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Columnistas  |  05 marzo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Darío Tobón Montoya

AYER Y HOY AL COMPÁS DEL TANGO

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Darío Tobón Montoya

El travestismo en el tango

Por Darío Tobón Montoya

Para mis sobrinas Dora Consuelo Benítez y Gilma de los Ríos.

Finalizando el siglo XIX aparecieron los 5 primeros tangos – tangos, es decir, con la escritura actual. Fueron tangos pentagramados, para piano. El inicial de 1894 -95 es “El Talar”, de Prudencio Aragón. Lo siguió “El entrerriano” del pianista de color Rosendo Mendizábal de 1897. A continuación, se escribió “Don Juan” en 1898 del violinista Ernesto “El Pibe” Ponzio. En 1899 apareció “El sargento Cabral” del pianista uruguayo Manuel Campoamor. Y cierra la lista, el tango del flautista Luis Teisseire “La Nación” de 1900.

Tenemos ya los tangos precursores que fueron instrumentales, pero faltaban los cantados que aparecieron a partir de 1903: los iniciales “El Porteñito” y “El Choclo” con letra y música de Ángel Villoldo, “El Padre del Tango”.

Consecuentemente debían aparecer los intérpretes vocales. Fueron solo dos hombres Villoldo y Alfredo Gobbi (padre) y siete mujeres. De ellas las primeras que se vistieron de varón fueron Pepita Avellaneda y Linda Thelma. Las otras son: Dorita Miramar, Paquita Escribano, Andrée Vivianne, la primera mujer que grabó tangos; Lola Candales, la actriz que en 1905 inspiró el famosísimo tango “La Morocha”. Y Flora Rodríguez de Gobbi esposa de Alfredo, la primera que grabó “La Morocha” en 1907.

Hay una pregunta inevitable: ¿de dónde salieron tantas mujeres en el puro, incipiente, inicio del tango? La respuesta: surgieron de los escenarios. Actuaban en pequeñas obras teatrales.

En la década de 1890 a 1900 en la Avenida de Mayo de Buenos Aires hubo inmenso auge del genero musical español. Se cantaban cuplés, habaneras y tanguillos andaluces. Varias de ellas, sin ser estrellas hicieron allí su escuela. Estas voces femeninas seguían el patrón español de las cupletistas o tonadilleras madrileñas, sopranos de voces agudas que no presumían de su arte. Por alguna razón, que no conozco, aparecieron dos líneas cantables: el de la fémina romántica como lo fue Libertad Lamarque y la otra, el de ocultamiento sexual de la mujer y para ello se viste de hombre, como compadre o como gaucho. Con este atuendo la mujer se sentía más segura entre el público varonil, que aceptaba sin reparos el artifugio. Evidentemente con este acto se producía una claudicación femenina, pero era una manera de ingresar en ese mundo varonil y muchas veces machista del tango, francamente predominante.

Para entrar en materia traigo el ejemplo de tres figuras femeninas, que mis lectoras van a admirar después de esta crónica: se trata de Paquita Bernardo, Azucena Maizani y María Luisa Carnelli.

Paquita Bernardo

PAQUITA BERNARDO

Con dulzura, suavidad y haciéndose la sumisa, movió la estantería. De padres españoles aficionados a la música y con dos hermanos instrumentistas de orquesta, se metió al mundo del tango. Vivió solo 25 años desde 1900 hasta 1925.

En su infancia estaba estudiando violín cuando José Servidio (gran bandoneonista y compositor del tango “El Bulín de la Calle Ayacucho”) la entusiasmó con el fueye. Paquita fue a su casa a contar acerca de su nueva afición musical y un hermano le dijo: eso no puede ser contigo: Para tocar el bandoneón hay que estar abriendo y cerrando las piernas. Paquita sonrió y le dijo: le tengo la solución. Entró a su alcoba y salió con una falda negra, ancha y larga hasta los tobillos! Poniendo el instrumento en sus rodillas, les dio la lección de recato que esperaban.

A sus 21 años formó orquesta típica “El Sexteto Paquita” que ella, tocando el bandoneón, dirigía. Fue el primer caso en la historia del tango que una mujer tocara bandoneón y dirigiera una orquesta. En ese conjunto se iniciaron dos inmensas figuras de la música ciudadana, cada uno en sus 17 años de edad: Osvaldo Pugliese y Elvino Vardaro.

Paquita en sus presentaciones públicas nunca usó pantalones, pero hizo un semitrasvestismo usando camisa de hombre con corbata. Varios autores hablan de travestismo completo.

AZUCENA MAIZANI

AZUCENA MAIZANI

El prototipo de travestismo masculino completo lo realizó Azucena Maizani.

La película “Tango” de 1933, la primera del cine argentino con sonido incluido, se inicia con una imagen de Azucena vestida de compadre, con funyi (sombrero) gris, saco oscuro cruzado, lengue (pañuelo ancho) al cuello y pantalón largo a rayas. Con este vestir desfilarían muchas de las cantantes de los años 20.

Repito, este artificio era la llave que la mujer utilizaba para ingresar al mundo machista del tango.

La vida de Azucena Maizani, la que sustituyó los trinos cupletistas de las vocalistas de la alborada del tango, por el real acento tanguero que hoy impera en la canción porteña, será motivo de una crónica completa en próxima ocasión.

María Luis Carnelli

MARIA LUISA CARNELLI

Si hoy no estuviera controvirtiendo el machismo en el tango, diría que María Luisa fue toda una macha. Diremos, mejor, que fue suprema hembra.

De rara inteligencia, poeta, letrista de tangos. Nació en 1898 y murió en 1987. Independiente, trasgresora e izquierdista en época que parecía imposible serlo. De 22 años escribió su primer libro de poemas.

En cuanto a las letras de tango ella dijo: “Yo fui de familia burguesa a quien le resultaba incongruente escribir tangos lunfardos. Mi padre nunca lo supo. El no quería que yo fuera muy libre”. Y así fue como sus letras de tango aparecieron como de la autoría de Luis Mario (su único hijo) o como de Mario Castro.

Sus poemas tangueros poseen sobrada calidad. El titulado “Se Va la Vida” fue uno de los 3 más populares en Argentina y España a principios de los 30.

Se separó de su marido cuando ya le estorbaba y con el gran escritor popular González Tuñón tuvo feliz relación sentimental.

El caso de la Carnelli es un magnífico ejemplo de travestismo intelectual con toque de ternura al incluir a su hijo en la trampa.

La cantante uruguaya Rosa Vidal de la guardia vieja entonaba tangos vestida de hombre.

Hubo un curioso caso de travestismo al revés de lo que venimos contando. En 1913 comenzó a presentarse como “Mirko” Fernando Torres. Cantaba tangos y cuplés “como bella e insinuante dama de la noche”. Sus tangos favoritos eran “Maldito Tango” de 1917 y “Loca” de 1922. Al terminar el espectáculo se quitaba la peluca y abandonaba el escenario despojándose de sus prendas femeninas.

Pero las cosas fueron cambiando. A partir de los 30 Sofía Bozán y Tita Merello con todo desparpajo, en sus actuaciones se burlaban de los hombres y de ellas mismas.

Y se llega al siglo XXI: en el año 2018 se inicia el movimiento TANGO HEMBRA oponente al tipo Macho.

Un policía que apodaban Zarpazo, por décadas maltrató física y mentalmente a su esposa y ella, en acto de autodefensa, le dio muerte. Ello originó un juicio largo y muy publicitado que movilizó las mujeres argentinas en favor de la acusada. Que terminó siendo liberada tras un año de confinamiento.

Este movimiento lo fundó la cantante, compositora y abogada penalista Marisa Vázquez. Ellas dicen: el tango es machista porque es parte de nuestra cultura, refleja lo que pasa en nuestra sociedad. Nuestro movimiento está en contra de los tangos machistas. Busca que se excluyan de la reproducción en todos los medios, esas letras, que las cancionistas de antaño interpretaban vestidas de hombre.

Armenia, marzo 5 de 2021

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