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Columnistas  |  05 marzo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: James Padilla Motoa

LAS PARADOJAS DEL FÚTBOL

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James Padilla Motoa

Por James Padilla Mottoa

Fui uno de los primeros sorprendidos con la designación del argentino Juan Cruz Real como técnico del América para reemplazar al señor Alexandre Guimaraes, recientemente coronado campeón con la popular divisa escarlata. No tenía antecedentes suficientes para llegar a comandar un equipo de tanta trayectoria, máxime con un triunfo tan clamoroso en la temporada anterior.

Sin embargo, con altas y bajas, el señor Cruz Real terminó callándonos a todos los escépticos al conquistar el título del torneo 2020 y exhibiendo con orgullo la imagen del mejor asistente técnico que alguien pudiera tener en circunstancias tan difíciles como fue esa final en El Campín ante Santa Fe: el Milagroso de Buga.

No obstante las cosas del fútbol dentro de su lógica tan particular, nos están diciendo que el héroe de ayer, quien sigue echando mano del mismo asistente técnico, se ha convertido nuevamente en el villano de un América que no ha podido hallar el rumbo en lo que va corrido del actual campeonato; los que se subieron al tren de la victoria y pedían cupo para irse en caravana, a pie, acompañando en una promesa al técnico ganador hasta la casa de su asistente, ahora se vuelven a quitar el tapabocas para pedir a grito herido la salida inmediata del pobre Juan.

Aunque son las paradojas del fútbol, no se puede entender el campo del odio o de la animadversión que está rodeando a uno de los protagonistas de nuestro torneo profesional.

Personalmente no conozco al señor Cruz Real ni pretendo hacer una defensa de sus actuaciones, pero sí quiero expresar ahora mi nueva sorpresa al constatar la campaña oprobiosa que se ha emprendido en contra del estratega, en la que no han faltado algunos medios de comunicación que hacen encuestas y propalan noticias que buscan desestabilizarlo aún más, sin un mínimo de respeto a quien ayer no más, levantaba muy orgulloso el trofeo de campeón con la tela escarlata.

Lo peor es que no es una conducta que afecte solamente al entrenador del América; es algo que sucede con casi todos los que tienen alguna responsabilidad dentro del fútbol profesional. Se ha vuelto costumbre callar en el triunfo y retirarse a las sombras para esperar la derrota y caer con todo; es aquí donde se mengua la condición de verdadero hincha o seguidor de una escuadra.

Desde luego existe un espacio para la crítica bien intencionada, para la que tiene como fin exclusivo el corregir, mejorar un rendimiento personal o colectivo, pero no como se hace en este y muchos casos, cuando se calla en el momento de la victoria, inclusive con la desfachatez de celebrar en la parte más alta del coche de ese logro, para retirarse luego a la espera de la caída para arreciar en la arremetida despiadada en contra de quien ha tenido la desgracia de caer en mitad de la sartén donde se cocina el odio.

Sí, son paradojas del fútbol, pero me resisto a aceptarlas porque en ellas se adivinan personajes de mala leche que nunca han realizado algo de provecho para el equipo que dicen defender.

Hoy no escribo del Deportes Quindío porque como ya lo he expresado en ocasión anterior, el equipo actual no me gusta; no lo veo con un funcionamiento claro, falta talento creativo y la finalización es muy escasa; por eso no digo más; sería llover sobre mojado.

COLETILLA: Con el bueno de Evelio Ocampo Zapata, en un sepelio, nos pusimos la tarea de hacer una reunión con los hombres veteranos de la radio quindiana, "porque en una de esas, hermano, nos llega la pelona y nunca nos juntamos". La hicimos en diciembre del 19 y esa reunión nos da el ligero consuelo de que por lo menos pudimos decirnos, cara a cara, cuanto nos apreciamos.

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