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Columnistas  |  18 enero de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Carlos Alberto Agudelo Arcila

PIENSO Y…

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Carlos Alberto Agudelo Arcila

Por: Carlos Alberto Agudelo Arcila

Pienso en el vacío existencial del hombre y en su insomnio a causa del centelleo del cocuyo. Pienso en el olfato del ave marina cuando lienzos de mar traspasan el pico de las horas. Pienso en el pastizal más allá de la altura del bramido. Pienso en el instante que le hace lobby al “polvo eres”. Pienso en la noche surreal que el pintor aprehende a las tres de la tarde bajo la lluvia de estrellas. Pienso en el eco de los siglos que susurra a mis oídos el minuto por llegar. Pienso en la omnipresencia de mis sentidos, en el más acá, en el más allá donde el océano es firmamento insondable y agua de todos los acentos en los cerros. Pienso en el oscilar de una sílaba a lomo del verbo descarriado. Pienso en mí y en el viento que deshoja mis pesadillas. Pienso en el precipicio que llena el canto de la sirena. Pienso en calles desiertas y en el desvanecimiento de los fantasmas cuando arriban al semáforo en rojo. Pienso en la gota de lluvia que persigue al niño ciego. Pienso en ladridos del norte que se extravían entre perros del suroeste. Pienso en el maullar errabundo y en el centro de dos alas donde nace un hombre que espía desde la entrada principal del mundo. Pienso en el plato donde la pobreza sirve su nada. Pienso en el papel que cumple la hormiga sobre la palabra imposible de pronunciar. Pienso en los pétalos que encabrita la gardenia y en el monumento a la fragancia. Pienso en el amor con sus pronombres y me traslado a la corteza donde un día escribí el olvido. Pienso en este santiamén de lenguaje, me consagro a restar siglos a no sé qué hasta desordenarle lágrimas a la encrucijada de haber nacido. Pienso mientras un sinnúmero de dudas punzan incitaciones. Observo la exhortación al silencio y el paredón donde con frecuencia se ejecuta la palabra. Pienso en el grillo que se estaciona en el marrón. Pienso en el dolor de las crisálidas que proveen al entorno mariposas muertas. Pienso en la semilla sin sembrarse, no en el tinto que anuncia la porcelana. Pienso en la arboleda y en la taza que se llena del amanecer sin rumbo. Pienso en el remiendo, en individuos cubiertos por noches andrajosas. Pienso en el tiempo que busca años matemáticos dónde enrostrar su resultado final. Pienso en manos inocentes que arrojan trigo a palomas muertas. Pienso en la devastación, en el hombre que se viste con los colores del zurcido, en un Dios con venas por donde corre el aroma de la cruz, en el madero donde a diario se crucifica al ser humano. Pienso en el arrepentimiento de Cristo, “por mi culpa, por mi gran/grandísima culpa”, en los labios eróticos de María Magdalena. Pienso en la penuria, en el todo, en el movimiento supremo, en la hierba que germina en el crepúsculo. Pienso en el aire que no encuentra vuelo para sostener. Pienso en el estorbo de un creador atrincherado en su infalibilidad. Pienso en el empeño de mirar el nacimiento de la piedra. Pienso en el hedor de Lázaro cuando espanta cantos de gallos. Pienso en el destino de las treinta monedas que instauró Judas en el mercado de valores. Pienso en la atmósfera mundial mientras respiro la selva en cada matero de mi casa. Pienso en el día paralelo que no hace parte de un mañana, ni de un pasado, ciclo que se haya en la levedad del presente cubierto de domingo, de jueves, de lunes, de la estancia de un martes, de un viernes, del sábado en la plaza de mercado, de un miércoles en el café, en el que solo se requiere aguzar el oído al multiverso que nos habla detrás del espacio que deja ver a alguien no parado ante el espejo. Pienso en el crepitar que ejecuta la sombra. Pienso en el grifo que gotea la lejanía, en quien divisa el cauce seco. Pienso antes de las doce que otro de igual modo piensa antes de la doce que alguien más piensa a la misma hora que alguno piensa antes de las doce porque antes de las doce la humanidad total piensa antes de la doce que un policía en una esquina piensa antes de las doce que la dama que atraviesa aquella calle piensa antes de las doce que antes de la doce el tendero piensa que antes de la doce nadie compra porque antes de las doce cada uno piensa que antes de las doce van a dar la noticia de decir que antes de las doce urge pensar que antes de las doce... Pienso, queda en cenizas la página en blanco. Pienso, pienso… me baño dos veces en el mismo río, pienso y…

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