Por Oriana Giraldo

Sé que están pasando muchas cosas importantes en el mundo y que debería estar escribiendo acerca de la salida de Trump de la Casa Blanca, o del Plan de Vacunación que se tiene planeado llevar a cabo en Colombia y otros países del mundo, pero hubo una noticia en las últimas semanas que me consternó. Tres jóvenes obtuvieron la calificación perfecta de 500/500 en las pruebas de Estado Saber 11 en Colombia.

Me impresionó mucho porque recuerdo vagamente que en el ICFES me fue como un zapato y que ni siquiera entendí la mitad de lo que me preguntaron. Tenía 15 años, estaba nerviosa y como tengo problemas de concentración no pude hacer bien las lecturas y aunque me gustaba leer y escribir, me acuerdo que me fue como a los perros en misa en la sección de comprensión de lectura. También, hice varias partes al pinochazo porque cuando miraba para los lados veía que los compañeros ya habían rellenado la mayoría de bolitas del formulario, además, empezaba a salir la gente del aula con su ICFES terminado y como buena ansiosa, me dio mucho afán por salir rápido y entregarlo.

No sé si es que han cambiado las generaciones o yo era la más bestia de mi generación. Pero en ese momento, es decir, hace 16 años, para mi y mis compañeros cercanos eso no era tan importante; Incluso, mi colegio, era campestre, divertido y puedo decir que aprendimos muchas cosas de la vida, pero de matemáticas, castellano y química yo creo que salíamos con los básico.

Y es que yo sigo pensando que el colegio debe ser una fuente de herramientas para asumir la vida y para descubrir interese; si bien debe darse una formación en áreas básicas como lenguaje y matemáticas, deberían ser para despertar amor por el conocimiento y para construir un espíritu crítico. Ya es hora de estar pensando en formar seres humanos con habilidades más prácticas, como: llevar una conversación con diferentes tipos de personas, organizar el tiempo, saber gastar el dinero y crear relaciones, ya sean de pareja, de amistad o familiares.

Soy consciente de que estas pruebas evalúan las principales áreas de conocimiento enseñadas en el colegio, que constituyen el paso de la vida escolar a la vida universitaria y que con unos buenos resultados se puede acceder a las distinciones Andrés Bello, las cuales son otorgadas a los 50 mejores resultados del país. Pero, por ejemplo, en el año 2019, 347.941 presentaron las Pruebas Saber, eso significa que existen 0,014% de posibilidades de obtener uno de estos premios, entonces, no estaba tan loca cuando hice el ICFES al pinochazo.

Es cierto, también, que el ICFES o las Pruebas Saber 11 son una buena herramienta para proporcionar información al país que sirve para monitorear la calidad de la educación de los establecimientos educativos del país, con fundamento en los estándares básicos de competencias y los referentes de calidad emitidos por el Ministerio de Educación Nacional, pero también es cierto que mucho de lo que se aprende en esas competencias básicas poco se pone en práctica en la vida y que en la mayoría de las ocasiones, aquellos con mayor desempeño académico en el colegio no son los que precisamente tienen un buen desempeño en la universidad o en la vida.

Hice un sondeo con los compañeros del colegio de mi promoción y nadie recuerda quién fue el que obtuvo el mejor ICFES, lo que sí está claro es que no fuimos ni mi hermano, ni mi primo, ni yo. Nuestra vida estaba más enfocada en socializar, ir a todas las fiestas que había, incluso, a las que no nos invitaban. A pesar de eso, fui a la universidad, fui becada por alto promedio, hice una maestría y tengo un trabajo divertido.

No sé si mi vida hubiera sido diferente si hubiera obtenido un gran puntaje de ICFES, lo que puedo decir de mi época del colegio es que la disfruté y que me sirvió para ser quien soy hoy: una pesimista que escribe de temas raros en El Quindiano.