tiene algunos aciertos, miradas, apuntes líricos que sobrevuelan en verso libre lo social, lo familiar, con metáforas que se prenden y se apagan durante el poema. Interrogantes que se aplican no solo a Ospina sino a muchos otros por estos pueblos, quienes un día dijeron ser poetas, o quisieron presentarse como tales con algunos textos y nada más. En el Quindío abundan estos poetas. Tal vez por dicho motivo, Mejía en su ladino prólogo se limita a recordar anécdotas y no enfoca por ningún lado la obra de Ospina. Un desacierto grave incluir los poemas centrados. ¿Así los escribió cincuenta o cuarenta años atrás el poeta calarqueño?

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