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Medio Ambiente  |  13 diciembre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Armenia es uno de los sitios con mayor prevalencia de toxoplasma en el mundo

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En Colombia la ciudad de Armenia, Quindío, es uno de los sitios con mayor prevalencia de toxoplasma en el mundo, al igual que algunos sectores en la Amazonía y en Brasil debido a condiciones ambientales muy particulares al ser zonas expuestas a un alto flujo de precipitaciones y una humedad mayor, favoreciendo la presencia de ooquistes que son resistentes a condiciones ambientales de esta magnitud

Así se dio a conocer en el lanzamiento del libro Felinos, editado por el Dr. Federico Mosquera Guerra de la Fundación Omacha y cuya construcción contó con la participación de la Universidad del Quindío, representada por la coaturía y con contribuciones de Hugo Mantilla-Meluk, director del Centro de Estudios de Alta Montaña -Ceam- y Jorge Enrique Gómez Marín, director del Grupo de Estudio en Parasitología Molecular –Gepamol

45 especies

El libro compila las 45 especies de felinos reconocidas que existen en el planeta, 7 de ellas presentes en la geografía colombiana donde se incluyen aspectos de su evolución, biogeografía, comportamiento, entre otros aspectos. Adicionalmente, las amenazas a la conservación, el tráfico de especies, la destrucción de sus ecosistemas, la pérdida de los servicios ecosistémicos que proveen, así como de las distintas opciones de coexistencia y convivencia entre estas especies y los seres humanos.

En referencia a la consecución de esta obra literaria, uno de sus coautores, Hugo Mantilla-Meluk, PhD, indicó que la vinculación de la Universidad del Quindío al proyecto data de siete años atrás aproximadamente, los mismos que el investigador lleva fungiendo como docente y director de la Colección de Mamíferos de la alma mater, la cual goza de posición y reconocimiento nacional.

Imágenes

Dentro de sus contribuciones, Mantilla Meluk fue partícipe de todas las fases del proyecto, incluso en la definición y selección de las imágenes que embellecen el libro, como parte de los elementos de revisión editorial de cada uno de los productos que estuvieron a cargo de la Uniquindío. Es de anotar que el Dr. Mosquera Guerra, editor principal, se encuentra vinculado como experto al Proyecto de Cambio Climático que adelanta la universidad y hace parte del grupo de investigación Cidera.

Igualmente, se encargó de la escritura de la parte de vigilancia y salud pública, en conjunto con Jorge Enrique Gómez Marín, PhD, por su aplicación e investigación acumulada en toxoplasma, lo cual es coincidente y se articula con las labores realizadas desde el Centro de Estudios de Alta Montaña (Ceam) en iguales términos de vigilancia y salud pública, tema que Mantilla Meluk viene desarrollando desde el año 2006 con la Universidad de Texas Tech, en donde realizó una parte importante de sus estudios de posgrado en el modelamiento y vectores en los mamíferos que transmiten enfermedades a los hombres.

Depredadores

De acuerdo al biólogo, los felinos son considerados como depredadores tope, es decir, aquellos organismos que se ubican en la parte más alta de la cadena trópica, constituyen elementos de regulación muy importantes para el equilibrio del planeta. El jaguar y el puma, por ejemplo, son los depredadores que estructuran las relaciones en los sistemas tropicales; los felinos más pequeños como los tigrillos, ocelotes y jaguarundís, ejercen un excelente control sobre organismos que tienen demografías más rápidas como los roedores, impidiendo una mayor proliferación de parásitos y virus que amenazan la seguridad alimentaria y, por ende, la salud humana.

Regulación

“El desequilibrio demográfico causado por la disminución de la presencia de los félidos, producto de la caza y el tráfico ilegal de especies, altera igualmente las proporciones de los recursos en la naturaleza, comprometiendo la diversidad. Por tal razón, para lograr tener una alta diversidad y un sistema funcional se requiere de una regulación, organismos que, a través de la depredación, retiren una parte de esa demografía y den espacio a las demás especies. Al hacerlo, previenen la presencia de una sobrepoblación de agentes patógenos en el ambiente”, aseveró el docente investigador.

Por su parte, Jorge Enrique Gómez Marín, PhD se encargó de realizar un amplio análisis sobre el efecto que tienen los felinos en la salud humana, así como las recomendaciones pertinentes para evitar precisamente problemas de salud pública.

Toxoplasmosis

Sin lugar a dudas, la infección de mayor impacto transmitida por felinos en los humanos es la toxoplasmosis, ya que estos mamíferos son el reservorio principal del toxoplasma, entre otros virus y bacterias; tema que el científico viene desarrollando por muchos años en la Universidad del Quindío y por el cual se ha hecho merecedor de reconocimiento mundial.

Según explica el doctor Gómez Marín, los felinos carecen de una enzima necesaria para evitar la acumulación de un ácido graso (ácido linoleico). Este ácido graso, al acumularse en los felinos en altas cantidades lleva a que el parásito se transforme en ooquistes, que son excretados en las heces y constituyen un mecanismo muy eficiente de transmisión, pues el excremento va al suelo y luego al agua diseminando la infección en el ambiente, siendo un potencial foco de contagio en los humanos.

El autor principal del libro, Federico Mosquera Guerra, biólogo investigador de la Fundación Omacha, líder del proyecto, señaló que los felinos cumplen un papel fundamental en la regulación de los ecosistemas y de muchos procesos ecológicos en el planeta, contribuyendo a conservar el equilibrio ambiental como, por ejemplo, ejerciendo el control de muchas de sus presas, permitiendo la regeneración de los bosques y la fijación de carbono. Asimismo, nos mantienen protegidos al ser precisamente el reservorio natural de muchos virus y bacterias que amenazan la salud humana.

De igual forma, indicó que la consecución de este ejemplar literario obedece al cúmulo de esfuerzos de un grupo de académicos e investigadores de las universidades del Quindío, Chocó, Amazonía, Caldas y la Pontificia Universidad Javeriana; al igual que las ONG Fundación Omacha, Yurumí; PDD Colombia, Instituto Alexander von Humboldt; las CAR como Cormacarena, CVS, Codechocó, Fondo Acción, WWF y, por supuesto, el Ministerio de Ambiente.

“Esta es una iniciativa que pretende ser un elemento de retroalimentación en el tiempo, invitando a concocer y a rescatar el rol de la educación como un eje transformador de la realidad. Además, busca ser un instrumento que genere y detone en la juventud el amor por conocer y aprender de la naturaleza”, puntualizó Mosquera Guerra.

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