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Columnistas  |  28 enero de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Álvaro Ayala Tamayo

EL MORDISCO DEL DRAGÓN

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Álvaro Ayala Tamayo

Por Álvaro Ayala Tamayo

No la tiene fácil el presidente Joe Biden. Es más difícil gobernar que ganar la presidencia. Además de lidiar con el extremismo interno tendrá que capotear un vecindario hostil. Casi siempre una mesa de tres patas es inestable y eso pasará con el futuro próximo entre Rusia, China y EEUU. La razón es simple, las otras dos superpotencias ya están criadas y no les comen cuento a los gringos. Nosotros los de este lado del mundo tenemos la falsa creencia que todo debe girar para el lado que diga el tío Sam, pero eso cambió hace mucho rato.

La política internacional de Washington tropezará una y otra vez contra Putin y Xi Jinping porque ambos presidentes seguirán buscando sus propios intereses más allá de las fronteras. Incluso en los lugares más recónditos, la luna, por ejemplo. ¿Qué han encontrado las tres potencias cuando viajaron a la luna? ¿A quién pertenecen los minerales y otros materiales encontrados allí?

El futuro de la humanidad comienza a depender de activos fuera de la Tierra y dichos secretos solamente los poseen quienes conquistaron esos lugares. Muy pronto venderán productos con materias primas traídas desde los confines del universo y serán muy caros porque los fletes son muy costosos. ¿Es ese el motivo por el cual el nuevo mandatario puso en el escritorio del Salón Oval en la Casa Blanca un pedazo de roca lunar? Algunas facetas, hasta hoy, perfilan al presidente Joe Biden como un ser tranquilo y educado. No es pendenciero, es dado al diálogo y la conciliación, sus modales no dan para conflictos y lo más probable es que no sea adicto a manejar su país a través de las redes sociales. Pero ¿cómo reaccionará cuándo Corea del Norte haga pruebas y estalle misiles nucleares? ¿Cuál será su posición frente a los continuos desarrollos de enriquecimiento de uranio en las centrifugadoras de Teherán?

Como perros viejos aprendiendo nuevas mañas, Moscú y Pekín le medirán el aceite para generar más inestabilidad y divisiones geopolíticas. Por ahora la tranquila y ponderada Yanet Yellen, nueva Secretaria del Tesoro, explotó contra China y ratificó lo que siempre pregonó el expresidente Trump. Los acusó de prácticas desleales en materia comercial y tecnología. El pueblo norteamericano giró 180 grados. De la reacción inmediata y la agresividad verbal a la moderación.

Los chinos escuchan y no cambian sus posturas porque saben que el mordisco de un dragón hace más daño que el picotazo de un águila calva. Y cuando se pone en modo siesta, entra en escena el señor Putin a alborotar el avispero para que EEUU no tenga tiempo, ni tranquilidad. Así serán los cuatro años del gobierno Biden. No podrá avanzar por estar pendiente de lo que le queda. Rusia mirará lo que deje Pekín que no parece llenarse con nada. Primero fue Inglaterra, después EEUU y ahora el turno es para Asia. Se nos vino el siglo del dragón. No sabemos si para mal o peor.

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